El bochornoso espectáculo de la Macarena
Porque no se puede denominar de otra manera. Fue algo indignante y bochornoso. Los demás adjetivos, ustedes mismos.
Vergonzoso desde el gobierno de la nación. Me acordaba de una anécdota de los años sesenta. Contaban que llegaron a la madrileña estación de Atocha un torero de postín y su cuadrilla que viajaban a Sevilla. La máquina de vapor echaba humo con abundancia y rugía que daba miedo en demostración de potencia. Un banderillero se acercó a la máquina y le dijo: “esos … los quiero yo en Despeñaperros".
Pues sí, esos … del gobierno los queríamos haber visto todos en vida de Franco. Casi cincuenta años después de su muerte ya no tiene gracia ni mérito.