(RevistaEcclesia/InfoCatólica) Este año el lema elegido para la Jornada Mundial de los Pobres fue «Tiende tu mano al pobre». Actualmente en todo el mundo se vive una gran crisis y esta jornada es una invitación a la solidaridad y el compromiso con los más débiles.
El Santo Padre hace una exhortación a todos aquellos que tienen una actitud indiferente con la necesidad de su prójimo, esa es «la actitud de quienes tienen las manos en los bolsillos y no se dejan como ver por la pobreza de la que a menudo son también cómplices».
La propuesta fue lanzada con la ilusión de que las parroquias y las comunidades cristianas tiendan su mano al más pobre, se exhorta a tener coherencia en el uso de los bienes, a tener gestos de ternura, compasión y solidaridad, llevando amor y cuidado a los demás.
Durante esta jornada la Conferencia Episcopal Española y Cáritas invitan a todas las personas a no hacer silencio ante el grito de la necesidad de tantos hermanos empobrecidos y a dirigir nuestras miradas hacia los enfermos, ancianos, migrantes, pobres y excluidos de esta sociedad. Que nuestras manos sean una extensión de las manos misericordiosas de Dios.
En su mensaje, el Papa explica que el proyecto de Dios no separa la vida de oración del hecho de hacer el bien, por eso «la oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre».
Dice el Papa: «Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. Aunque podamos tener la impresión de que el mal es más fuerte, recordemos que todas estas manos han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo. Esto condiciona la autenticidad de la fe que profesamos.
La indiferencia y el cinismo son su alimento diario. Hay manos tendidas que en las sombras intercambian dosis de muerte para enriquecerse y vivir en el lujo y el desenfreno efímero. Hay manos tendidas que por debajo intercambian favores ilegales por ganancias fáciles y corruptas. Y también hay manos tendidas que, en el puritanismo hipócrita, establecen leyes que ellos mismos no observan.
No podemos ser felices hasta que estas manos que siembran la muerte se transformen en instrumentos de justicia y de paz para el mundo entero.
La finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otro que el amor. Este es el objetivo hacia el que nos dirigimos y nada debe distraernos de él. Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos al amor».
Es importante recodar esto, en la situación de angustia y crisis que ha dejado la pandemia en todo el mundo.
Puede leer el mensaje completo del Papa aquí:
Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de los Pobres