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4.02.24

José Manuel (Canal Católico Familiar): “Al confesar sentí una lluvia de perdón imposible de describir”

José Manuel Anguiano Fernández reside en Molvízar (Granada). Casado con tres hijos. Vive y trabaja en el campo. Terciario del IVE es muy activo con los apostolados: Grupos de Oración Santa Teresita por las necesidades y santidad de los sacerdotes, Casa de Oración Reina de la paz, Emaús, Adoración Eucarística y nuestra iglesia doméstica.

Administra el canal Católico Familiar en YouTube. En esta entrevista nos habla de su proceso de conversión.

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¿Por qué afirmaba usted que a ateo no le ganaba nadie?

Antes discutía mucho en las redes sociales y a veces, cuando defendía una postura, me acusaban de defenderla por mis creencias religiosas y yo respondía: “A mí a ateo no me gana nadie” porque era ateo convencido y practicante. Vivía en concordancia con lo que pensaba y la religión era ya un tema para mí superado, el cual me causaba indiferencia pero lo miraba con condescendencia y soberbia. En realidad, cuando me decían eso, me iba dando cuenta de que algunas posturas que consideraba lógicas estaban sólo defendidas por los cristianos.

Usted empezó a buscar la verdad…¿Cómo fue ese proceso?

Un punto de partida fue la mentira, darme cuenta de cuántos errores y mentiras manejábamos normalmente y decidí intentar descubrir cuánto de eso estaba afianzado en mi cabeza. El otro factor fue reconocer que tenía fe en ciertas cosas, una confianza a veces ciega que no cuestionaba porque venía, por ejemplo, de “la ciencia". Así que decidí desaprender, poner a prueba mis fundamentos y sólo aceptar lo que conociera por conocimiento directo. Eso implicaba un proceso muy lento, incluso angustioso porque se creó un gran vacío (tuve un dolor abdominal perenne durante meses) y no sabía dónde llegaría. Era un proceso de mucha escucha sin prejuzgar. Estaba dispuesto a ir a donde la verdad me llevara pero por mis prejuicios, lo último que deseaba era llegar al catolicismo.

¿Por qué es tan difícil buscar la verdad en muchos sitios, sin tener un criterio claro a la hora de buscar?

Creo que lo más determinante es que requiere tiempo y esfuerzo, cosa que cada vez es más difícil encontrar hoy día, sobre todo en un mundo con muchísima información, donde “cualquiera” puede publicar, dar su opinión al mundo entero, muchos intereses detrás de las ideas que se mueven. No tenemos a veces la formación ni el tiempo para acceder a fuentes primarias o estudiar en profundidad ciertos temas y ponernos a corroborar cada información que nos llega. Bajo mi punto de vista, nuestros propios intereses funcionan además como un filtro para la verdad que queremos encontrar y nos agarramos a ella venga de quien venga. Yo hice Historia y ciencias de la Música, y en la parte de historia, que aprendes a investigar diferenciando fuentes, es algo que normalmente nadie hace porque confiamos en quien nos presenta la información.

En mi caso además, partía de ciertas premisas falsas y prejuicios que me hacían no escuchar o interesarme por acudir a ciertas materias. También mi soberbia de querer hablar y opinar de todo.

Fue providencialmente el deseo de su hija de hacer la primera comunión el que le fue acercando a Dios. ¿Cómo fueron sus primeros diálogos con el sacerdote?

El primer paso fue encontrarme con cristianos nada beligerantes que no sólo argumentaban bien sino que además eran coherentes y eso me invitaba a realmente escucharlos y así, al hacerlo empecé a abrirme a la posibilidad de que Dios existiese. También encontrarme con mentiras, por ejemplo históricas contra la Iglesia las cuales para mí no tenían razón de ser. Pero providencial, en todos los sentidos de la palabra, fue que mi hija me pidiera hacer la primera comunión ya que en casa eso no era una opción (yo ateo y mi mujer luterana alejada de la fe) y porque además le dije que la condición era sin fiesta ni regalos, que debía ser por fe. Me dejó a cuadros cuando aceptó.

Vivimos en un pueblo muy pequeño al que nos habíamos trasladado hacía poco. Con el sacerdote no había tenido contacto alguno y le conté la situación tal cual, sin ocultar nada y la verdad es que creo que tenía razones para habernos rechazado y no lo hizo. Posteriormente me he dado cuenta de lo importante que es la acogida en la Iglesia. Él muy amablemente invitó a mi hija para acudir a las catequesis de comunión en el último curso.

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