Conjuntivitis dogmática litúrgica moral
No se me asusten. Es que me paso unos días sin escribir y ya se me ponen en guardia. Cosa curiosa, cómo andaremos que aquí un cura deja de escribir apenas unos días y ya está el personal pensando en represalias, prohibiciones y misericordia. No me sean mal pensados.
Una semana con una conjuntivitis vírica de órdago a la grande que diría un castizo. Comencé por un ojo, se pasó al otro y han sido unos días con muchas molestias. No me apetecía especialmente escribir, y eso que se me ocurrían muchas cosas.
Por ejemplo, hablar de diálogo, palabra que hemos convertido en absoluta. Ya saben: aquí lo importante es dialogar. Pues no. Lo importante es que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad en Cristo. Los medios ya veremos si son predicación, diálogo, flagelación pública, levitaciones dominicales, misas divertidas o promoción del modo extraordinario. Medios. Pensar que Cristo se hizo hombre para que dialoguemos… qué quieren que les diga. Se me queda corto.

En una ocasión ya hablaron de esto nada menos que Rafaela y Joaquina. Hay gente buena, como Joaquina, qué digo buena, buenísima, solidarísima, caritativísima, constructora de puentes y acueductos, en salida y misericodiosísima. Gente que ve una patera y se deshace en llanto y golpes de pecho.
Como confesor y como penitente me sé muy bien eso de que “siempre caigo en lo mismo”, cada cual en lo suyo. Es lo que suelo llamar la “chinita en el zapato” que tenemos cada cual. 