Menos sustancia que cáscara de avellana
Si es que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Pero bueno, hay gente que sigue empeñada en demostrar la posibilidad y conveniencia de la cuadratura del círculo. No seré yo quien les quite la ilusión y el entretenimiento.
Pues hete aquí que reuniose la comisión permanente de la conferencia episcopal española. Si no me fallan mis cuentas, veintiséis miembros. Evidentemente distintos, diversos. Muy distintos. Con visiones abiertamente contrapuestas me atrevo a decir en algunos asuntos, porque todos hemos leido que los curas de Leon con su obispo al frente están felices de dar bendiciones a parejas homosexuales, tanto que hasta los hay que lo anuncian en sus propias redes sociales, mientras que basta pasar el puerto de Pajares para encontrarte con que el arzobispo de Oviedo que dice que lo de la Fiducia rien de rien. Podríamos hacer un análisis más detallado para constatar sin demasiado esfuerzo que las discrepancias entre sus eminencias y excelencias existen y punto.


Dicen que ya no se habla de sexo en las homilías. Será en algunas, porque este pasado domingo servidor se permitió el lujo de centrarse en la segunda lectura de la liturgia y hablar de sexo, abusos, celibato, castidad y virginidad. Rarezas de uno.
Cada vez que me llega un cartel a la parroquia o lo veo en redes sociales, me echo a temblar, porque lo primero que suelo observar es el terror a salirnos de lo politicamente correcto. Ya saben, lo fundamental es que los no creyentes, los anti católicos, no se sientan molestos. A partir de ahí, nos llegan unas cositas que ni sí, ni no, sino todo lo contrario, que en ocasiones se limitan a un mensaje buenecito estándar, no católico por supuesto, cuando no en un guiño de complacencia hacia los que nos van a señalar, y no para bien, en cualquier caso.
Lo de tener o no tener fe es cosa íntima de cada uno que solo Dios sabe. Lo recordamos en el canon romano: “





