La periodista Mamela Fiallo analiza la película Barbie como experimento de ingeniería social
La periodista Mamela Fiallo Flor compagina actualmente su labor como columnista con su actividad como profesora de lengua e historia.
Emprendió una campaña denominada Femenina Sí, feminista no. No la creó, solo la popularizó en español. Busca dejar en claro que estar contra el feminismo no es estar en contra de la mujer. Por el contrario, es defenderla, amar serla y sobre todo no antagonizar con el varón sino inspirarlo a ser el héroe que siempre ha sido y podría volver a ser. Tras ver Oppenheimer hizo un vídeo sobre el hecho que las bombas atómicas fueron arrojadas sobre la población católica de Japón y de paso habló sobre los milagros que allí sucedieron.
¿Se podría considerar Barbie una película woke?
Desde el principio, cuando aparecen las niñas destruyendo muñecas como símbolo de “liberación” contra la maternidad, el mensaje es claro. Barbie, según su retórica, le permite a la mujer “lo que ella quiera ser”. Sin embargo, se choca con la realidad y permite una crítica constructiva. Pero es innegable que cómo retrata al hombre es un incómodo para el espectador. Es una especie de “rebranding” del feminismo que permite a la mujer vestirse de rosado, ser femenina, mientras intenta compaginarlo con una ideología que lucha contra la naturaleza de la mujer. Es decir, busca diferenciarse del “feminismo radical” y se extiende a un público más amplio, desde la nostalgia del pasado (sobre todo de la niñez) para promocionar una ideología que se ha tornado cada vez más extremista y apologista de lo feo de una forma más digerible.
Por un lado parece una apología del feminismo, pero ¿considera que a la vez acaba siendo una parodia?
La película tiene elementos rescatables. Por un lado, muestra como algo natural que la mujer quiera ser cortejada y que el hombre ocupe un lugar de liderazgo. A la par, muestra cómo para imponer el feminismo es necesario adoctrinar a las mujeres, como sucede con las barbies. Sin embargo, es ineludible que la figura masculina, sobre todo representada por el único papá que aparece en la película, es ninguneado, nada menos que por su hija y esposa. Considero que la labor de Ken como personaje, y del actor que lo representa, expone desde la sátira al punto que ha llegado el feminismo y cómo causa rechazo en la sociedad. Pero hay un trasfondo que insiste en que es necesario.