Letanías inclusivas. Sugerencias de Rafaela
Buena tengo a Rafaela. Me dice que acaba de quedarse sin madre.
- Rafaela, mujer, si mal no recuerdo, yo celebré el funeral y el entierro de tu madre hará más de treinta años. ¿Cómo que te acabas de quedar sin madre?
- Porque acabo de escuchar que, según la ministra Montero, en lugar de madre ahora lo que tengo en el cementerio es un progenitor gestante. Así que en vez de pedirte misas por mi madre te las pediré por mi progenitor gestante, que aquí cualquier día digo madre y me multan.
- No será para tanto…
- Será.

Hace años, un amigo, hablando de un cardenal de cuyo nombre no quiero acordarme, decía: “eso no es un cardenal, es un hematoma". Pero no quiero hablar de esos hematomas, sino de los habituales, es decir, de los que podemos considerar contusiones o magulladuras.
Es que uno va de susto en susto y tiro porque me toca.
Un buen amigo me acaba de hacer llegar la
Sé que no es fácil reconocer un fracaso de años y años, pero es lo que hay. Estrepitoso el de las misas de niños, con niños, de familias, con familias, de catequesis o de lo que quieran. Pobre parroquia la que no tuviera algo así como expresión de la pastoral de infancia más adecuada. Desde los años setenta, es decir, desde hace cincuenta años, andamos en estas. Cualquier españolito medianamente corriente entre los treinta y los sesenta años anduvo en catequesis y en esas misas. Hoy la práctica religiosa en esas edades está bajo mínimos. Ni misa, ni boda, ni nada de nada. Cincuenta años.





