José Gregorio nació en Isnotú (1864) y entregó su alma al Señor en Caracas (1919): se había ofrecido como holocausto por la paz. Murió tras ser atropellado por uno de los pocos coches que entonces circulaban por la capital. Llevaba medicinas a una enferma. La Primera guerra mundial terminó en 1918.
Estudió en París (con Louis Pasteur), Berlín, Madrid (con el Nobel Santiago Ramón y Cajal, al que llamaba «el profesor extraordinario») y Nueva York, llegando a dominar sus lenguas y otras varias. Se formó también con Charles Robert Richet, premio Nobel de Medicina. Y llevó la mejor Medicina a Venezuela y creó la Academia Nacional de Medicina.
Estudió bien la HIstología, la Fisiología y las técnicas de laboratorio de la época. Sin embargo, siempre consideró estas disciplinas como auxiliares para curar a los enfermos. Escribió artículos sobre el número óptimo de los glóbulos rojos, patogénesis de la anemia, sobre la angina de pecho de naturaleza paludosa, sobre elementos de bacteriología, de la nefritis en la fiebre amarilla, de la pulmonía simple o crupal, acerca del tratamiento de la tuberculosis por el aceite de Chaulmoogra, de la anatomía patológica en la fiebre amarilla, etc.
Me ha llamado poderosamente la atención su trabajo póstumo «La Verdadera Enfermedad de Santa Teresa de Jesús».
» Esta enfermedad consistió en un dolor violento en la región torácica y precordial, seguido al poco tiempo de dolores generales en todo el cuerpo, con fiebre alta, y que paró en un ataque cerebral con convulsiones; después rigidez articular y muscular, que la tuvo tullida durante tres años; al fin, vuelta a la salud con palpitaciones y algunas veces vómitos».
No halla en ella el más mínimo signo de «histerismo». Afirma que los histéricos están faltos de voluntad firme y son propensos a la disimulación. Sin embargo, Teresa destacaba por su sinceridad, virtud absolutamente ausente en los histéricos. José Gregorio cree que la base física de sus dolores consiste una enfermedad reumática.
El éxtasis de Santa Teresa (dolor y dulzura), esa unión mística con Jesús, le impulsó a fundar conventos. Y eso que ella era amable, tranquila, amante del silencio, con una escritura muy bella, teológica y mística. Por algo fue declarada Doctora de la Iglesia. Por cierto, que nuestro santo tenía también una escritura muy bella y escritos muy profundos. Existe uno, sobre el amor a la sagrada eucaristía, que no sabemos si es propio o es una copia para ejercitar la escritura.
La transverberación de Santa Teresa es una experiencia mística de corazón traspasado por un dardo de fuego divino enviado por un ángel. Está muy bien representada en la escultura de Bernini que se halla en Roma. Su corazón se encuentra en Alba de Tormes y presenta una curiosa hendidura…
José Gregorio siempre tuvo el deseo de ser sacerdote. Sin embargo, hizo caso a su padre y a su obispo: se necesitaban buenos médicos en Venezuela. Pero vivió austeramente, atendió a los pobres y murió ofreciéndose como víctima por la paz del convulso mundo en el que vivió. La Medicina como sacerdocio.
El domingo 19 de octubre de 2025 es canonizado en una rebosante plaza de San Pedro por el Papa León XIV. Junto a la venezolana Carmen Rendiles y a otros cinco santos.