Ayer César Vidal publicó su vigésimo intento de espantar a la audiencia católica de Libertad Digital. Esta vez su tesis es que en España y en otros países católicos la mentira se considera “como algo de escasa importancia – pecado venial – si no incluso motivo de alabanza social”, a diferencia, según él, de los países protestantes.
Me temo que el presentador de esRadio ha olvidado que sus oyentes son españoles por abrumadora mayoría, pues asume como cierto el siguiente retrato tópico y falso que -dice- le comentó un conocido hace unos días: “los españoles no cumplen lo pactado. Te mienten. Te engañan. Piensan en cómo jugártela. Ni siquiera lo acordado por escrito tiene valor.” A decir verdad, ante ese retrato demonizado de los españoles no he podido evitar acordarme del Tratado de Utrecht, repetidamente violado por los británicos en su ocupación de Gibraltar (con la misma ligereza con la que en EEUU se violaban los tratados con las tribus indias, por cierto), y de tonterías hispanófobas muy similares escritas por Sabino Arana y que el propio Vidal criticaba hace tres años. Debe ser que echar pestes contra los españoles por católicos es menos censurable, a los ojos de Vidal, que echar pestes contra ellos por maketos…
César Vidal pasa olímpicamente de la doctrina católica sobre la mentira
Dice César Vidal: “no puede negarse que la sociedad española, como todas las católicas, es indulgente con la mentira. En esta cuestión, como en tantas otras, la moral católica es más heredera de ciertas concepciones procedentes del paganismo que de las páginas de la Biblia.” Pues por supuesto que puede negarse. Es más: ironías de la vida, César Vidal está recurriendo a la mentira en su alegato contra la mentira. Para comprobar de qué forma el presentador de esRadio falta a la verdad, con absoluto descaro, basta con leer lo que el Catecismo de la Iglesia Católica dice sobre la mentira:
2483 La mentira es la ofensa más directa contra la verdad. Mentir es hablar u obrar contra la verdad para inducir a error. Lesionando la relación del hombre con la verdad y con el prójimo, la mentira ofende el vínculo fundamental del hombre y de su palabra con el Señor.
2484 La gravedad de la mentira se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, según las circunstancias, las intenciones del que la comete, y los daños padecidos por los que resultan perjudicados. Si la mentira en sí sólo constituye un pecado venial, sin embargo llega a ser mortal cuando lesiona gravemente las virtudes de la justicia y la caridad.
2485. La mentira es condenable por su misma naturaleza. Es una profanación de la palabra cuyo objeto es comunicar a otros la verdad conocida. La intención deliberada de inducir al prójimo a error mediante palabras contrarias a la verdad constituye una falta contra la justicia y la caridad. La culpabilidad es mayor cuando la intención de engañar corre el riesgo de tener consecuencias funestas para los que son desviados de la verdad.
2486 La mentira, por ser una violación de la virtud de la veracidad, es una verdadera violencia hecha a los demás. Atenta contra ellos en su capacidad de conocer, que es la condición de todo juicio y de toda decisión. Contiene en germen la división de los espíritus y todos los males que ésta suscita. La mentira es funesta para toda sociedad: socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales.
¿Será esto lo que César Vidal considera actitud indulgente hacia la mentira, o es que como otras veces ha lanzado afirmaciones sobre el catolicismo sin haberse molestado siquiera en comprobar las fuentes doctrinales de esta religión? Pase que el señor Vidal quiera hacer proselitismo de su religión. Eso es muy respetable, incluso cuando lo hace con argumentos más bien torpes. Pero lo que ya no es nada respetable, lo que ya es el colmo de la cara dura es que publique mentiras contra los católicos para, aun por encima, presentarnos como unos mentirosos.
Atribuye el éxito de Zapatero y de Felipe González… ¡al catolicismo!
El caso es que, como otras veces, Vidal construye su falaz argumentación sobre esa mentira para desprestigiar al catolicismo incluso atribuyéndole los pecados de sus enemigos. Sin ir más lejos, considera que Rubalcaba ha podido medrar políticamente, a pesar de su mendacidad, porque “sólo ha ido enhebrando un pecado venial con otro”. Y lo mismo afirma de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Por lo visto, para César Vidal los votantes de ese partido abortista y cristianofóbico que es el PSOE deben ser piadosos católicos que recurren al Catecismo a la hora de decidir su voto. De risa. En fin, que el presentador de esRadio insulte la inteligencia de sus lectores de esta forma no es nada nuevo, por desgracia: recordemos que el 4 de diciembre no tuvo reparos en atribuir al catolicismo la demagogia anticapitalista del neocomunista Gaspar Llamazares. ¿César Vidal espera que alguien le tome en serio escribiendo tales disparates?
Vidal dice que Gabilondo estaría acabado en el país de Pulitzer
Pero si lo anterior ya animaba a la risa, lo que dice este señor en el quinto párrafo de su último artículo ya es para mondarse. Vidal se refiere, sin citarle, a Iñaki Gabilondo y el bulo que difundió sobre los terroristas suicidas tras el 11-M. Al respecto afirma el presentador de esRadio: “Un personaje que dirigiera un programa de radio donde se diera una noticia falsa sobre terroristas suicidas durante unos atentados como los del 11-M estaría acabado profesionalmente en Estados Unidos, en Noruega, en Holanda o en Gran Bretaña.” Sin embargo, continúa Vidal, Gabilondo “sigue cobrando pingües cantidades como consejero de un importante grupo mediático”. En fin, tiene gracia que cite el caso de Estados Unidos, porque allí hizo fortuna Joseph Pulitzer, el mayor pionero mundial de la prensa amarillista. Su periódico, “The World”, hizo todo lo posible por respaldar la guerra entre Estados Unidos y España en 1898 tomando como excusa la explosión del acorazado USS Maine en el puerto de La Habana, en la Cuba entonces española. Tendrían que pasar muchos años hasta que en 1976 el almirante Hyman G. Rickover de la Armada de EEUU reconociese en un detallado informe que el barco había estallado debido a causas internas, y no debido a un ataque español.
El bulo que respaldó Pulitzer le sirvió para provocar una guerra que benefició al lobby azucarero que financiaba su periódico. La guerra de Cuba es, hoy en día, el ejemplo por antonomasia de un conflicto bélico desencadenado por mentiras y apoyado por ciertos magnates cuyo único objetivo era vender más periódicos. En su propia época Pulitzer representó la imagen del magnate de la comunicación sin escrúpulos y sin respeto por la verdad, hasta tal punto que el presidente de la Universidad de Columbia, Seth Low, rechazó en 1892 un cuantioso donativo de aquél para fundar la primera Facultad mundial de periodismo. A pesar de ello, y a pesar de las afirmaciones de Vidal sobre Estados Unidos, en ese país de mayoría protestante Joseph Pulitzer no sólo tiene su nombre inscrito en el paseo de la fama de San Luis, sino que además desde 1917 se entregan, con carácter anual, unos premios que llevan su nombre y que están considerados como los más prestigiosos galardones para periodistas en EEUU. Así que ya podemos imaginar qué sería de un tipo como Gabilondo en el país que ha sido capaz de encumbrar a un tipo como Pulitzer…
EEUU: un perjuro agota su mandato como el presidente más popular en medio siglo
Precisamente sobre Estados Unidos dice Vidal que el modelo que se impartía a los niños “no era el del espabilado mentiroso sino el de aquel que siempre dice la verdad aunque le cueste arrostrar sus consecuencias”. Supongo que eso sería antes de que Bill Clinton, 42º Presidente de EEUU, engañase a su mujer con la becaria Monica Lewinsky y luego lo negase, en un acto de perjurio como la copa de un pino, un delito del que fue absuelto gracias a una votación favorable del Senado. Lejos de ser defenestrado, Clinton agotó su mandato sin dimitir y con el mayor índice de popularidad alcanzado por un presidente saliente desde la Segunda Guerra Mundial. No ha sido el único caso de un alto mandatario de un país de mayoría protestante que comete una de las mentiras más despreciables, manteniéndose en el cargo a pesar de ello. Hay que tener en cuenta que fue así, precisamente, como apareció la Iglesia Anglicana, debido al empeño del Rey Enrique VIII de Inglaterra de divorciarse de Catalina de Aragón para casarse con su amante Ana Bolena. En tiempos mucho más recientes, la persona que podría suceder a Enrique VIII en el cargo, Carlos, Príncipe de Gales, engañó a su mujer Diana con Camilla Parker-Bowles, con la que finalmente se casó tras la muerte de aquélla. Leyendo a César Vidal afirmar que en los países protestantes “la mentira siempre se ha considerado una cuestión muy seria” me pregunto si incluye el adulterio en esa categoría…
El método de Vidal: obviar la doctrina católica y generalizar la anécdota
El método de manipulación de Vidal, como puede deducir cualquiera que haya leído sus últimas 20 filípicas anticatólicas, consiste en evitar en todo momento las fuentes doctrinales del catolicismo y, en su lugar, poner burdas generalizaciones de anécdotas o conductas de determinadas personas. El punto flaco de ese método es que basta recurrir a las primeras para echar por tierra sus tópicas falsedades sobre el catolicismo. Pero aún más fácil que eso es encontrar anécdotas o conductas personales en los países protestantes que sean similares a las que Vidal critica de los países católicos. Al fin y al cabo, la frágil técnica de propaganda de Vidal consiste en omitir los defectos o errores de sus paraísos protestantes con tanto celo como evita reconocer los aciertos o virtudes de los países católicos, en una actitud maniquea y sectaria que es impropia no sólo de un historiador serio, sino de una persona intelectualmente honrada. Quebrar esa penosa argumentación es tan fácil como demostrar que -como dice el refrán- en todos los sitios cuecen habas.
Elentir
Publicado originalmente en Contando estrellas