La perspectiva de la muerte y el CELAM
Como que un día te digan que tienes cáncer.
La perspectiva de lo que hasta ese momento fue tu vida, cambia radicalmente.
Cambia para bien, con el auxilio de Dios.
Aun cuando no sea más que un tumorcito fácil de extraer y que no tomará mayor cantidad de sesiones de quimioterapia, radioterapia o terapia hormonal, una, dos o las tres simultáneamente; aun cuando proceso no durara más que algunos meses, la perspectiva, cambia solo porque aparece lo único que no es opción: morir.
Podría ser que, con esa nueva perspectiva, que la alegría no la encuentres cerca de la playa sino mar adentro. Solo, nadando con lo que tengas de fuerza y destreza. Dando todo de ti, con ayuda de Dios.
Puede ser que así te llegue el mejor regalo que tendrás en la vida: sufrir un poco, con auténtico sufrimiento, del que nace de la perspectiva de dejar esta vida y planeta tan hermosos.
Qué dicha enorme llegar a tener esas ganas infinitas de vivir con salud, sobre todo con salud espiritual, también menta,l aunque por la física, no podamos hacer mayor cosa.
Qué dicha fenomenal!
Y, empezar a notar a aquellos que, cerca de ti, que sufren por la misma razón, empezar a notar cómo cada uno enfrenta el don que les ha sido dado. Mirándoles se sufre pero también se reciben alegrías y sobre todo, certezas de que ese camino conduce a lugar tan anhelado como es la vida en Dios.
Y notar quiénes te aman, y cuánto pueden lograr con ese amor que te tienen, u observar también, cuan poco te quieren y cuánto se les dificulta sacar de sí lo mejor.
En fin, sufrir ante la perspectiva de la muerte, cambia todo. Cambia el corazón de piedra en uno de carne. Enhorabuena!
Sorpresa será cuando te des cuenta que, según caminen las cosas, podrías llegar a ser muy parecido a Jesús en su pasión, en todo sentido. Espero que llegues a sentir agrado y gratitud con la idea. Sería lo ideal, con ayuda de Dios.
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Esta larga introducción ha sido, un poco para honrar a quienes hayan recibido la noticia de su enfermedad y para quienes la van sobrellevando.
Tengo varias personas cercanas enfermitas que me han hecho reflexionar.
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Pero también, esta reflexión sirva para los prelados responsables del CELAM ya que, desde hace décadas, ese organismo tiene un cáncer del que parecen no enterarse.
El enorme tumor por su tamaño y malignidad esconde la fe católica y, aunque han recibido ayuda de Dios, se les ha de haber quedado traspapelada entre estados financieros y programas pastorales. Vaya usted a saber!
El estado de ese cuerpo que es el CELAM viene a ser, ya no como la barca de Pedro, sino como un crucero que, por su tamaño y potencia, es absolutamente incapaz de prestar atención a que, a su lado, a duras penas, flota una barquilla con nuestro amado Jesús, cabizbajo y a la espera de llamar su atención. Así se mira desde lejos.
Que Nuestro Señor se encargue de ese cuerpo enfermo, que con su ayuda obtengan perspectiva ante la muerte.
Quizá el papa León, quien podría haber padecido a su lado, será por quien les llegará la salud.
Sea como Dios quiera. Amen