Ahora lo de Carabanchel. Y encima, victimistas

Te dan dos collejas, te escupen, se acuerdan de tu padre, te tiran al suelo con una zancadilla traicionera, y, cuando estás derribado e indefenso, aún te sueltan una patada en la barriga y se te hacen pis encima. Evidentemente te quejas. Y entonces te acusan de victimista. Es la realidad de los ataques a la Iglesia y a los católicos desde hace algún tiempo.

¿Exageraciones? La última perla de estos gobiernos anticatólicos disfrazados con la piel de la tolerancia y la convivencia democrática la sido la de prohibir a un colegio religioso participar en la cabalgata de reyes de Carabanchel, en Madrid, alegando supuesta discriminación al ser un colegio que mantiene aulas diferenciadas para niños y niñas. La educación diferenciada es plenamente legal en España, tanto que hasta es subvencionada con fondos públicos sin problema alguno. Pues ya lo ven, fuera de la cabalgata de reyes. Eso sí, participará en la misma una carroza montada por las juventudes comunistas que, como todos sabemos, son paradigma de tolerancia, democracia, comprensión y buen rollito.

Una más. Una más tras la blasfema exposición de Pamplona, los actos vandálicos contra belenes en Pamplona, Valencia o El Berrueco (Madrid), los asaltos a iglesias como aquel que tuvo como una de sus protagonistas a la actual portavoz del ayuntamiento de Madrid -portacoz, dicen algunos- Rita Maestre. Se me vienen a la cabeza los varios asaltos promovidos por las “Femen” en la catedral de la Almudena, al cardenal Rouco Varela, o al camposanto de Paracuellos. Imágenes destrozadas, sacerdotes y religiosos insultados -yo mismo, sin ir más lejos- pintadas ofensivas. En Valencia han retirado subvenciones a Caritas e incluso al Banco de alimentos, mientras se aumentan a otras religiones y colectivos anticatólicos.

Huele ya la pelea por la titularidad de la catedral de Córdoba y el permanente ataque a todo lo religioso en una gran mayoría de los medios de comunicación. La lucha porque la iglesia pague el IBI cuando están exentos de ese impuesto tantos y tantos organismos y asociaciones. Intentos de quema de iglesias y capillas, exposiciones blasfemas, procesiones laicistas y tremendamente ofensivas, sin olvidar ahora aquellos ataques en la JMJ de Madrid a los peregrinos más débiles.

Lo de Carabanchel y la cabalgata de reyes es lo mismo. Al final entre echar a los católicos de las cabalgatas, meter a las juventudes comunistas, convertir a los reyes magos en reinas que dentro de nada serán reinonas carnavaleras, acabaremos convirtiendo la cabalgata de reyes en el carnaval de invierno.

Me quejo, claro que me quejo. Entonces me van a decir, hoy otra vez, que menos victimismo y que los católicos peores, y mucho peores. Y yo que me pensaba que los demócratas actuales eran tolerantes, ejemplo de convivencia, perdón, aceptación del otro y deseo de olvidar el pasado. Pues no. Ni mucho menos.

Venden tolerancia y convivencia, pero bajo el envoltorio de papel de regalo, con lazo y todo, aparecen otra vez los más rancios clichés de finales del s. XIX y principios del XX que se pensaban superados. Solo hay un producto en sus mochilas: abajo los católicos como sea… pero no por ser católicos, afirman cínicamente, sino porque queremos la convivencia, la tolerancia, la no discriminación. Pero ustedes, los de ese colegio católico y como tal evidentemente fascista, no pueden aparecer en NUESTRA cabalgata.

Estoy seguro que desde el arzobispado de Madrid algo se habrá dicho aprovechando la buena relación del señor arzobispo y la alcaldesa. Es más, no descarto que los buenos oficios de ambos hagan que el colegio Arenales finalmente participe en la cabalgata.

Al menos es lo que espero… ¿sentado?