Nada ha caído desde el cielo

Tiempo ha pasado y hemos estado en atenta espera viendo si por casualidad se cumplía la profecía de un comentarista del ultimo escrito; pero del cielo no ha caído nada y es que estamos seguro que desde las Ramblas jamás escupimos al cielo…ni a la tierra.

Lo único que parece caído del cielo, pero solo lo parece, porque nos lo trajeron los Reyes Magos ha sido el carbón, pero no solo a nosotros sino a nuestra comunidad catalana, española, social, religiosa, en fin, a todos, y no es precisamente un carbón de los que lamen los niños con mucho gusto chupándose los dedos. Nuestro carbón no es dulce, en el mejor de los casos es sin sabor y en la mayoría de un bastante amargo.

Ya sabemos que no lo hemos hecho todo bien y siendo sinceros sabemos que en las Ramblas también metemos la pata y no hacemos siempre el bien que queremos, en casa, en los trabajos, en el blog, que no somos sol que todos alumbra. Por eso en nuestras tertulias la autocrítica y la crítica constructiva casi rayando a la revisión de vida es una de las principales actividades. Por eso cierta extrañeza al encontrarnos en nuestros zapatos la noche del 5 al 6 de enero solo carbón y de sabor tirando a amargo.

El paso del 9 al 10 ha mantenido en todas partes indiferencia, apatía, aburrimiento, desengaño, falsas expectativas, chulería mediática, frases y definiciones incoherentes, proyectos y propuestas fatuas es decir, la repetición de la repetidora que desde hace años nos toca por obligación vivir en casi todos los ambiente en el campo político, religioso, cultural y económico.

¿Porque Señores Reyes de Oriente no nos han dejado por lo menos un hálito de esperanza aunque hubiera sido junto al carbón y en los zapatos? ¿Por qué no dejarnos una chispa de esperanza en la posible coherencia de todo lo que oímos procurando hacer el esfuerzo de escuchar diariamente por parte de unos o en glosas dominicales por parte de otros.

Los de las Ramblas habíamos pedido, como bien saben Sus Majestades, un quitamanchas mental para que no se confundieran tanto los términos y terminologías en los discursos y fueran menos mamarracheros y un poco más creíbles.
También les pedimos una regla de cálculo para que no se pasaran tan olímpicamente a ocupar un seudo lugar de Alicia en un aún más inverosímil país de las maravillas creyendo e intentándonos hace creer que sus logias salvadoras son el no da más de seguridad y estabilidad.
Pedíamos también un flash de inteligencia y sensibilidad para que “los nerones”, los de aquí, los de cerca, pero también los de lejos vieran claro por lo menos temporalmente que lo nuestro, no es solo suyo y que no pueden hacer lo que les de la gana aunque se crean esquizofrénicamente poseedores de la única verdad y lo revistan como el lobo se reviste de cordero de bien social.

Pero cuando un llamado Presidente de gobierno se autocalifica ampulosa y repetidamente de feminista en defensa de un ministerio a todas luces con un inapropiado titulo de igualdad y promete que seremos todos iguales ante las leyes antes de 4 años ¿intenta decir que ser feminista es mejor que ser machista?¿sabe lo que es igualdad entre las personas?
Ni él ni su mini ministra nos demuestran incluso con esto que no pueden ser de ninguna manera catalizadores de algún tipo de igualdad y de unidad. ¿O es que siendo feminista cree que nos despistará y nos creeremos aquello de que “manos blancas no ofenden”?. Pues no, Señor Presidente, no.

¡Hay Dios mío! Pero es que al lado de dicho Señor tenemos a la gran filósofa platónica de la Vega y eso es un brindis por sus inadecuadas referencias ya hace días al gran filósofo griego a quien debe de confundir con otro platón grande y redondo donde meter las patas. Si cree que con sus afirmaciones entre actitudes post modernas de que “la filosofía es un silencioso dialogo del alma consigo misma en torno al ser” se está convirtiendo en un cerebro bienpensante y seductor está muy equivocada.

En la noche de Reyes en las Ramblas tenemos todos mucha ilusión, pero no hacemos oposiciones para ilusos y sabemos que Platón también dijo que “el hombre inteligente habla con autoridad cuando dirige su propia vida” y no hay dirección útil ni para la propia vida sin coherencia entre el pensar el sentir y el obrar.

Por favor Doña nos venga con tantos rodeos y florituras en sus parlamentos. No nos hable más de libertad, silencio y dialogo y mucho menos de vida cuando es abanderada del aborto y de muchas sinrazones parecidas en nuestra sociedad, que no repetimos no es solo suya y de los suyos.

Pobre sicólogos y siquiatras…pobre cabeza, que mal usada está. Es Don Montilla quien afirma que “las derrotas a veces empiezan en nuestra cabeza y las victorias también”. Será por ello que gobierna un país que no levanta cabeza porque nos hace entretener en atender sus neuras y paranoias incitándonos a quedarnos tranquilos haciéndole la manicura a Cataluña en lugar de tomarse en serio el problema laboral, los líos de extranjería, la gente de la calle i todos los indigentes, un serio y conveniente currículo educativo, los ancianos y jóvenes desatendidos. Cataluña, Don Manuel necesita una autentica operación a corazón abierto y para eso no tenemos bastante con un enfermero, necesitamos alguien con experiencia y que ame la medicina y al enfermo y no hay bastante conque la ejerza por conveniencia. Claro que las afirmaciones del gran izquierdista de Joan Ridao en el sentido de que el gobierno siempre tiene la razón y hace siempre bien las cosas nos acaban de desequilibrar la expectativa de un mejor y más feliz año nuevo.

Cuánta razón tenía Seneca, que (aclaración por si Doña Vice Primera no lo sabe) también era un filosofo pero en este caso no griego sino romano y conocido por sus obras de carácter ético y moralista, al afirmar que hay tres etapas en la vida: “el pasado, el presente y el futuro. El futuro es desconocido, el presente ya no existe y el pasado es lo único que conocemos”. Animo pues y por favor tengan autentica memoria de la historia, de la inmediata y en general ya que podemos aprender de muchas cosas ya vividas por persona no tan distintas a nosotros ni en tiempos menos recios

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