De Dios a la solidaridad. Lo que enseñan los contadores de palabras

Dios molesta. Quizá en abstracto no demasiado, porque como dice un divertido personaje de una serie televisiva “algo tiene que haber, llámalo Dios, llámalo energía…” Además, en Dios cree mucha gente y la idea como tal no hace daño.
El problema está cuando concretamos a Dios en una religión, y especialmente en la católica, porque eso supone moral, liturgia y credo. Lo del credo no tiene mayor problema, es cosa de decir que te lo crees, sea o no sea. Más complica la vida la liturgia, porque rezar la gente dice que reza de paseo por el monte, aunque haga lustros que no pisan un camino rural. Otra cosa es comprometerte a ir a misa los domingos, pero eso hace tiempo que quedó resulto con la afirmación de que los que van son los peores.

Todo un bombazo la carta que han hecho pública hace unos días los cardenales Burke, Brandmuller, Cafarra y Meisner. Según cuentan ellos mismos, preocupados por la confusión que observan en el pueblo de Dios tras la publicación de “Amoris Laetitia”, se han dirigido al santo padre pidiendo aclaración para las cuestiones más controvertidas, especialmente el capítulo octavo de la exhortación apostólica. Tras dos meses de esperar respuesta en vano, decidieron trasladar la carta al pueblo de Dios.
Es mi impresión, y como tal lo cuento. Servidor, como toda persona de bien, acepta las sentencias judiciales y las acata, no como otros que cuando algo no les agrada salen a la calle y la arman. Pero una cosa es acatarlas y otra que todo me parezca perfecto. El último derecho que estoy dispuesto a perder es el del pataleo, aunque sea un pataleo pacífico.
Belén Santamaría es la hasta hoy, que sepamos, responsable de sensibilización de Cáritas Salamanca. Parece ser, según todas las informaciones, la responsable de decir no a la campaña que una asociación taurina de Salamanca quería hacer en favor de Cáritas, y que ha conseguido montar una tremenda polémica, cabrear al personal y que la gente del mundo del toro esté que echa las muelas. Y con ellos, muchos católicos.





