Hace unos años viajaba en autobús de Madrid a Logroño, cuando en Almazán se montó una chica con una compañera. Al poco tiempo ya sabíamos todos que tenía dieciséis años, que en la última evaluación había suspendido seis, que tenía que estar en casa a las diez de la noche (eran las diez y veinte) y que sus padres no la querían porque al llegar a casa le esperaba una bronca. Entonces intervino un señor mayor que cuando empezó a hablar no pude por menos de pensar: «Tú cállate, que lo está haciendo muy bien». Este señor le dijo: «la mejor prueba que tus padres te quieren es que te van a echar una bronca, porque eso significa que les interesas, porque para ellos sería mucho más cómodo hacerse el sueco». Luego pensé que los padres de vez en cuando deben decir a sus hijos que les quieren, porque aunque para ellos sea algo evidente, tal vez para los hijos, como le pasaba a esta chica, no lo sea tanto.
Con frecuencia me encuentro en el confesonario con que muchos padres me piden consejo sobre cómo educar a sus hijos. Cambio físico y cambio psicológico son característicos de la adolescencia. Los padres han de ser conscientes que el gran objetivo de la educación es formar personas libres y responsables, donde su papel es ir soltando amarras poco a poco, haciendo el papel de freno, pero sin que ello suponga inmovilismo. En los chicos dos grandes dificultades son su falta de fuerza de voluntad, que hay que trabajar desde la infancia, enseñándoles a hacer pequeños sacrificios y la falta de personalidad, que les hace seguir demasiado las modas, pero podemos preguntarnos si esto no son también problemas de los adultos No nos olvidemos que la adolescencia es una época en que los adolescentes están muy inseguros y hambrientos de cariño, por lo que es necesario darles una buena inyección de autoestima, aunque por otra parte a veces sea desesperante y difícil el trato con ellos, pues su inseguridad les lleva a la reacción contraria de creerse ya autosuficientes. Como les digo a los padres: no os olvidéis que vuestro hijo adolescente se cree en posesión de al menos cinco Premios Nobel, aunque hemos de recordar que nosotros también hemos sido así. Nunca me olvidaré del día que leí una magnífica descripción de cómo son nuestros jóvenes de hoy, aunque el único problema era que estaba escrito en época de César Augusto, es decir hace dos mil años.
El cariño hacia ellos es la única receta universalmente válida en educación, tanto más cuanto que es una de las épocas en que más necesitan nuestra ayuda en forma de escucha y diálogo, especialmente las chicas con su madre. Para ellos es necesario conocer que son muy importantes para sus padres y que éstos están accesibles y a su disposición. Y aunque a veces haya que reñirles y castigarles por lo que hacen mal, es muy conveniente premiarles y decirles que nos hemos dado cuenta de lo que hacen bien.
Un problema con el que uno se encuentra frecuentemente es que a esta edad, muchos chicos, antes piadosos, abandonan las prácticas de piedad y la Iglesia, con gran disgusto de sus padres cristianos. Los padres han de intentar ayudar a sus hijos con su oración y buenos ejemplos, así como con sus consejos, aunque a esta edad no sirven de mucho, aunque siempre hay que darlos, aunque os llamen cansos, pero también sin pasarse.
Uno de los mantras actuales es que estamos ante la generación mejor preparada de la Historia, lo cual puede ser verdad en algún caso particular, pero con los horribles planes de estudio que hemos tenido y vamos a tener, porque aunque parezca difícil todo es susceptible de empeoramiento, y la guerra al esfuerzo está claro que ello es una gran mentira, como lo indican también los informes Pisa.
Pero quiero concluir con una palabra de esperanza. Se habla que nuestra juventud actual es un desastre, me decía una madre, pero yo estoy muy contenta de cómo son mis hijos, y es que los adolescentes son una caja de sorpresas pues, a veces, cuando esperas una respuesta positiva de ellos, te fallan lamentablemente, pero también, y creo que en más ocasiones, te sorprenden muy agradablemente.
Pedro Trevijano