(João Vissesse/ACIAfrica) El Arzobispo de la Arquidiócesis de Luanda, en Angola, Mons. Filomeno do Nascimento Vieira Dias, ha pedido al pueblo de Dios bajo su cuidado pastoral que dedique el último domingo del mes a la adoración del Santísimo Sacramento, como parte de los preparativos para el Año Jubilar 2025 de la Iglesia.
El Papa Francisco anunció el 21 de enero el inicio de un Año de Oración en preparación del Año Jubilar 2025 de la Iglesia, el segundo de su pontificado tras el Año Jubilar extraordinario de la Misericordia en 2015.
«Siguiendo la llamada del Santo Padre, como archidiócesis, celebraremos adoración al Santísimo Sacramento el último domingo de cada mes en todas las parroquias y, en meses alternos, una meditación sobre la importancia de la oración en la vida de la Iglesia», dijo el arzobispo en su mensaje del 18 de abril.
La adoración eucarística, dijo, facilita «un verdadero encuentro con Cristo».
El arzobispo destacó la importancia del vínculo entre la oración y la santidad, diciendo: «Así como no hay verdadero encuentro con Cristo que no dé lugar a la santidad, tampoco hay santidad sin una profunda vida de oración».
La oración proporciona «el espacio en el que la santidad toma forma», añadió Dias. «La santidad es el camino del descubrimiento de la belleza y la verdad de Dios en cada hombre y mujer de todos los tiempos».
«La santidad se realiza en la apertura silenciosa de la propia vida a la totalidad del amor de Dios», añadió.
Refiriéndose a la carta del Papa Francisco de febrero de 2022 al pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, el arzobispo Salvatore Rino Fisichella, Dias destacó aspectos de la oración que considera esenciales ante el inicio de la adoración eucarística mensual en todas las parroquias.
Animó a «rezar, sobre todo, para renovar nuestro deseo de estar en presencia del Señor, para escucharle y adorarle. Oración, además, para agradecer a Dios los muchos dones de su amor por nosotros y para alabar su obra en la creación, que convoca a todos a respetarla y a dar pasos concretos y responsables para protegerla».
Refiriéndose más a la carta del Santo Padre, Dias animó a «orar como expresión de un solo corazón y una sola alma, que luego se traduce en solidaridad y en compartir el pan de cada día».
También pidió «una oración que haga posible que cada hombre y mujer de este mundo se dirija al único Dios y le revele lo que se esconde en lo más profundo de su corazón».
Continuó describiendo la oración como «el camino real hacia la santidad, que nos permite ser contemplativos incluso en medio de la actividad.»
«En una palabra, que sea un año intenso de oración, en el que los corazones se abran para recibir la efusión de la gracia de Dios y para hacer del »Padre nuestro«, la oración que Jesús nos enseñó, el programa de vida de cada uno de sus discípulos», dijo.
«Encomendémonos, por tanto, a la intercesión de Mama Muxima ['Madre Corazón'], la madre amada, que nos enseñó con su vida que la oración, como mirada silenciosa del alma hacia Dios, es el primer fruto de la fe y el lugar en el que los cristianos aprenden a guardar las cosas preciosas de Dios en el lugar sagrado del corazón, para meditarlas diariamente», dijo.