Los obispos catalanes deciden adelantar el suicidio
Me temo que los señores obispos de la autodenominada Conferencia Episcopal Tarraconense -no reconocida como tal por la Santa Sede-, acaban de pegar un doble salto mortal de funestas consecuencias. Por más que nos quieran hacer tragar que su nota en realidad no dice nada, todo el mundo ha entendido lo mismo, que los obispos catalanes se posicionan claramente a favor del indulto de los políticos presos.
Un punto de no retorno. Un hasta aquí hemos llegado que está llevando a muchísimos fieles a replantearse su lugar en la Iglesia y su forma de expresar su sentir de estar lejos de estos planteamientos.

Contaron los medios, hace días, que el papa Francisco, en una visita al Dicasterio para la comunicación, se hacía esta pregunta: “¿cuántos escuchan la Radio, y cuántos leen L’Osservatore Romano?”. Santidad, así entre nosotros, nadie.
Entender un poco de economía hasta Rafaela, porque la economía mundial es la doméstica, pero a lo bruto. Es igual, de vez en cuando aparecen cantamañanas dispuestos a reivindicar la cuadratura del círculo económico. Recuerden aquella famosa idea de Eduardo Garzón, hermano del ministro Alberto Garzón, y supuestamente economista, que nos ofreció gratis la idea de imprimir billetes sin limites para que nadie pasara necesidad.
Con motivo del tristísimo suceso de las dos hermanitas asesinadas por su padre, la sin par ministra de “igual da”, Irene Montero, se nos ha descolgado con un “aquí necesitamos una justicia feminista”. Ya sé que esto no es para nada un blog de política, pero miren por dónde la última chorrada de doña Irene me va a servir para hacer algunas reflexiones.
El quinto mandamiento de la santa madre Iglesia hoy está formulado como “ayudar a la Iglesia en sus necesidades”. Otra era su formulación clásica: “El quinto, pagar diezmos y primicias a la Iglesia de Dios”. De esto vivían la Iglesia y el clero a ella dedicado.