Retransmisión de la eucaristía. Puertas al campo
Comencé a retransmitir la misa por las redes sociales, en concreto por mi canal personal de Facebook con motivo de la pandemia, sin más medios técnicos que mi teléfono móvil y la cobertura 3G de mis pueblos. Evidentemente sin pueblo. Ahora retransmitimos la misa desde la parroquia de Piñuécar cada domingo a las 12 de la mañana. Es la misa parroquial y la siguen en directo por las redes en torno a sesenta personas. Eso sí, posteriormente aumentan bastante las visualizaciones. En este momento la misa del primer domingo de adviento se acerca a las 400. La razón está en que algunas personas aunque van a su misa parroquial luego ven la de Piñuécar por la homilía o por lo que sea, o se trata de personas que durante el dia no pudieron seguir la santa misa y la ven en otro momento.
Lo que hace un servidor se hace hoy en cientos, miles de parroquias.
Acabo de leer las orientaciones de la conferencia episcopal española para estas celebraciones. No salgo de mi asombro.

En los pueblos, al menos en algunos, y desde luego en Braojos, tenemos nuestras costumbres, tradiciones o manías que son nuestras, y no pienso entrar en si tienen más o menos sentido, acierto, razón de ser o base de cualquier tipo. Tampoco busquen tres pies al gato, aquí todos son de cuatro, salvo la “Morita” que se dejó una patita en un mal cepo.
No soy de muchas reuniones, pero ayer acudí a Madrid a un encuentro de sacerdotes que comenzamos con un retiro que impartió el cardenal arzobispo, D. José Cobo. Siempre he sostenido que D. José es muy buen comunicador y que sabe llegar a la gente. También a los sacerdotes, y les aseguro que no somos un público fácil.





