Ni los obispos creen en la sinodalidad
Reconozco que la noticia me alegró el día de ayer.
Desde el primer momento he sido y soy muy crítico con esto del sínodo de la sinodalidad. Me parece que es una tomadura de pelo, una manera de hacernos perder, una vez más, el tiempo, meternos en berenjenales para tratar de contentar a los que nunca estarán satisfechos, y cargarnos la esencia de la eclesialidad pretendiendo que a la hora de regir el pueblo de Dios cuente igual la opinión del obispo que la del laico.
Sigo pensando, y la experiencia me lo ha demostrado mil veces, que sínodos, asambleas, encuentros y consejos supuestamente decisorios se lanzan con las conclusiones previstas de antemano. Al final es disfrazar de clamor popular y justificar como tal lo que algunos, de blanco, rojo, púrpura o negro, aunque en este último caso podemos sustituir negro por camisa de cuadros o polo de marca, tienen decidido en sus conciliábulos que es esencial para la Iglesia.


Una viejecita más que ha dejado este mundo. 92 años. Ley de vida.
Me van a permitir que plantee algunas preguntas “sin animus molestandi".





