El PP ha perdido la confianza de casi la mitad de sus votantes
El barómetro del CIS publicado a comienzos de agosto daba al PP unas expectativas bastante buenas a pesar de las circunstancias: un 30% de votos. Cabía adivinar en ese dato el efecto Podemos. Sin embargo, parece que a día de hoy muchos votantes del PP se han dado cuenta de que con Rajoy tienen lo mismo que con el PSOE: más impuestos, más aborto, más excarcelaciones de etarras, más claudicación ante el separatismo y todas las leyes ideológicas de ZP intactas. El «cambio» que prometió Rajoy se ha convertido en una mera prórroga para las políticas socialistas, como si estuviésemos en la tercera legislatura de Zapatero. Resultado: el PP ha perdido ya a casi la mitad de sus votantes de hace tres años. Es el resultado lógico -e incluso cabría esperar que vaya a más- cuando un partido se empeña en traicionar la confianza que depositaron en él sus votantes. Rajoy se confió al efecto Podemos y ahora esa estratagema se derrumba ante un electorado harto de tantos incumplimientos, especialmente injustificables en un partido que ganó las Elecciones Generales de 2011 por mayoría absoluta.
Las consecuencias de seguir los consejos de sus enemigos
El diario El País, que se ha contado entre los medios que más han presionado al PP para que traicionase su promesa electoral sobre el aborto, explica esta repentina caída en el «efecto de desmovilización entre los electores populares que puede tener el acontecimiento político que, además del desafío soberanista de Cataluña, ha marcado el inicio del curso político: la retirada del anteproyecto de ley del aborto y la posterior dimisión de Alberto Ruiz-Gallardón, con tensiones en el Gobierno». El PP decidió hacer caso a un diario afín al PSOE y radicalmente abortista, cediendo a las exigencias de la izquierda antinatalista, y ahora obtiene la consecuencia de seguir los consejos de sus enemigos. Desde Génova 13 hicieron circular el pronóstico de que el PP perdería menos votos de los que ganaría con su traición sobre el aborto, y al final han acabado asegurándose una derrota electoral. Decididamente, Arriola y Rajoy se han lucido.