Hasta hace medio siglo, el catolicismo holandés y flamenco se presentaba con una constitución robusta, fuerte a causa de sus tradiciones y activo en las misiones. Uno de sus símbolos fue el padre Jozef Damiaan de Veuster (1840-1889), apóstol de los leprosos en una isla del Pacífico, proclamado santo por Benedicto XVI el pasado 11 de octubre.
Pocos días atrás, en la vigilia de Navidad, en Nimega, falleció a la edad de 95 años otro gran símbolo de este catolicismo, el teólogo dominico Edward Schillebeeckx, flamenco de nacimiento y holandés por elección.
Pero éste fue un símbolo, no del florecimiento sino de la impresionante decadencia que la Iglesia de Flandes y de Holanda ha experimentado en el último siglo.
Schillebeeckx ha reflejado esta metamorfosis en su misma vida de teólogo. En los años del Concilio Vaticano II y de la primera etapa posterior al Concilio fue una "estrella" de resonancia mundial, campeón de la nueva teología acorde con la cultura dominante. Pero luego fue casi olvidado, también por esos católicos que lo habían ensalzado.
El olvido que ha caído sobre él ha avanzado en paralelo con lo que al mismo tiempo sucedía en el catolicismo holandés, cada vez más olvidado de sí, cada vez más secularizado, cada vez más en peligro de desaparecer.
El informe reproducido abajo fotografía el perfil actual de la Iglesia católica en Holanda. Se trata de un país en el que hoy el 41% de la población declara no tener ninguna creencia religiosa y el 58% no sabe ya qué es la Navidad. Una Iglesia en la que hay dominicos y jesuitas que teorizan y ponen en práctica Misas sin sacerdocio ni sacramento cristiano, en las que los presentes son los que «consagran» colectivamente, alrededor de «una mesa abierta también a gente de diferentes tradiciones religiosas».
Todo esto mientras, contemporáneamente, una ciudad como Rotterdam ha sido ampliamente islamizada, tal como www.chiesa ha mostrado en un servicio impactante hace pocos meses.
El informe que sigue a continuación es de Marina Corradi y ha sido publicado el 23 de diciembre en Avvenire, el diario que es propiedad de la Conferencia Episcopal italiana. Tiene por epicentro a la ciudad de Amsterdam.
Acompaña al reportaje una entrevista al cardenal Adrianus Simonis, arzobispo emérito de Utrecht.
Sandro Magister