Un par de frases que me han hecho sonreír... y pensar
Un sacerdote anciano hablando de la economía de su parroquia tras la llegada del nuevo párroco con sus nuevos aires: “cada vez peor de dinero. Ya sabes, estos de la opción por los pobres salen carísimos”.
Una religiosa hablando de la nueva superiora: “no te lo vas a creer, pero estas superioras tan modernas, dialogantes y democráticas, luego no te dejan mover un florero sin que ellas lo digan".
Pues sí, llegó la superiora moderna, democrática, abierta y dialogante y para empezar introdujo en laudes y vísperas otros textos, otros himnos y símbolos que se le ocurrían, a pesar de tantas hermanas que decían que mejor lo de siempre. Todo el día fuera del convento entre reuniones, asambleas, cursos y convocatorias. Ha quitado del refectorio al crucificado para poner un cuadro que no se sabe demasiado bien qué representa.
Muy moderna… y también carísima…
Pero estas cosas yo creo que no pasan, serán exageraciones del pobre cura anciano y de unas monjas incapaces de comprender los nuevos tiempos.

Ni ustedes han venido a la asamblea de “Solidarios por el desarrollo”. Así comencé mi homilía ayer domingo. Un joven que va a ser enterrado. Cristo que se compadece y se muestra a favor de la vida, resucitando al hijo y devolviendo la alegría y la esperanza a la madre.
Me preguntan muchas veces por libros, publicaciones, cursos, encuentros, ocurrencias pastorales o pastoriles y demás eventos. Este mundo es una multiplicación de historias e historietas y uno no llega a abarcar tanta cosa a la que responder. Pero, claro, sea en Infocatólica, sea en la parroquia, la gente no calla: ¿sabes algo de este libro, que te parece la posibilidad de tal cosa, ese encuentro…?
Creo que servidor sería capaz de suscribir las grandilocuentes frases de prácticamente todo el mundo. No seré yo quien tenga nada que objetar a eso de “volver al evangelio”, “acoger a inmigrantes y refugiados”, “ser solidario con el débil” e incluso “discernir los signos de los tiempos”. Estoy completamente de acuerdo con todas esas frases.
Y de los gordos. Doscientas religiosas, muchas de ellas con títulos universitarios, y que en lugar de ejercer su profesión anterior para bien de la humanidad y de los pobres, que sería lo lógico, se dedican a la contemplación y alabanza del misterio de Cristo y a dar testimonio del gozo de abandonarse en las manos de Dios.





