(InfoCatólica/La Verità) Mons. Giampaolo Crepaldi, arzobispo emérito de Trieste, es desde hace años una de las voces más libres del episcopado Italiano a la hora de denunciar los problemas de la Iglesia y de la sociedad poscristiana. El prelado, que fue nombrado obispo de Trieste, con el título personal de arzobispo, por Benedicto XVI, es Presidente y fundador del Centro Internacional Cardenal Van Thuan. En septiembre de 2022 presentó la renuncia al alcanzar los 75 años de edad, renuncia que fue aceptada por el Papa Francisco cuatro meses después.
En una entrevista concedida a Martina Pastorelli, del diario La Verità, el arzobispo afirma que la crisis actual de la Iglesia se debe «en particular, a las ansias pastorales que corren el riesgo de anteponerse a la luz de la doctrina. El deseo legítimo de estar presentes, hacer cosas, encontrarse con el mundo y colaborar tiene el peligro de convertirse en un criterio en sí mismo, en lugar de ser la aplicación prudente de un criterio doctrinal».
En cuanto a la relación con el mundo, Mons. Crepaldi señala que «existe un sistema global y coordinado» que «pretende crear una nueva humanidad», algo que la Iglesia debería «abordar críticamente». A ese respecto, considera que, entre los católicos, «en general, prevalece la adaptación» a la nueva sociedad poscristiana, «aunque hay realidades del mundo católico que son contrarias al nuevo globalismo que desarraiga a las personas de las sociedades naturales». Esas realidades católicas «se oponen a una única religión universal del buen comportamiento, deseada por Immanuel Kant, la Ilustración y la masonería».
El prelado italiano advierte que la Iglesia «corre el peligro de perder de vista su papel único para la salvación y convertirse en uno de los muchos organismos de ética social, según los deseos del mundo». A ese respecto, recuerda que, en la fiesta de la Inmaculada Concepción celebrada el pasado 8 de diciembre, «nos limitamos a decir que María Inmaculada se opondría hoy al ‘femicidio’».
Otro peligro moderno se encuentra en las «ideologías humanas del ecologismo y del climatismo», que «tienen como objetivo, apenas escondido, eliminar la primacía del hombre derivada de su carácter de imagen de Dios». En ese sentido, «las doctrinas del antiespecismo o movimientos como Extinction Rebellion requieren el fin de la primacía del hombre. Estas posiciones no son compatibles con la doctrina católica".
Al hilo del escándalo Luca Casarini, el arzobispo emérito afirma que «en la Iglesia de hoy se ha abierto camino la idea de que podemos colaborar con todos. Esto no es cierto, porque lo que une a las personas en una acción común son los fines y, si no hay acuerdo en los fines, es mejor no colaborar. Para evaluar los fines, sin embargo, se necesitan criterios doctrinales y no solamente prácticos». También critica las «transformaciones teológicas que se han producido, especialmente en el campo de la teología moral, en particular el concepto de pecado como algo «inadecuado», que supone que todos vamos por buen camino y la única diferencia es que algunos han avanzado más que otros, pero nadie se queda fuera».
En cuanto al caso del obispo norteamericano Joseph Strickland, que fue retirado recientemente de su diócesis por el Vaticano sin que se hayan explicado las razones para ello, Mons. Crepaldi señala que «no existe un ‘positivismo católico’ en virtud del cual todo lo que se enseña desde arriba es automáticamente correcto». A ese respecto, hace referencia a que los responsables de las duras medidas tomadas contra Mons. Strickland podrían ser «hombres concretos de Iglesia que tienen una formación teológica particular» y que pretenden que la Iglesia avance en una dirección que «en algunos puntos, parece no ser conforme con la Tradición y el depósito de la fe».
Como conclusión, ante la pregunta de la entrevistadora sobre si existe un problema de fe entre los obispos, Mons. Crepaldi responde escuetamente que «existe el problema de cómo entender la fe».
Enlace entrevista: