Rafaela no quiso ir a la Plaza de España
Madrid más bien poco. Pero si hace la primera comunión un re-sobrino, y encima es ahijado, pues no queda otro remedio. Así que el viernes por la tarde, autobús y a los madriles. Afortunadamente tiene unos sobrinos acogedores y mejor que andar a carreras “te vienes el viernes, celebramos la primera comunión tranquilamente el sábado, y te puedes volver el domingo sin prisas”. Bueno, pues no estaba mal el plan.
Todo como estaba previsto. Dormir en casa de los sobrinos el viernes, primera comunión el sábado (que por cierto no estuvo mal), comida con la familia y volver a casa a última hora de la tarde.
El domingo, desayunando, tomó la palabra el sobrino: “Que digo, tía, que he pensado que nos vamos a ir a la Plaza de España, que están recogiendo alimentos para los pobres y así aportamos algo nosotros. Ahora, de que desayunemos, nos acercamos ahí a los chinos, que no cierran, compramos unos kilos de algo y nos vamos con el niño. Total, en el metro no tardamos nada, porque ir con el coche será un problema”.