Sostenella y no enmendalla
Una lectora del libro de Rafaela me hizo una pregunta hace algunos días. Partía de que estaba completamente de acuerdo con el diagnóstico que hace Rafaela de la situación de nuestra Iglesia. La pregunta era esta: “¿y qué se puede hacer”. Intento responder aquí para ella y para todos, por si acaso mi reflexión pudiera servir de algo.
Creo que después de la experiencia de estos últimos cuarenta o cincuenta años si algo debemos tener claro, y vistos los frutos, es qué cosas no debemos seguir haciendo.


Sorprendida se quedó Rafaela al ver a los Heraldos del Evangelio en la tele. Sorprendida, sobre todo, porque escuchó cosas raras y no le entraban en sus esquemas. Así que llamadita a un servidor:
Ayer me acordé de ella. Qué cosas. De la suegra, de la mujer y de los amigos de buena voluntad que tuviera en Cafarnaum. Me extrañaría que se estuvieran calladitos ante las ocurrencias de Pedro el pescador.