Conócete, Acéptate, Supérate

Todos sabemos bien que la frase que encabeza nuestra reflexión de hoy es de San Agustín, y también lo es la que trascribimos a continuación porque consideramos que para estos tiempos que está corriendo necesitamos hacer un alto en el camino y no tirar piedras ni recogerlas sin ton ni son. Nos dice el Santo de Hipona “No vuelvas fuera, vuélvete a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad. El pasado ya no es. Y el futuro no es todavía. La sabiduría no es otra cosa que la medida del Espíritu; es decir, la que nivela el espíritu para que no se extralimite ni se estreche”
Conocerse bien, es decir, de forma realista, haciendo una auténtica aproximación objetiva a uno mismo y a los otros, representa un primer e importante paso para lograr orientar y dirigir de la propia vida, y es una cuestión tan importante que siempre se ha presentado a lo largo de los siglos como un gran reto para el hombre es ciertamente una ardua ntarea no es tan facil como parece de realización y que al ser de vital importancia para el hombre lo es asimismo para la sociedad y en el hecho social entra la religión, la cultura en todas sus facetas y evidentemente la política. Por ello es un gravísimo error no reconocer los propios defectos ni los defectos que comunitariamente nos tienen dominados y no es menos error no reconocer ni aceptar las propias cualidades “dones de Dios” y los dones que Dios nos quiere transmitir a traves de las cualidades de los demás.

El conocimiento de todo ello y su aceptación, es el paso previo necesario para una posible superación y ello no debe conducir jamás ni a la resignación ni a la indiferencia.

Es imprescindible poder y saber distinguir tanto personal como comunitariamente lo que no se puede o no se debe modificar de lo que se puede y debe modificarse

Sabemos por experiencia que es el Espíritu Santo quien nos ayuda a entender y amar la voluntad de Dios y a entender y a amar la palabra de Dios, no podemos olvidar que El es quien nos lleva a la verdad completa y nos hace comprender aquello que aún no comprendemos de Jesús y su mensaje. El es quien “intercede por nosotros con gemido inefables” (Rm.8,26)

Solo el Espíritu como nos recuerda San Agustín es el quien nivela nuestro espíritu para que no se extralimite ni se estreche ya que Él es la misma Sabiduría de Dios derramada en nuestros corazones.Pero hay que ser objetivos y dejar que sea Él y Ella, -Espíritu y Sabiduría- los que nos ayuden a ser realistas y objetivos y por ende a dejar las palabras y pasar a las obras que demuestran la fe. De nada valen los discursos, las sonrisitas y las fotos sino no podemos decir lo que vemos y oímos como los discípulos Juan lo vieron estando con Jesús.

Nerón jamás pensó objetivamente lo que necesitaba Roma, sino lo que él quería de Roma quizás desde una paranoia incontrolable justificada por la subjetiva culpa de “unos llamados cristianos”. Pero lástima, pobre Nerón porque quien inocentemente peca, inocentemente se condena.Por eso, amigo, seas quien sea, haz un esfuerzo, como hacemos los tertulianos de las Ramblas y aunque sea preciso hacer un alto en el camino “conócete,acéptate y supérate", para una vida mas humana y por lo tanto mñas cristiana y una sociedad, religión, cultura y política más limpias y auténticas según la Sabiduría de Dios y su Espíritu nos guien.

2 comentarios

  
Fabio Rustico
"No quieras salir fuera, en el interior del hombre habita la verdad". Hasta ahí, recuerda mucho a la sobreinscripción del templo de Apolo de Delfos "Conócete a ti mismo", que hace la pregunta "¿Quién eres tú?" y exhorta "Sé quien eres", es decir: descubre y desarrolla todas tus potencialidades al máximo. El espejo al que se está mirando ese gatito no puede pertenecer al mundo exterior. Ningún espejo daría semejante imagen. Solamente puede ser un espejo interior que ofrezca una imagen virtual de lo que el gatito puede llegar a ser, porque tiene "corazón de león". El problema es saber cómo se hace. Sabemos por experiencia que en el hombre no habita verdad ni mentira alguna; las únicas verdades existentes son las verdades objetivas de la naturaleza; el resto, son afecciones, producto de las tensiones (no necesariamente procesos dialécticos) que mantenemos con la vida y los demás; llamar a estas afecciones verdad o mentira, es excesivo. La verdad, caso de existir, es un proceso de conocimiento contrastado entre el mundo y la conciencia. Hasta aquí, sin entrar en el terreno de lo espiritual o sobrenatural, ya es mucho y dificilísimo. Tarea tan aruda y compleja que muy pocas personas llegan a desarrollar todas sus potencialidades naturales, por desconocimiento de cuáles sean o de imposibilidad de realizarlas. San Agustín no se conforma con las posibilidades naturales de realización del ser humano, a la que se ceñirían los griegos. Entra en lo sobrenatural, vía introspección y ahí ha de intervenir el Espíritu. Es cuestión de fe. Para una mentalidad racional, lógica, hay que dar un salto muchísimo más difícil todavía que el desarrollo natural. Y como dices, ahí poco valen las palabras, porque no se trata de (ni es posible) "demostrar" nada, sino de "mostrar" que merece la pena. Por eso, el discurso más adecuado en este plano es el instalado en la subjetividad y en la discreción verbal, sin aspavientos ni grandilocuencias. No es cuestión, pues, de decir, sino de mostrar empíricamente. En otro caso, las palabras no pasan crear espejismos o ilusiones ópticas, poco duraderas. Espejismo que se padece con la imagen que los medios nos ofrecen de la vida privada en Roma. Roma fue todo salvo licenciosa. Fue una sociedad rígida, autoritaria, machista, militarizada, esclavista y poco dada a la permisividad, ni sexual ni de otra clase, excepto para quienes tenían el poder. Lo que el "Satiricon" de Cayo Petronio Arbitro revela no es lo que hacían los romanos, sino lo que hacía Nerón, que es el personaje contra quien se escribió ese popurrí erótico o indecente delicioso que es el libro. Seguramente, Segi..., podrá reconocer retratado a más de un Nerón a quien conoce de cerca.
14/10/09 4:01 PM
  
Ana
A muchos nos pasa lo de la foto. Tendríamos que intentar ser lo que queremos ser pero aceptándonos y dándo lo que podemos dar no el baremo de otro. Eso sería un error. Hay que superarse de acuerdo con las capacidades de cada uno
17/10/09 11:50 PM

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