Antes muertas que de hinojos
 No acabo de explicarme la aversión que en los colectivos eclesiales más progresistas produce el gesto de arrodillarse en la liturgia. Me dicen que en alguna ocasión un discípulo del siempre admirado Higinio Fernández (hay quien sostiene que el propio Higinio en persona) explicó en un retiro ofrecido a las reverendas gundisalvas, y al que acudieron también los padres misericordinos, que eso de arrodillarse era propio de esclavos, y que como los bautizados somos hijos, pues que se arrodillen los otros.
No acabo de explicarme la aversión que en los colectivos eclesiales más progresistas produce el gesto de arrodillarse en la liturgia. Me dicen que en alguna ocasión un discípulo del siempre admirado Higinio Fernández (hay quien sostiene que el propio Higinio en persona) explicó en un retiro ofrecido a las reverendas gundisalvas, y al que acudieron también los padres misericordinos, que eso de arrodillarse era propio de esclavos, y que como los bautizados somos hijos, pues que se arrodillen los otros.
Tal entusiasmo suscitó el sensacional hallazgo, que a la primera sorpresa siguieron las lágrimas de emoción, a las lágrimas el arrobamiento espiritual y al arrobamiento un aplauso atronador mientras se coreaba entre palmas el nombre de Higinio, sensacional descubridor de horizontes jamás intuidos.

 Si. Hoy. Treinta y siete años desde el día de mi ordenación sacerdotal. De ellos, casi treinta ejerciendo como cura párroco. La verdad es que cuanto más lo pienso, más me espanta el oficio. Los sacerdotes nos podemos dedicar a mil cosas dependiendo de lo que nos pida nuestro obispo. Lo de ser cura párroco es una tarea a la vez emocionante y de enorme responsabilidad.
Si. Hoy. Treinta y siete años desde el día de mi ordenación sacerdotal. De ellos, casi treinta ejerciendo como cura párroco. La verdad es que cuanto más lo pienso, más me espanta el oficio. Los sacerdotes nos podemos dedicar a mil cosas dependiendo de lo que nos pida nuestro obispo. Lo de ser cura párroco es una tarea a la vez emocionante y de enorme responsabilidad.   ¡Vaya mezcolanza, padre! Pos sí, que me ha dado por ahí, ya saben. Cosas mías.
¡Vaya mezcolanza, padre! Pos sí, que me ha dado por ahí, ya saben. Cosas mías. Me quedo en lo de perplejidades porque mañana es nochebuena y uno siente algo de calorcito navideño, porque en vez de perplejidades podrían colocarse palabras más gordas.
Me quedo en lo de perplejidades porque mañana es nochebuena y uno siente algo de calorcito navideño, porque en vez de perplejidades podrían colocarse palabras más gordas. Algunos feligreses, tanto reales como virtuales, me hablan de
Algunos feligreses, tanto reales como virtuales, me hablan de  
        