Escrito como respuesta al artículo pro aborto: “¿A qué tienes miedo?", publicado en The Times of Malta
Por supuesto, y con razón: Los niños de Malta se encuentran en el punto de mira. La mal llamada «Fundación de los Derechos de la Mujer», WRF, (por sus siglas en inglés) tiene en su punto de mira a los bebés malteses que están en el útero y se encuentra a la espera de la oportunidad de utilizar sus armas letales contra de ellos. Pero no solamente se encuentra al acecho, también están conspirando en contra del activo más importante de Malta: los niños.
La estrategia de este plan es cometer violencia dentro de los cuerpos de las mujeres embarazadas en nombre de los «derechos de las mujeres». Ésta no podría ser más hipócrita.
Dimitrijevic y Dibben de la «Fundación de los Derechos de la Mujer» (WRF) desean manipular a los niños de Malta ya desde la escuela e iniciar «una discusión» sobre sus objetivos finales y queda claro en su reciente artículo: «¿A qué temes?».
Ellos desean promover una estrategia de genocidio con los niños empezando ya en las escuelas y tienen la astucia de hacer dicha pregunta. De la misma manera que el Lobo se la hizo a Caperucita Roja.
Hay mucho que temer…
Hoy día, Malta es una nación moralmente superior porque la violencia no se emplea como solución. Al contrario, Malta ofrece servicios de salud que realmente curan, no matan, y doctores con una gran profesionalidad que hacen honor a su Juramento Hipocrático de «No Dañar».
En una sociedad civilizada, matar no es moralmente aceptable como una solución al sufrimiento, pero el aborto defiende la base de su plan letal en términos de «salud reproductiva», «Decisiones Difíciles» y «Tratamiento Prescrito» como formas de terminar el sufrimiento.
«Yo no merezco la pena de muerte por los crímenes de mi padre biológico».
Si estás embarazada, luego te has reproducido y premeditadamente sacrificas la vida de un ser humano, eso no es «tratamiento». Josef Mengele, quien experimentaba con niños judíos como «tratamiento», estaría orgulloso de escuchar cómo emplean este término–así como en Islandia, donde recientemente celebraron que casi han erradicado el Síndrome de Down. ¿Erradicado? Es el mismo término usado por los nazis.
Una Cultura de muerte empieza con el engaño, con frases y terminología que, de hecho, se camuflan a sí mismas, inicialmente ocultando sus intenciones reales. Y luego, antes de que te des cuenta, tienes grandes grupos generacionales desaparecidos porque convertiste a tu tierra en un campo de muerte de tu propia carne y sangre, con el sacrificio fácil de los más vulnerables e inocentes.
El mismo artículo de la «Fundación de Los Derechos de la Mujer» (WRF) también hace énfasis en la falta de excepciones en caso de violación e incesto en la ley de Malta. Yo fui concebida en violación. Mi madre biológica trato de matarme en dos clínicas ilegales de aborto y está claro, lo hubiera logrado si hubiesen sido legales.
Le debo mi vida a la ley que me protegió, así como las mujeres y los niños de Malta se encuentran protegidos hoy. Y ahora, mi madre biológica está feliz de que ambas nos salvásemos del horror del aborto.
Yo no merecía la pena de muerte por los crímenes de mi padre biológico. Yo no veo que la «Fundación de los Derechos de la Mujer» (WRF) abogue por la pena de muerte para los violadores; solamente para el niño inocente. Es una barbarie castigar a un bebé por los crímenes de otra persona. A violadores, acosadores, traficantes de blancas (traficantes de sexo) les encanta el aborto. Les protege y permite continuar con su explotación.
La «Fundación de Los Derechos de la Mujer» (WRF) dice que se preocupa por su propio género. Pues yo soy una mujer y ellos desean que estuviera muerta. No siento el amor por ningún lado.
Además, el aborto está siendo propuesto en nombre de los derechos de las mujeres, pero, en todo el mundo, las mujeres están perdiendo sus voces, porque son principalmente las mujeres quienes están siendo sacrificadas.
Te invito a que veas la película «Las Tres Palabras más Mortales en el mundo» (The Three Deadliest Words in the World): «Es una niña» (www.itsagirlmovie.com). El ‘generocidio’ masivo del que estamos siendo testigos en Asia y que se está desplazando a gran parte del resto del mundo, ha provocado un aumento en el tráfico de sexo, secuestro de niñas, disminución de la educación para las mujeres y poca representatividad de mujeres en el ámbito político.
Las mujeres son coaccionadas y abocadas no solamente al aborto, también a «escoger» abortar a sus niñas, llevando sufrimiento a su propio género.
Pero la «Fundación de Los Derechos de las Mujeres» (WRF) quiere que se piense que los pro vida somos los que estamos ciegos a las peticiones de las mujeres. Ser pro-mujer es ser pro-vida.
Por favor, suplicamos a las buenas personas de Malta que no permitan que las voces de la muerte ganen. No dejen que la sangre de los niños inocentes de Malta se derrame sobre su país.
Rebecca Kiessling