Se puso a enseñarles con calma

El Evangelio nos acerca al corazón de Cristo; un corazón humano que expresa el amor, humano y divino, con que el Señor ama a todos y a cada uno de nosotros. Los Apóstoles son los primeros que se acogen a la recomendación de Jesús: “Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré […] que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11, 28-29). Hasta tal punto han experimentado este descanso que, después de agotadoras jornadas de trabajo pastoral, no dudan en acercarse al Señor para contarle “todo lo que habían hecho y enseñado” (Marcos 6, 30-34). Jesús se aparta con ellos a un sitio tranquilo, para escucharlos pacientemente.

Conmueve esta intimidad, esta cercanía, de Jesús con los suyos. Aquellos que han sido elegidos para pastorear en su nombre al Pueblo de Dios son, primeramente, los destinatarios de la atención de ese Buen Pastor que es el mismo Dios, el Hijo de Dios hecho hombre.

En Jesús se cumplen las profecías que anunciaban que Dios sería el pastor de su pueblo (cf Jeremías 23, 1-6). Un pastor que no dispersa a las ovejas, ni las deja perecer, sino que las reúne y las vuelve a traer a sus dehesas. Los apóstoles, al reunirse con Jesús, podían recitar, sin duda alguna, las palabras del Salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace recostar. Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas”.

Pero el corazón de Cristo no es un corazón limitado, sino un corazón dilatado infinitamente, en el que todos tienen cabida. No por ocuparse más detenidamente de los suyos se olvida de las muchedumbres, de aquellas multitudes que acuden también a Él porque lo habían reconocido. Jesús ve esa multitud de personas que corren en busca de sentido, de orientación, de sanación, de salvación, y siente lástima de ellos, “porque andaban como ovejas sin pastor”. Y el Señor “se puso a enseñarles con calma”.

Hay, por consiguiente, una relación interna entre el amor del corazón de Cristo y su enseñanza. Su enseñanza brota de su amor, de su cercanía, de su compasión. Realmente no se pueden separar, en Jesús, su persona y su enseñanza. Él es, en persona, la enseñanza, la Palabra, el “Verbo encarnado y vivo” (cf Catecismo de la Iglesia Católica, 108).

La Iglesia continúa la misión apostólica de “hacer y enseñar”. A través de los pastores de su Iglesia, Cristo mismo sigue guiando y orientando a su grey, a la humanidad entera. El Señor sigue amándonos, y por ello nos hace llegar, mediante la enseñanza de la Iglesia, su propia enseñanza, que es bondad y misericordia, para que no temamos al caminar por las cañadas oscuras de este mundo. Como afirmó el Papa Juan XXIII, la Iglesia “abre la fuente de su doctrina vivificadora que permite a los hombres, iluminados por la luz de Cristo, comprender bien lo que son realmente, su excelsa dignidad, su fin” (Gaudet Mater Ecclesia, 7). Acerquémonos sin miedo a esta enseñanza, para descansar también nosotros en el corazón de Cristo.

Él es nuestra paz, como afirma el apóstol San Pablo. Él hace una sola cosa de lo que, sin Él, permanecería siempre dividido. A Él acudimos para que siga derribando los muros que levanta el odio. Qué todos los hombres y todos los pueblos escuchen la noticia de la paz. Amén.

Guillermo Juan Morado.

10 comentarios

  
Camino Iriarte
Con calma se puso a enseñarles. ¡Dichosos nosotros, pobres escasos de conocimientos, porque el Señor y sus ministros nos siguen enseñando con calma! Y el Señor nos concede aprender despacio, sin impacientarse. Gracias, padre.
18/07/09 6:38 PM
  
Luis López
Es verdaderamente impresionante cómo son varios los profetas que incidían en lo mismo: en los últimos tiempos Dios -bendita su bondad y su misericordia- no se conformaría con enviar guías, profetas o pastores sino que ÉL MISMO sería el pastor de su pueblo. Y él mismo -personalmente- sería la Salvación de su pueblo. Y su juez escatológico.

Cómo el amor de Dios iba a delegar la salvación. No, Dios no podía delegarla, El mismo la haría. La profecía de Zacarías lo dice claramente: "Aquel día el Señor los salvará, pastoreará a su pueblo como a un rebaño, y como piedras preciosas de diadema resplandecerán en su tierra" (Zac. 9,16). Por eso desde sus inicios, la Iglesia proclamó en Jesús la salvación definitiva, reconociendo así la plenitud de su divinidad (Col. 1,19): "En ningún otro se nos ha dado la Salvación, pues no se nos ha dado bajo el cielo otro nombre que el de Jesús para salvarnos" (Hch. 4,12)

Y, en segundo lugar, juez escatológico. El profeta Ezequiel señala, por boca de Yavé, que el mismo Dios será juez escatológico de sus ovejas pues dirá "yo mismo juzgaré entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío" (Ez. 35, 15-17). Los Evangelios -Mt. 25,31 y ss.- y el más antiguo Símbolo de la Iglesia recordará esa función de juez escatológico de Jesús: "Vendrá a juzgar vivos y muertos".
18/07/09 6:55 PM
  
Carlo
Pero la polemica ya no es o iglesia o sinagoga,o Cristo o no Cristo.Esos son poelmicas muy viejas que no conducen a nada.EL TEMA ES EL REINO DE DIOS.La "boda" entre lo visible y lo invisible.La "boda" entre la muerte y la vida.Despues de Cristo,los muertos continuaron conociendo la corrupcion del sepulcro.Nada cambio.
Los judios seguimos esperando a Dios.QUE NADA SE INTERPONGA ENTRE NOSOTROS Y EL REINO DE DIOS.Nada...ni iglesias,ni religiones,nada de nada.
18/07/09 11:06 PM
  
asun
Puede que el tema no sea Iglesia o sinagoga, propiamente, pero lo que sí está clarísimo es que EL TEMA SÍ ES CRISTO O NO CRISTO. Quien no está contra nosotros, con nosotros está, pero quien no recoge con Cristo, desparrama. Él es el buen pastor, la puerta del redil, el rostro humano de Dios.
El anunció el Reino de Dios como un pequeño granito de mostaza:presente ya, pero todavía no. Con él llegó el día de la Misericordia: los ciegos ven, los cojos andan, los mudos hablan, los muertos resucitan. Nos invitó a seguirle en su camino haciendo el bien. Nos advirtió que sin él no podemos hacer nada.
Él ES NUESTRA PAZ
19/07/09 12:30 AM
  
Luis López
"Despues de Cristo,los muertos continuaron conociendo la corrupcion del sepulcro.Nada cambio."

No es cierto, sí hubo un cambio radical. Jesús resucitó en cuerpo y alma, fue la "primicia" (1 Cor. 15,20) de nuestra futura resurrección. Por eso Pablo puede afirmar con absoluta claridad que "Si Jesús no ha resucitado, vana es nuestra fe" (1 Cor. 15,14).
19/07/09 1:10 PM
  
Flavia
Muy bueno tu comentario, Asun. Y además, no se nos ha dado otro nombre bajo el cielo con el que podamos salvarnos ( Hechos, 4,12).
21/07/09 2:25 AM
  
jasp
Padre Guillermo: Jesús sigue enseñando todavía, sin cansarse, y seguramente no es por nosotros sino porque su Madre se lo pide.
La Iglesia nos recuerda esta enseñanza cuando hace rezar la plegaria eucarística V al sacerdote: “Te glorificamos, Padre santo, porque estás siempre con nosotros en el camino da la vida, sobre todo cuando Cristo, tu Hijo, nos congrega para el banquete pascual de su amor.
Como hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, él nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan”.
También, el Concilio Vaticano II en su Constitución Sacrosanctum Concilum abunda en esta doctrina: Cristo, “está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura es Él quien habla”.
Dios, que no necesita de nadie para enseñarnos, ha querido asociarnos a su obra de salvación: “Cristo asocia siempre consigo a la Iglesia (SC7)”: “Cuando alguien bautiza es Cristo quien bautiza” (SC7).
“Y el que bautiza no se da cuenta de que Jesús bautiza, y sin embargo Jesús bautiza; y el que absuelve no se da cuenta, y sin embargo Jesús absuelve a través del sacerdote que da la absolución. Pues igual, cuando yo quiero que Jesús obre en mi, conmigo, y lo haga todo como Rey absoluto, en la medida que yo lo quiero, Él lo hace. Pero no se sigue de ahí que yo me dé cuenta de que lo haga. Yo sé que Él lo hace porque Él quiere hacerlo todo. Es más, me dice “Sin Mí no podéis hacer nada” (). Por tanto quiere hacerlo todo en mí, conmigo. Porque me ha puesto para que dé fruto, y mi fruto sea abundante, y no puedo producirlo sin Él”.

Este último párrafo lo he sacado de la cinta nº 2020a del Padre Antonio Pacios López, MSC

21/07/09 11:11 AM
  
guillermo
Un saludo a los lectores. Sigo, desde lejos, las aportaciones.
21/07/09 11:49 PM
  
Maricruz
Tienes razón.
Cuando fui ministra extraordinaria para la distribución de la comunión mi relación con el Señor pasó a ser el centro de mi vida literalmente, no importaba si estuviera cansada, siempre deseaba pasarme un buen rato con él ante el Sagrario. No más estar ahí en silencio. Creo que fue de las mejores etapas de mi vida.
22/07/09 6:17 PM
  
antiguo alumno salesiano
Hablaba usted hace un mes del Congreso "El Sagrado Corazón de Jesús, fuente de vida". Recuerdo que en 1961,año de su inauguración, el Tibidabo fue escenario del I Congreso Internacional del Corazón de Jesús. Desde el colegio donde estudiaba vimos, la noche del 21-X, cómo se iluminaba el Templo al apretar un botón desde Roma el beato Juan XXIII. Yo cumplía 9 años aquel día.La semana siguiente se celebró el Congreso¿Ha habido otros además de éste y el que cita usted en su artículo?
26/07/09 5:17 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.