Los amigos eclesiales de una maquinaria con 230.000 trabajadores

A menudo se acusa a esta web de anticatalanista y de submarino del españolismo más rancio e integrista. Nuestros opositores van por la vida de víctimas de nuestros ataques (los Sistach, Matabosch, Manent, Romeu, Domingo, Llisterri, …) …¡pobrecitos! Ellos encarnarían una Iglesia perseguida, poco entendida, que no recibe apoyos de ningún poder político y que debe luchar contra viento y marea para no perder su personalidad. Una Iglesia atacada por plataformas como esta web que se encarga, según ellos, de pintar un panorama desolador para legitimar de esta manera un recambio en clave españolista.

Apartados cada vez más del contacto con el día a día y con el reloj parado hace ya muchos años, viven, actúan y reaccionan en un mundo cerrado y endogámico donde los estímulos que proceden del exterior son desvirtuados por el filtro de unos prejuicios que afectan gravemente a la adecuación de su juicio con la realidad.

Nuestros pobrecitos Sistach, Manent, Romeu, Domingo, Llisterri y compañía representan una Iglesia bien vista y protegida por una maquinaria que paga cada mes el salario a 230.000 funcionarios. Una ingente maquinaria con un aparato mediático en forma de Corporación Catalana de Medios Audiovisuales que tiene un presupuesto de más de 320 millones de euros y que sólo, en la TV pública (TV3), tiene mas de 1.800 empleados. Hablamos de la Generalitat de Catalunya, una “nimiedad” administrativa que en 2011 prevé gastar en conjunto unos 39.354 millones de euros (39.354.000.000 €), es decir mas de 6 billones y medio de las antigas pesetas ( 6.559.131.180.000 ptas). Y después algunos dicen que nuestro autogobierno es de “fireta” (juguete).

Algunos, obsesionados con sus prejuicios, ahora dirán: ¡mira estos de Germinans, ahora critican a la Generalitat y se suman a las voces que reclaman recentralizar el Estado mediante la devolución de competencias desde las autonomías! ¡mira estos ultras, critican mucho a la Generalitat pero nunca al gobierno del Estado que es también un devorador de ingresos y un compulsivo malgastador! Van errados. Nuestro comentario no va en este sentido, ni sobre el nivel de ingresos o gastos ni sobre que administración debe hacerlos.

Vamos a utilizar los obispados de Gerona y Vic como patrones o módulos de cálculo. La diócesis gerundense contaba en 2011 con 195 sacerdotes y 6 diáconos permanentes y un presupuesto de 11.000.000 euros. La diócesis de Vic gastó en 2010 también 11 millones de euros (concretamente 11.386.000 eur), 3.456 veces menos que la Generalitat de Catalunya. Un David frente a un potencial Goliat.

La Generalitat de Catalunya paga el salario a fin de mes (¡de momento!) a 230.000 funcionarios. Si el 9% de la población catalana vive en la diócesis de Gerona y aplicáramos este porcentaje a los funcionarios (9% de 230.000), nos encontraríamos que son unos 20.620 los asalariados por la función pública que vivirían en el territorio de la diócesis de Gerona. 20.620 personas frente a los poco más de 200 que cobran su sueldo a final de mes a cuenta de la mitra gerundense.

Una demostración de cómo el reloj se ha parado en muchos es el hecho de argumentar como si la Generalitat fuera una administración liliputiense. De hecho hablan como si estuviéramos en los años 70. Uno podrá discutir si nuestro gobierno autonómico está mejor o peor financiado, pero nadie puede dudar que es una ingente maquinaria casi todopoderosa en el interior de las fronteras de Cataluña. Y no porque tenga 16.500 Mossos (y “Mosses” = chavalas) d’Esquadra, sino porque posee el control casi exclusivo del espacio televisivo en catalán (referencial para los que tenemos el catalán por lengua materna), porque educa al 67′88% de los alumnos en la educación obligatoria y porque mediante sus subvenciones penetra hasta lo mas recóndito del tejido asociativo de la sociedad civil catalana. Solo hace falta dar una hojeada al DOGC (Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya) para demostrarlo.

No nos engañemos, nuestros pobrecitos Sistach, Matabosch, Manent, Romeu, Domingo, Llisterri y compañía son amigos del caballo ganador, del poderoso, si lo miramos con categorías mundanas.

El pasado martes Oriolt volvía a dar en el clavo con un artículo que suscribo hasta en las comas, sobre el parasitismo del progresismo eclesial catalán respecto a lo público y su inviabilidad sin la “mamella” (ubre) de la Generalitat. El ejemplo de Llisterri es paradigmático. Con dinero público se financian los tinglados de press-clipping de Llisteri ( www.catalunyareligio.cat ) y de su mentor Sellarés ( www.tribuna.cat ) pese a que esta actividad bordea los límites de la legalidad.

Quinto Sertorius Crescens