Información religiosa hoy: no pretendamos poner puertas al campo
Anda que no han cambiado las cosas en pocos años. La relación de la Iglesia con la prensa era básicamente a través de sus propias oficinas y sus medios oficiales de comunicación. Los llamados medios generalistas tenían su sección de información religiosa y, desde luego, desde la amabilidad y el respeto. Muy difícilmente la prensa podía dar disgustos salvo alguna publicación muy ideologizada que, generalmente, andaba justa de lectores. Digamos que todo estaba básicamente bajo control, entre otras cosas porque se contaba, al menos tácitamente, con el apoyo de los poderes públicos.
Hoy han cambiado mucho las cosas. Siguen igual en cuanto a oficinas de prensa y medios propios, pero el resto ha dado un cambio radical. ¿En qué consiste? Se me ocurren varias cosas:
La primera, evidentemente, la aparición de los medios digitales. Hoy las noticias no es que corran, es que vuelan y no hay forma de mantener bajo control nada de nada. La más mínima noticia corre a la velocidad de la luz y además con soporte de audio, video e imagen. Se siguen acogiendo los comunicados y las nuevas oficiales, y se hacen eco de lo que la gente encuentra por ahí, y es mucho.
Se ha perdido ese respeto clásico a la institución, así como el apoyo de los poderes públicos. La gente está deseando conocer los entresijos eclesiales, parte por morbo, parte porque se sienten creyentes y quieren conocer lo mejor posible su Iglesia en lo bueno y en lo malo. Sumamos a todo esto el hecho de que hay gente que a los católicos “nos tiene ganas” y que no pierden ocasión de sacudir a la mínima oportunidad.
Tengo la impresión de que no acabamos de asumir todo esto. Aún en el fondo pretendemos controlar lo que se pueda publicar de la Iglesia y de los eclesiásticos, y eso es querer poner puertas al campo. Hoy no hay quien controle la información. Todo se sabe, o casi todo.
La fuente de las noticias las más de las veces está en las mismas curias, en los altos despachos. Hoy todo es tan fácil como hacer una foto con el móvil de un documento y hacerlo llegar a un periodista amigo, grabar una aparentemente banal tertulia y enviar un corte de audio, fotografiar un encuentro o recibir una copia de un aparentemente secretísimo documento.
Obispos, vicarios, sacerdotes se preguntan muchas veces cómo es posible que de esto se hayan enterado los medios digitales. Lo tienen fácil. Busquen en sus curias, en sus más estrechos colaboradores, que son los que tienen más acceso a la información. Cuántos hay que aparentemente están encantados en su despacho y que sueltan su amargura y sus supuestas frustraciones filtrando lo que no deben.
Y no conviene para nada subestimar la capacidad de discurrir y razonar de los mismos periodistas. Si han dicho esto y luego ha pasado esto… es que claramente en el fondo…
Nos encanta que la prensa se haga eco de todas nuestras bondades, y para eso sacamos notas de prensa, llamamos a periodistas amigos y removemos Roma con Santiago para salir donde sea. El problema es que la prensa se hace eco de estas bondades y de otras no tan santas que no contamos pero que se enteran de ellas. Se siente. Hoy ya no es posible controlar los medios.
La única forma de no llevarnos disgustos no es la discreción, que eso ya no sirve, sino hacer las cosas bien y con muchísima mesura, sabiendo que lo más mínimo no mañana, sino en un minuto, puede ser portada en cualquier sitio. Ya podemos tener cuidado. Todos.
15 comentarios
Me pregunto, D.Jorge, si el Papa con sus "charletas" informales con los periodistas en los aviones no ha contribuído a hacer desaparecer todo respeto y precaución antes de publicar cualquier noticia que implique a la Iglesia de manera directa o indirecta.
Y desde luego que la mejor manera de que no se publique basura que sea verdad contra nosotros es ser y mantenernos irreprochables.
Tampoco te da pie a ser un "sacerdote libre". Si no que te tienes a moldar a lo que piensa la sociedad que en muchos casos en contraria a la doctrina y la moral de la Iglesia.
Rezamos por usted.
Y si eso no da pie a ser un "sacerdote libre"... ¿qué es para usted "ser libre"? En la Iglesia estamos perdiendo la parresía, porque estamos demasiado pendientes de lo que piensan y dicen los demás y así estamos cavando nuestra propia tumba. Tenemos la única verdad, que precisamente es la que menos se escucha: KRYSTOS KYRIOS. Esta verdad, que llevó a tantos cristianos incluso a la muerte, es la que estamos obviando en la Iglesia y en gran parte por eso estamos perdiendo todo nuestro atractivo.
Hace tiempo en una confesión me mostraba triste por los escándalos que empezaba a publicar la prensa sobre algunos consagrados, a lo que el confesor me dijo: "¡Y porque no sabes muchas cosas...! " No me atreví a preguntar qué cosas eran las que yo ignoraba porque estaba segura de que no me las iba a decir. De lo cual deduzco que siendo verdad que hoy en día es muy difícil ocultar los hechos que se producen, sigue habiendo otros muchos que desconocemos. No sé si por nuestro propio bien, o no.
Lo demás se ha vuelto incontrolable.
Y luego, abrir la boca en público sólo lo estrictamente necesario.
Y conectando la lengua al cerebro antes de abrir la boca. Que no siempre se hace.
Por caridad no podemos acusar a nadie, pero más caridad es dar buen consejo y corregir al que yerra y más al que su pecado no es en su intimidad, sino que daña a toda la iglesia y la enferma.
La iglesia que debe ser un faro de luz que guíe al mundo hacia Dios, no puede ser un cementerio de sepulcros blanqueados, ni un almacén lleno de cubos de basura. La iglesia descuida que como hombres de Cristo, tienen el mandato de vivir la verdad para ser santa. Si esto no se hace a muerte que lo dejen y Dios dirá.
Lo escandaloso es que traicione a Cristo más que Judas, que cuando vio lo que había hecho pensó que no merecía vivir. No hay que ahorcarse sino volverse a Dios. Pues no, no piensan ni corrigen sus fallos, están encantados con sus sedes, prebendas, poder. ¿Miramos a los ojos a Cristo y vemos cuanto le duelen nuestras traiciones?
De estos barros estos lodos, y hoy en día la secularización y la ideologización nos han llevado a este panorama. Es totalmente normal ver en un periódico serio llamar a personas de doctrina y práctica seria y ortodoxa "ultraconservadores", "extremistas", "fanáticos"... como si no se tratara de personas que se limitan a seguir la Biblia y la Tradición de la Iglesia. Es una tontería decir que la cismática Hermandad de San Pío X está en las mismas coordenadas que la CEE.
Recuerdo cuando Francisco llegó al pontificado, y comenzó una serie de relevos en la CEE: Rouco se jubiló de Madrid y la presidencia en la CEE, Osoro vino a Madrid, Cañizares le sustituyó en Valencia y Blázquez se unió para hacer una especie de "triunvirato". Entonces "El País" salió al paso publicando un vergonzoso artículo en su dominical hablando de una supuesta lucha a muerte entre "progres" o "moderados" y "ultraconservadores" en la CEE. Un bizarro esperpento que la mayoría de lectores se tragaría porque casi nadie hoy en día está apropiadamente informado de cómo funciona la Iglesia en nuestra nación.
Más transparencia, menos servilismo. Más unidad en la ortodoxia, menos ideología.
Gracias
No soy lector asiduo y solo la he visitado unas pocas veces. Probablemente no la haya visitado desde hace 2 años. En cada ocasión, el contenido y los titulares me parecieron "oficialistas" y ajenos a cualquier tipo de crítica. También permanecían ajenos a cualquier clase de tema polémico dentro o fuera de la Iglesia, aparte de las uniones de personas del mismo sexo, o el aborto.
Me sorprende que haya publicado un artículo así. No era la propio, al menos hasta hace poco.
Ave María, gratia plena...
No, por muy dura que parezca la verdad , si aspiramos a vivir con Cristo y Él es la Verdad , no debe de acallarse. Asumamos el mal causado, porque si hay verdadero arrepentimiento, Dios que es el que nos debe importar, ¿o no?, perdona y nosotros como hijos suyos, también debemos hacerlo. ¡Ojo! que no se trata de perdón y hasta la próxima que lo vuelva a hacer.
Entendiendo que nadie, insisto, nadie, debe vivir y estar por encima de los demás, prevaliéndose de la prudencia y la bondad, que no buenismo de los otros.
Respecto a los "nuevos inquisidores" deben atarse los machos también , pues el que reprende no debe tener vicios ninguno. Es fácil destruir la buena fama, el buen nombre,el honor (¡qué cosas más rancias dice uno!) de las personas. De las malas lenguas ¡líbranos Señor!. Sabemos que el maligno se vale de sutilezas , de medias palabras que quieren decir algo, sin decir nada, pero diciéndolo todo, del dejar caer determinadas cosas que no son verdad, pero lo aparentan, para "robar el alma" y la propia condición humana, convirtiéndonos en bestias sin ningún sentido propio, dependientes del interés de otro, que sólo busca el mal por el mal.
Es tan fácil caer en el pecado, pues parece que el poner a otros a caer de un burro, sin mirarnos a nosotros mismos, es parte del deporte nacional de la envidia. Así lo podemos observar con el alegrón que aparentemente nos da cuando el otro, al que consideramos arrogante, malvado y despreciable, cae a lo más bajo. Cuando soltamos aquello del "Ves, ya te lo decía yo..." y así satisfacemos un ego que supera incluso ese mal que vemos en el otro, de esta forma vamos labrando nuestra propia condena ante Dios.
Que el Señor nos perdone ante nuestras flaquezas, que el Espíritu Santo nos ilumine a todos en nuestras vidas, que la Santísima Virgen nos ayude a no caer ante las tentaciones, y que San José nos guíe en nuestro camino al cielo.
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