San José Gregorio Hernández, modelo de médico entregado a sus pacientes y a los más pobres

Entrevistamos a Jonathan A. García Nieves, presidente de la Sociedad Apostólica Dr. José Gregorio Hernández, sobre la vida y legado del santo.
¿Por qué San José Gregorio Hernández es un modelo de santidad para los seglares?
Los laicos o seglares tenemos un rol y misión propios en la Iglesia y en el mundo. Así nos lo enseña muy claramente el Concilio Vaticano II; y sobre ello nos dejó un gran legado doctrinal San Juan Pablo II con su Exhortación Apostólica Postsinodal Christifideles Laici de 1988.
Los seglares o laicos hemos de ser luz del mundo y sal de la tierra; hemos de llevar la luz de Cristo hasta los confines de la sociedad; impregnando con el mensaje evangélico todos los ámbitos de la vida social: la familia, el trabajo, la política, la economía, la cultura; entre tantos otros aspectos de la vida temporal.
En el santoral de la Iglesia contamos con un tesoro inmenso y maravilloso, lleno de vidas al servicio de la gloria de Dios; con múltiples y muy variados carismas y modelos de santidad. Pero, por ahora, son realmente pocos los modelos de santidad laical. Hasta hace relativamente poco en la Historia de la Iglesia, los laicos, en nuestro esfuerzo por la santidad, sólo encontrábamos modelos de santidad en la vida sacerdotal y religiosa; teniendo, así, que adaptar dichos modelos a las particularidades de nuestra condición secular. Lo cual estaba bien; pero no era lo ideal, ya que el modelo a seguir algunas veces generaba cierto grado de confusión en la visión y actitud laical: una cosa es la vida sacerdotal y religiosa y otra es la vida laical. La santidad es una llamada universal; pero la respuesta es distinta según la vocación, rol y misión particular que corresponde a cada condición en el Pueblo de Dios.
Ahora, con figuras como Carlo Acutis: un joven laico italiano que alcanzó la santidad siendo y haciendo lo que correspondía a un joven de su edad; y como el Dr. José Gregorio Hernández: un médico, profesor universitario, académico y científico venezolano, que también alcanzó la santidad según correspondía a su vocación en el mundo; tenemos vidas ejemplares en el ejercicio de las virtudes humanas y cristianas por las que puede alcanzarse la santidad, no siendo otra cosa que “lo que somos”.
Llegó a decir alguna vez San Juan Pablo II que para los laicos “el reto es ser lo que somos”. Y, precisamente, lo que somos es eso: jóvenes, deportistas, estudiantes, trabajadores, profesionales, padres y madres de familia, etc.
¿Cómo San José Gregorio Hernández alcanzó la perfección cristiana?
Como laico, como nosotros: siendo buen amigo -incluso de quienes, abiertamente, contradecían sus convicciones de fe-; siendo buen alumno, buen catedrático, buen académico y científico; y también siendo un ciudadano ejemplar, ya que -además de sus ordinarias virtudes ciudadanas- no dudó en su deber de honrar la Patria cuando ésta así lo requirió para su defensa; demostrando con ello su plena conciencia de que honrar la Patria es parte del mandamiento de “Honrar padre y madre”, como bien lo enseña el magisterio de nuestra Santa Madre Iglesia.
San José Gregorio Hernández es un ejemplar modelo de santidad laical porque en su vida ordinaria practicó la caridad en grado excelso; socorriendo solícitamente a sus pacientes, muchísimas veces de manera gratuita; ayudándoles incluso con los medicamentos que él mismo les compraba en las farmacias; pero sobre todo acompañándolos amorosa y fraternalmente en la aflicción y en la enfermedad.
Con el Dr. José Gregorio Hernández, contamos con un santo cuya vida -ya desde tiempos preconciliares (finales del siglo XIX y principios del siglo XX)- nos ha legado un potente modelo de praxis de la santidad en el mundo; en perfecta armonía con ‘teoría’, esto es, con la Teología del Laicado desarrollada con detalles en tiempos posteriores a su muerte.
Por ello, la vida y obra de San José Gregorio Hernández Cisneros es un hermoso canto a la santidad laical; a esa santidad a la que estamos llamados todos los bautizados; esa posibilidad real de seguir y atender la llamada de Jesucristo en modo heroico, desde la condición de ciudadanos, de trabajadores, de estudiantes, de profesionales, colegas, amigos; simplemente impregnando el olor de Cristo en nuestras familias, en la sociedad, en nuestros centros de trabajo y de estudio. Cuando sus amigos, sus alumnos, sus colegas médicos, científicos y profesores, y muy especialmente sus pacientes veían a San José Gregorio Hernández, realmente veían la acción de Dios en sus vidas; porque él, con su palabras y obras, hacía presente a Jesucristo; de quien fue instrumento fiel hasta el último aliento de vida, cuando partió a la casa del Padre llevando en sus manos los medicamentos para uno de sus pacientes pobres a quien acababa de atender.
Por ello, la Iglesia universal lo exalta a los altares; proponiéndolo como ejemplar modelo de santidad para el laicado.
¿Qué supone para Venezuela que sea el primer santo de este país?
La canonización de San José Gregorio Hernández Cisneros es uno de los tres más grandes acontecimientos históricos de la Iglesia venezolana; ello junto a la llegada de los primeros misioneros españoles en 1498 y a la aparición de la Virgen de Coromoto en 1651; lo cual es mucho decir. Por ello, este acontecimiento es algo magno para la nación venezolana que, por ser ampliamente católica, se encuentra de manifiesto júbilo. Y es de destacar que este júbilo eclesial venezolano se amplía significativamente porque su canonización se produce junto con la otra primera santa venezolana, que es la madre Carmen Rendiles, fundadora de la congregación de las Siervas de Jesús.
¿Cómo es fuente de inspiración para médicos científicos y profesores?
La vida y obra de San José Gregorio Hernández es de gran inspiración para científicos, médicos y profesores universitarios. Para los científicos: porque él ha sido ejemplo de lo que dijera San Juan Pablo II en su encíclica Fides et Ratio sobre la fe y la razón: “La fe y la razón son como las dos alas con las que el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. El Dr. Hernández se encontró con la existencia divina en el ejercicio de la ciencia; fue testigo de la grandeza de Dios con ocasión de su investigación científica; haciendo del microscopio un instrumento para contemplar a Dios por la maravilla de su obra: por su creación. Y fruto de esa contemplación desarrolló una muy importante obra científica por la que llegó a ocupar un sillón como individuo de número de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela. Es decir, además de un hombre santo, fue un científico consagrado y de altísimo nivel intelectual.
El Dr. Hernández es también fuente de inspiración para los médicos porque ha sido uno de los más importantes profesionales de la historia de la medicina en Venezuela. Fue el gran impulsor de la medicina experimental; introduciendo el uso del microscopio y otros instrumentos para el diagnóstico y tratamiento; con lo cual modernizó el ejercicio de la medicina. Pero -sobre todo- el Dr. Hernández es fuente de inspiración para los médicos porque ha encarnado a plenitud la misión y vocación de estos profesionales; cumpliendo y predicando el juramento hipocrático de manera loable. Los médicos tienen en San José Gregorio Hernández lo que los juristas tenemos en Santo Tomás Moro.
Asimismo, el Dr. Hernández también es fuente de inspiración para los profesores universitarios, ya que fue docente de la Universidad Central de Venezuela, fundador de las cátedras de Histología, Fisiología Experimental y Bacteriología; siendo un profesor muy respetado y querido por sus alumnos, colegas docentes y autoridades universitarias. San José Gregorio Hernández fue ejemplo fiel de lo que luego la Ley de Universidades de Venezuela señalara como definición de universidad: “Artículo 1. La universidad es una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y alumnos en la búsqueda de la Verdad, y el afianzamiento de los valores trascendentales del hombre”. San José Gregorio Hernández buscó siempre la verdad, de manera apasionada; escribiendo libros de ciencias médicas, de filosofía y también algunos ensayos de naturaleza teológica. Siempre supo dar razones de su fe desde la ciencia; dejando claro que hay perfecta y total armonía entre la fe y la razón. Y por ello, en el ambiente universitario, siempre fue testigo y profeta de la Verdad que es Cristo; así como de la ‘huella’ de Dios-Padre en la creación.
¿Cómo fue su vida de piedad y ejemplaridad cristiana?
La vida de San José Gregorio Hernández fue también ejemplar en la piedad. Fue un laico de oración, asiduo a los sacramentos; de misa y comunión diaria. Se las ingeniaba para incluir sus actos de piedad a lo largo de su jornada laboral. Y, sin duda, de allí fue que alimentó su vida de gracia, sin la cual nadie puede alcanzar la santidad.
¿Cuáles fueron sus virtudes principales?
Tal como quedó evidenciado en su largo proceso de beatificación y canonización, con fundamento en sus escritos personales y las múltiples pruebas contenidas en el expediente de la causa, repleto de emocionantes testimonios; San José Gregorio Hernández practicó en grado heroico distintas virtudes humanas y cristianas; destacando entre ellas la caridad para con el prójimo, la profunda y sincera vida de piedad; la contemplación de Dios en su creación -particularmente en el cuerpo humano- y también en el prójimo, a quien -siguiendo el mandamiento divino- siempre amó como a sí mismo. También se caracterizó por la defensa de la fe en espacios intelectuales; haciendo de la apologética su apostolado en espacios académicos y ante personas ateas, muchas de las cuales llegaron a admirarle y ser sus grandes amigas.
¿Qué nos puede decir de su caridad con los pobres?
La caridad para con los pobres es quizás la virtud más conocida del Dr. José Gregorio Hernández. Él siempre contempló el rostro de Jesucristo en el prójimo más desvalido; corriéndole y amándole como a Cristo mismo. Tal como él mismo relataba a sus seres queridos y dejó plasmado en múltiples escritos, veía a Cristo presente en cada paciente (“De cierto, os digo que cuanto habéis hecho a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo habéis hecho”. Mt. 25:40); teniendo conciencia de que no solamente estaba cumplimiento el mandamiento de amar al prójimo, sino también aprovechando de amar a Dios en su imagen y semejanza patente en cada enfermo y necesitado. Por ello, nunca escatimó en esfuerzos; ni la hora ni el día ni los recursos económicos fueron óbice para darlo todo por Jesucristo a quien amaba y por quien se dejaba amar en cada paciente.
¿Qué otras facetas podemos destacar de su vida?
San José Gregorio Hernández, además de científico, académico, catedrático y médico; fue músico; tocaba algunos instrumentos. Fue amante de la cultura; apasionado de la Filosofía y la Teología; fue catequista. También confeccionaba sus propios trajes; y fue un gran bailarín de los ritmos de su época. Un laico como cualquier otro; y por ello la grandeza de su modelo de santidad para los seglares.
¿Cuál es el legado que deja a la Iglesia y al mundo de hoy?
El gran legado de San José Gregorio Hernández para la Iglesia de hoy es el haber dejado constancia, con su propia vida y obra, de que la acción del Espíritu Santo en el Concilio Vaticano II en cuanto a la definición del rol y misión de los laicos en la Iglesia y el mundo no se trata de un invento de los padres conciliares, sino del plan eterno de salvación de Dios, Nuestro Padre-Creador; que desde la eternidad ya nos ha llamado a todos sus hijos a la santidad, permaneciendo cada uno en el lugar en que Él mismo le ha llamado, es decir, en el trabajo, la profesión, la vida ordinaria (“Que cada uno permanezca en el lugar en que ha sido llamado”. 1 Cor. 7:20). Y para el mundo de hoy, su vida es un hermoso canto a la fraternidad, a la solidaridad, y a la grandeza del espíritu humano que es capaz de elevarse hasta la gloria por, en y desde el amor al prójimo.
¿Cómo le ha ayudado e inspirado a usted personalmente?
Desde mi más temprana infancia -como a tantos venezolanos- la figura del Dr. José Gregorio Hernández ha estado presente en mi historia personal. Su olor de santidad fue amplia y muy prontamente percibido por el pueblo venezolano. Prácticamente, no hay hogar venezolano donde no se venere al Dr. José Gregorio Hernández; y en muchas de nuestras familias Dios -que es el único que obra milagros- nos ha prodigado milagros y patentes favores bajo intercesión de su siervo, San José Gregorio Hernández. De modo que, para mí -y creo que para todo venezolano- San José Gregorio Hernández es como un miembro más de la familia; ese ‘tío’ bueno, generoso y siempre disponible para ayudarnos; o ese médico de cabecera íntimo amigo de la familia, a quien se llama de primerito ante cualquier enfermedad o aflicción. San José Gregorio Hernández es en cada hogar venezolano el siervo que Dios pone a nuestro servicio para -en Su nombre- acompañarnos en el camino del dolor y de la afición de la enfermedad.
A mi propio padre le hizo Dios un gran favor, por el que -gracias a la intercesión de San José Gregorio Hernández- no perdió la vida en 1976, cuando estuvo muy muy cerca de morir en un trágico accidente, dejando mujer y niños pequeños. Según los médicos tratantes, mi padre debió haber muerto en aquel momento. Pero por esta patente intercesión de San José Gregorio Hernández, Dios nos dio el inefable regalo de tener a nuestro padre con nosotros hasta sus 88 años de edad: casi 50 años más del don de su vida.
Por Javier Navascués
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