No me queda más remedio que decir algo de lo del P. Aberasturi
Me es obligado. En su día mostré mi perplejidad por el año sabático de D. Custodio Ballester. Posteriormente me sentí en la necesidad de solidarizarme con D. Santiago Martín tras aquella nota del todo sorprendente.
Hace unos días nos ha ¿sorprendido? D. José Luis Aberasturi anunciando el cierre de su blog con el expresivo título ¡Ya me callo! Nada que decir si la decisión de cerrar el blog fura simplemente una decisión personal. Pero todos sabemos que no ha sido así. Alguien de por encima ha dado la orden y D. José Luis ha obedecido, lo que le honra.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que no permanece en mí no da fruto y va al fuego. Serio esto.
Hay que tener muchas narices para ponerse uno en jarras delante de toda la Iglesia y proclamar que vas a hacer con tu supuesta reflexión teológica exactamente lo que te dé la gana. Hay que tener todo muy bien colocado para sostener que nada hay absoluto, ser muy Pilatos para afirmar que no hay verdades per se y echar más valor que el Guerra (el torero, no Alfonso) para afirmar que yo soy a la vez teólogo, magisterio y auténtico intérprete de la voluntad de Dios y el evangelio en el tiempo de hoy. Y profeta. Sobre todo, profeta.





