Información religiosa hoy: no pretendamos poner puertas al campo
Anda que no han cambiado las cosas en pocos años. La relación de la Iglesia con la prensa era básicamente a través de sus propias oficinas y sus medios oficiales de comunicación. Los llamados medios generalistas tenían su sección de información religiosa y, desde luego, desde la amabilidad y el respeto. Muy difícilmente la prensa podía dar disgustos salvo alguna publicación muy ideologizada que, generalmente, andaba justa de lectores. Digamos que todo estaba básicamente bajo control, entre otras cosas porque se contaba, al menos tácitamente, con el apoyo de los poderes públicos.

Las palabras no solo no son neutras, sino que marcan realmente lo que uno quiere y pretende. Leía hace unos días que por San Antón tienen un voluntario muy especial que es Cándido Méndez, secretario general que fue del sindicato UGT. No me parce ni bien ni mal sino todo lo contrario. No voy a entrar por ahí.
No se me asusten. Es que me paso unos días sin escribir y ya se me ponen en guardia. Cosa curiosa, cómo andaremos que aquí un cura deja de escribir apenas unos días y ya está el personal pensando en represalias, prohibiciones y misericordia. No me sean mal pensados.
En una ocasión ya hablaron de esto nada menos que Rafaela y Joaquina. Hay gente buena, como Joaquina, qué digo buena, buenísima, solidarísima, caritativísima, constructora de puentes y acueductos, en salida y misericodiosísima. Gente que ve una patera y se deshace en llanto y golpes de pecho.
Como confesor y como penitente me sé muy bien eso de que “siempre caigo en lo mismo”, cada cual en lo suyo. Es lo que suelo llamar la “chinita en el zapato” que tenemos cada cual.





