Se vivió una algarabía fenomenal...

Queridos familiares y amigos:

Aquí les envío la crónica de una procesión que tuvimos días atrás…

Procesión en Isaka

La procesión del día de ayer lunes 14 merece contarse. No pude escribir anoche, cuando llegamos porque era muy tarde, y llegamos realmente destruidos, y no exagero. Ayer tuvimos que ir para una actividad de la diócesis, que era una procesión de la Virgen en la parroquia San Francisco de Sales, de Isaka. Esta parroquia queda a casi tres horas de viaje de nuestra misión, pero siempre dentro de la misma diócesis. Allí se debían dirigir todos los sacerdotes y hermanas de la diócesis, y los feligreses.

La celebración comenzó a eso de las 10:30 hs, con la bendición de una nueva imagen de la Virgen,

que sería llevada en andas, luego un misterio del Rosario, y comienzo de la procesión. Se anunció que habrían cuatro estaciones en el transcurso de la caminata, donde se leería un pasaje del evangelio, luego un pensamiento a cargo de alguno de los padres, otro misterio del rosario, cantos, y a seguir. Durante la procesión rezaríamos los 20 misterios del rosario, intercalados con cantos.

Había una cantidad enorme de gente, y habían sido invitados los coros de las parroquias vecinas, unos cinco coros en total. No sé calcular la cantidad de gente, pero íbamos formados en dos filas, como es costumbre aquí, y nunca pude ver dónde iban los primeros. Creo que eran mas de tres cuadras. Fue una manifestación de fe impresionante. Es admirable porque la gente no está acostumbrada a estas cosas. No estamos en una cultura con tradición cristiana arraigada desde antiguo. Así que llama mucho la atención ver tanta gente, cantando y rezando con tanta devoción.

Pero les cuento que si bien estuvo muy bien todo, y realmente a dado mucho fruto, no ha dejado de ser verdaderamente penitencial. Comenzamos a caminar a las 11:20, a paso de procesión, lento… y a esa hora nuestro sol africano brillaba en su esplendor del mediodía. Digamos que partía la tierra. A los 20 minutos miro el termómetro de mi reloj, y marcaban 40º grados. Creo que la sensación térmica era mas alta. ¡Y como íbamos revestidos litúrgicamente… nada de sombreros para los sacerdotes! Bueno, pensaba que sería cuestión de soportar un poco, y ya estaríamos de regreso en la iglesia para la misa. Mis esperanzas se alejaban, ya que la primera estación fue a las 12:00 del mediodía… y quedaban tres mas. Les cuento que estamos en el final del tiempo de sequía, y los pocos árboles sólo protegían con unas débiles ramas, sin nada de hojas. Yo miraba para el cielo a ver si alguna nube se apiadaba de nosotros. Si alguna pasaba, en esos pocos minutos daba gracias a Dios por enviarla. Así seguimos una tras otras las estaciones, y las horas.

Evidentemente, estábamos allí, y por algo. No podía desaprovechar semejante oportunidad. No me iba a comportar como un pagano, quejándome de mi desgracia. Y tenía el ejemplo de los niños, y los coros que iban cantando todo el tiempo, y bailando, y la gente grande. Una religiosa alemana, que tiene como 30 años por estas tierras, según me han dicho, y ronda por los 70 abriles… hizo toda la procesión, con una fuerza admirable. Así que había que decidirse a hacer lo que había que hacer: rezar y ofrecer. Y comencé por los familiares, todos, sin dejar ninguno afuera. Luego por los superiores, por el P. Buela, los misioneros de la familia religiosa, y por todos los misioneros del mundo. Pedir especialmente por nuestra misión y nuestras almas, y por el futuro de la misión del IVE en África, por los que rezan por nosotros… y así se fueron pasando las horas.

Llegamos de regreso a la parroquia a las 5:00 pm… Imagínense que quedé colorado como un pimiento morrón, y a ellos ni se les notaba… pero estaban cansados también. Nos saludamos con unas hermanas y una voluntaria italianas, y nos reíamos mutuamente de ver nuestros rostros encendidos, como de turistas que pasaron su primer día de veraneo junto al mar.

De todos modos, al llegar la imagen, se vivió una algarabía fenomenal… la gente cantaba con más fuerza que al principio. Inmediatamente se celebró la santa misa. Y por supuesto, el almuerzo… a las 6 de la tarde. A nosotros nos quedaba el regreso a la parroquia, con sus tres horas de viaje, y las dos últimas horas de camino de tierra y a los brincos. Y a dar gracias a Dios, porque ha sido un gran testimonio, como decía al principio, y una buena oportunidad de rezar por todos ustedes, que tanto rezan por nosotros.

No llevé la cámara fotográfica, pero las fotos que les muestro en el post les pueden pintar un poco el clima y los lugares por donde pasó la procesión (más fotos aquí)

Un gran abrazo a todos, y seguiremos rezando…
¡Firmes en la brecha! Con la gracia de Dios y la ayuda de la Virgen.

P. Diego.

2 comentarios

  
Desde Chile
¡Que alegría padre lo que cuenta! La verdad es que uno se llega a emocionar al ver las fotos y a toda esa gente con una fe sencilla pero real, que alegría para Dios y su Santa Madre, ya desearia tener yo aunque sea la mitad de dicho amor y devoción. También rezaré por usted para hacerme parte de sus oraciones por nosotros. Gracias padre por este testimonio.
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Gracias! Así estaremos en íntima unión de oraciones.
Y lo mismo digo, que cuando uno ve la fe de esta gente, pide a Dios la bendición de creer así sencillamente. Me imagino que Dios nos escucha... "Señor, auméntanos la fe".
P. Diego.
04/12/13 1:42 PM
  
Franco
Padre, al menos, con esa calor, no extraña tanto estas tierras :)
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Ya con esos cuarenta grados y algo más... no se extraña tanto el zonda.
04/12/13 10:18 PM

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