(Asia News/InfoCatólica) Ambos nombramientos han partido de la 10ª Asamblea Nacional de Representantes Católicos Chinos, la reunión de los organismos controlados por el Partido Comunista Chino, que concluyó el sábado 20 de agosto en Wuhan.
Monseñor Li Shan, el nuevo presidente de la Asociación Patriótica (fundada en 1957 con la intención de marcar la autonomía del catolicismo chino con respecto a Roma) tiene 57 años y fue consagrado obispo en septiembre de 2007 con el consentimiento de la Santa Sede, según el procedimiento ya vigente antes del Acuerdo de 2018 sobre el nombramiento de obispos. Por su parte, el obispo Shen Bin, de 52 años, ya ocupaba el cargo de vicepresidente en el Consejo de Obispos de China. Fue él quien presentó en la Asamblea el informe sobre la actividad de la Iglesia en China en los últimos seis años -sin hacer ninguna referencia al Acuerdo con la Santa Sede- y pronunció el discurso de clausura.
Por otro lado, asume un rol más destacado en el organigrama oficial el obispo de Kunming, José Ma Yinglin, de 57 años. Durante mucho tiempo fue la cara más conocida de la Asociación Patriótica y es uno de los obispos ordenados ilícitamente y luego readmitidos en la comunión con Roma en 2018. Sin embargo, al igual que el presidente saliente de la Asociación Patriótica, el obispo Fang Xingyao de Linyi (provincia de Shandong), se le ha asignado el cargo de «presidente honorario». Los nombramientos también incluyen una nueva «Junta de Auditores» que estará presidida por monseñor Zhan Silu, obispo de Xiapu (provincia de Fujiang).
Concluida la Asamblea, en el comunicado oficial del sitio web de la Asociación Patriótica, se informa de que los delegados discutieron «el gran proyecto de transmitir el espíritu pastoral, honrar al Señor y beneficiar al pueblo». Además, «examinaron la causa del patriotismo y las brillantes perspectivas de profundizar en la sinización del catolicismo en nuestro país», con la intención de «mirar hacia adelante», buscando «la verdad y el pragmatismo». Persiste, no obstante, la habitual retórica nacionalista, y se menciona expresamente la necesidad de «unir y guiar al gran número de católicos para que adopten como guía el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una Nueva Era». Se insiste en que «sigan manteniendo en alto la bandera del patriotismo y el amor a la religión, para que se adhieran a los principios de autogestión independiente de la Iglesia y de la educación democrática, así como a la dirección de la sinización del catolicismo en el país, fortaleciendo vigorosamente la construcción de las fuerzas patrióticas». Hay que leer estas palabras a la luz de las recientes denuncias del clero de Hebei, respecto a la presión sin precedentes para pertenecer a la Asociación Patriótica.
También se hace referencia a las directivas del Comité Central del Partido para la comunidad católica en China, las mismas directivas que en los últimos meses han visto la entrada en vigor de nuevos reglamentos para «mejorar el control 'democrático' sobre las religiones». Entre ellas, una represión más dura contra las actividades online, que ahora están completamente prohibidas -salvo que cuenten con expresa autorización del gobierno.