Alvin Plantinga y la depravación transmundana

Plantinga

Alvin Plantinga, de quien alguna vez ya hemos hablado, es un filósofo analítico protestante norteamericano que se interesa en temas de filosofía de la religión.  Tiene una argumentación en la cual quiere responder a la objeción que dice que es imposible que exista un Dios que sea a la vez Bueno y Omnipotente.

Es interesante porque, perteneciendo Plantinga a una comunidad cristiana calvinista, su argumentación, como veremos, se acerca bastante al molinismo.

La objeción a la que Plantinga quiere responder se centra en el mal moral o pecado, del cual depende además la condenación eterna o no de las creaturas racionales. Siendo eso así, y dada la libertad de las creaturas racionales, hay un mundo posible, dice la objeción, en el que ninguna creatura racional peca.

Ello podríamos decir que es así por simple lógica combinatoria. Supongamos un mundo que tiene nada más que dos creaturas racionales. Ante cada alternativa para su conducta, cada una de esas creaturas, siendo libre, tiene la posibilidad de pecar o no. Supongamos que toda la historia de ese mundo consiste nada más que en una acción que realiza la creatura A y otra acción que realiza la creatura B.

Tenemos entonces cuatro mundos posibles: uno que tanto la acción de A como la de B son malas, otro en el que la acción de A es buena y la de B mala, otro en el que la acción de A es mala y la de B buena, y otro, finalmente, en el que las acciones de ambos son buenas.

Éste último es un mundo sin pecado, y es perfectamente posible, no tiene nada de contradictorio. Por tanto, Dios lo puede crear. Por tanto, Dios puede crear un mundo en el que hay creaturas racionales y libres y no hay pecado, y no hay por tanto tampoco mal.

Esto es independiente de la cantidad de creaturas racionales y de acciones de esas creaturas racionales que pongamos en ese mundo, como es obvio. Siempre va a haber una combinación posible de creaturas racionales y acciones de creaturas racionales en la que no haya pecado alguno.

Ahora bien, sigue la objeción, es claro que Dios no ha querido o no ha podido crear un mundo así, porque en el mundo de hecho existente sí hay pecado. Por tanto, o Dios no es Omnipotente, porque no ha podido crear ese mundo, o no es Bueno, porque pudiendo hacerlo, evitándonos así la existencia del mal, no lo ha querido hacer.

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La respuesta de Plantinga es bastante sorprendente: un mundo así sería efectivamente posible, pero es también posible que Dios no pueda crearlo, es decir, que sea lógicamente contradictoria, no la existencia simplemente de un mundo así, sino la creación por parte de Dios de un mundo semejante.

En primer lugar, Plantinga quiere dar una respuesta mínima a la objeción del ateo: no dice que Dios no pueda crear un mundo así, ni asume la carga de tener que demostrar eso, sino que es posible que no pueda crearlo. Con eso alcanza para desmontar una de las premisas del argumento del ateo: “Si un mundo así es posible, Dios lo puede crear”, y con eso alcanza para desestimar ese argumento.

Pero entonces Plantinga se enfrenta a otra objeción fuerte: ¿cómo seguiría siendo Dios Omnipotente si no pudiese crear ese mundo que en sí mismo es posible?

La respuesta de Plantinga es que (como ha dicho ya Santo Tomás de Aquino), la Omnipotencia es la capacidad de hacer todo lo que no implica contradicción, y si bien un mundo en el que hay creaturas racionales y no peca ninguna de ellas nunca no es contradictorio, sí podría ser contradictorio que Dios lo crease, de modo que decir que Dios no puede hacer tal mundo no iría en contra de la Omnipotencia divina.

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Ahora bien ¿cómo fundamenta Plantinga su afirmación según la cual es posible que Dios no pueda crear un mundo poblado por seres racionales en el que no haya pecado alguno?

El argumento de Plantinga se basa en el concepto de “depravación transmundana” (“transworld depravity”) que se define así:

Una persona P padece de “depravación transmundana” si y sólo si se cumple lo siguiente: para todo mundo W tal que P es significativamente libre en W y P hace únicamente lo que es correcto en W, existe una acción A y un segmento máximo de mundo S′ tal que:

  1. S′ incluye que A sea moralmente significativa para P;
  2. S′ incluye que P sea libre respecto de A;
  3. S′ está incluido en W y no incluye ni que P realice A ni que se abstenga de A; y
  4. Si S′ fuese actual, P obraría mal respecto de A.

Por “segmento máximo de mundo”, Plantinga entiende todo lo que en un mundo posible antecede a la alternativa de si el sujeto S hará o no hará A, sin incluir la efectiva realización o no de A.

Plantinga introduce la idea de que P siempre hace el bien en W, porque así prepara su argumento a favor de la tesis que dice que aún habiendo mundos posibles en los que hay seres racionales y no pecan, es posible que Dios no pueda crearlos.

En efecto, Plantinga no puede rechazar sin más la idea de un mundo posible en el que hay seres racionales y no pecan, porque esa idea deriva precisamente de la libertad de las creaturas racionales, que Plantinga quiere conservar al mismo tiempo que afirma que Dios es Bueno y Omnipotente.

Si cada creatura racional en un mundo dado puede no pecar, entonces todas pueden no pecar, y entonces, por pura combinatoria lógica de posibilidades, pueden no pecar todas, es decir, puede ocurrir que de hecho ninguna peque.

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Sobre esa base, Plantinga argumenta así:

Tesis: Es posible que Dios no pueda crear un mundo en el que haya seres racionales y no pequen.

Argumento: Si es posible que todos los seres racionales sufran de “depravación transmundana”, es posible que Dios no pueda crear un mundo en el que haya seres racionales y no pequen. Pero es posible que todos los seres racionales sufran de “depravación transmundana”. Ergo.”

Premisa mayor: Si un ser racional sufre de “depravación transmundana”, entonces Dios no puede crearlo en un mundo en el que haya seres racionales y no haya pecado. Por tanto, si todos los seres racionales sufren de “depravación transmundana”, entonces Dios no puede crear un mundo en el que haya seres racionales y no haya pecado.

La idea, entonces, es que si un ser racional sufre de “depravación transmundana”, entonces peca en todo mundo posible en el que Dios lo cree. Pero entonces, Dios no puede crearlo en un mundo en el que haya seres racionales y no haya pecado.  Y entonces, si todos los seres racionales son así, Dios no puede crear un mundo en el que haya seres racionales y no haya pecado.

Finalmente, como al menos es posible que todos los seres racionales sean así, al menos es posible que Dios no pueda crear un mundo en el que haya seres racionales y no haya pecado.

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Es claro que todo el argumento depende del punto 4. de la definición de “depravación transmundana”, pero este punto ¿cómo se fundamenta?

Lo que está en la base es la idea de que los condicionales opuestos relativos a una situación dada son necesariamente verdaderos o falsos.

Es decir, suponiendo que “A” es una mala acción, o bien “Si P se encuentra en la circunstancia C, hace A” o bien “Si P se encuentra en la circunstancia C, no hace A”, es verdadero.

Por tanto, cuando P se encuentra en el segmento máximo de mundo S’ con las dos posibilidades de hacer A o no hacer A, resulta que ya es verdadero el condicional que dice, digamos, que en esa circunstancia P hace A.

Y entonces, no es posible que Dios cree ese mundo y en él P no haga A, es decir, no peque.

Lo que dice Plantinga, entonces, es que es posible que una persona sufra “depravación transmundana”, o sea, que es posible que para esa persona, en todo mundo en que Dios pueda crearla, el condicional diga que esa persona peca si es creada en determinadas circunstancias que forman parte de ese mundo posible.

Es claro, entonces, que Dios no podría incluir a esa persona en un mundo creado por Él mismo en el que hubiese seres racionales y esos seres no pecasen nunca.

Y termina Plantinga diciendo que es igualmente posible que todos los seres racionales sufran “depravación transmundana”, y que entonces Dios simplemente no pueda crear un mundo en el que haya seres racionales y no pequen.

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¿Cuál es a nuestro juicio la principal falla de este argumento de Plantinga? Sostenemos lo siguiente: 

Tesis: Hay contradicción en decir que en un mundo posible W un sujeto P siempre hace el bien, y que, siendo verdad que si P es creado en la circunstancia C, que está incluida en ese mundo posible W, P hace el mal, entonces al crear Dios ese mundo, P hace el mal.

Argumento: Hay contradicción, si eso lleva a la conclusión de que en la circunstancia posible C el sujeto P a la vez hace el mal y no lo hace. Pero eso sucede en la hipótesis que estamos considerando. Ergo.

La Menor: En efecto, por un lado, la hipótesis en consideración nos lleva a la conclusión de que si P se encuentra en las circunstancias C, P no hace el mal, porque por hipótesis P siempre hace el bien en W, y C pertenece a W.

Por otro lado, se nos dice que si P es creado en la circunstancia C, P hace el mal, lo cual lleva a la conclusión de que la creación de P en la circunstancia C es la actualización de una posibilidad en que la que P hace el mal en C. Porque en lo finito, lo actual es la actualización de lo posible.

Luego, resulta que en la situación posible C, P a la vez hace y no hace el mal, lo cual es contradictorio.

Y si se objeta que en el mundo posible W, la circunstancia C está pensada de modo que en ella P puede tanto hacer el mal como no hacerlo, y que es en virtud de la verdad del condicional “Si P está en C, P hace el mal”, que al crear Dios ese mundo P hace el mal en C, de modo tal que no hay contradicción, respondemos que la circunstancia C, pensada de tal modo que en ella es posible tanto hacer el mal como no hacerlo, pertenece en realidad a dos mundos posibles distintos, uno en el que P hace el mal y otro en el que P no lo hace. Porque los mundos posibles, siendo combinaciones de posibilidades, son totalmente detallados y definidos y no dejan lugar a posibilidades alternativas, las cuales por el contrario dan lugar a mundos posibles diferentes.

Por tanto, en el mundo posible en el que P no hace el mal en C, no puede ser verdadero el condicional que dice que “Si P está en C, P hace el mal”, y en el mundo posible en que ese condicional es verdadero, teniendo en cuenta que C es parte de ese mundo, no es verdad que todos los seres racionales hagan siempre el bien.

No se da nunca entonces lo que dice la hipótesis: que hay un mundo posible W en el que todos los seres racionales hacen siempre el bien, que en ese mismo mundo posible hay una circunstancia C en la que los seres racionales pueden tanto hacer el bien como no hacerlo, y que respecto de ese mismo mundo posible puede ser verdad un condicional que dice que si el sujeto P está en la circunstancia C, el sujeto P hace el mal. 

Por tanto, el punto 4. del concepto de “depravación transmundana” de Plantinga introduce en ese concepto la contradicción, y hace que toda la argumentación de Plantinga basada en ese concepto se base en una contradicción, con lo cual sin duda que Plantinga llega a la conclusión a la que quiere llegar, porque como dice la “ley de Escoto”, de lo contradictorio se sigue cualquier cosa.

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Por eso mismo, es contradictorio decir, como dice Plantinga, que hay ciertos mundos que son posibles pero que Dios no puede crearlos.

Porque lo posible es lo que puede venir a la existencia, y los mundos no tienen otra forma de venir a la existencia sino por la creación divina, por lo que un mundo que no puede ser creado por Dios no es tampoco un mundo posible.

Para responder a esta objeción, Plantinga distingue entre “posibilidad” y “factibilidad”. La primera sería la falta de contradicción interna, la segunda, el poder ser creado por Dios. Podría darse, dice, lo primero, y no darse lo segundo.

Ahora bien ¿cuál podría ser la razón por la que Dios no podría crear un mundo dado, fuera de la contradicción interna de ese mundo?

Veamos el caso de los condicionales verdaderos, que es a lo que se refiere Plantinga. La idea es que, aún si hay un mundo posible en el que todos los seres racionales hacen el bien sin pecar nunca, es posible que en todo mundo así todos los seres racionales sean tales, que si Dios crea ese mundo, al menos uno de ellos peque alguna vez, o sea, es posible que sea verdadero el condicional que dice que si la persona P es creada en las circunstancias C de ese mundo posible, esa persona peca.

Y entonces, dice Plantinga, es posible que Dios no pueda crear ese mundo sin que alguna de esas creaturas racionales peque al menos una vez.

Pero es que estos mundos supuestamente posibles que Plantinga describe aquí no son en realidad posibles, porque son contradictorios.

En efecto, son, como ya dijimos, mundos posibles en los que los seres racionales siempre obran bien, pero dado que también sea verdadero un determinado condicional, como el que dice que si se crea al sujeto P en las circunstancias C, que forman parte de ese mundo posible, ese sujeto peca, si esos mundos fuesen creados por Dios al menos una vez uno de esos seres racionales cometería un pecado.  

Y esos mundos son contradictorios y no son en realidad posibles, porque contienen la circunstancia C, y a la vez se dice que en esa circunstancia el sujeto P hace el bien (porque siempre hacen el bien en esos mundos posibles todos los sujetos racionales) y no hace el bien, porque es verdadero el condicional que dice que si se lo crea en esa circunstancia C ese sujeto peca, lo cual, como dijimos, quiere decir que en el mundo posible correspondiente a esa actualización, el sujeto P peca al hallarse en la circunstancia C.

Porque, en lo finito, lo actual es la actualización de lo posible, y en un mundo posible dado no puede haber todavía secuencias posibles alternativas de eventos en las que cada rama de la alternativa pertenezca a ese mismo mundo posible.   

En realidad, esta última serie de eventos pertenece a otro mundo posible, uno en el que puesto en la circunstancia C, el sujeto P peca

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Es claro que la clave del argumento de Plantinga está en los condicionales contradictorios que han de ser necesariamente verdaderos uno o el otro.

Esto parece en principio contradictorio con la idea misma de los “mundos posibles”, que implica que en una situación dada en la que caben dos o más resoluciones posibles, cada una de esas resoluciones se ubica en un mundo posible distinto, dentro del cual ya no hay dos o más soluciones posibles para esa misma situación, sino una sola.

Por el contrario, lo que hace la idea de la verdad del condicional es eliminar uno de esos mundos posibles alternativos, lo cual resulta problemático si se quiere seguir manteniendo que la situación originalmente dada estaba abierta a posibilidades diferentes.

Y eso pone en peligro la idea misma de la libertad de las creaturas racionales, que Plantinga sin embargo quiere defender.

Es decir, en un mismo mundo posible puede haber situaciones que estén abiertas a distintas posibilidades, pero entonces, cada una de esas posibilidades distintas da lugar a un mundo posible distinto. Hay como un entrecruzamiento de mundos posibles. 

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Se puede objetar, desde la lógica, que necesariamente uno de los condicionales deberá ser verdadero, porque se contradicen entre sí, y que por tanto, eso vale para todo mundo posible.

Sin duda, pero en este sentido: en todo mundo posible, si se da la circunstancia C, o bien se dará D, o bien no se dará D. En el primer caso, el condicional “Si C, entonces D” será verdadero (al menos según la lógica moderna), en el segundo caso, será falso, y será verdadero entonces “Si C, entonces no D” (al menos, según la lógica moderna).

Pero la aclaración “al menos según la lógica moderna” es crucial, porque para esta lógica lo único que hace falta para que “Si C entonces D” sea verdadero es, por ejemplo, que C y D efectivamente ocurran, y no necesariamente que si C ocurre D deba ocurrir.  

Mientras que Plantinga entiende la verdad del condicional en este último sentido, y sólo así resulta que la verdad del condicional elimina alternativas en un mundo posible dado.

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¿Ya con eso quedaría eliminada la libertad en ese mundo?

Aquí es donde se ve la relación entre este argumento de Plantinga y el molinismo, así como con la cuestión “De Auxiliis” en general.

De hecho los cristianos debemos aceptar que sí hay condicionales verdaderos que de algún modo eliminan alternativas que de suyo pertenecerían a mundos puramente posibles.

Dice el Señor, por ejemplo, en Mt. 11, 21 -24:

“¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.”

En principio, si en Tiro y Sidón se hacen los milagros que se hicieron en Corazín y Betsaida, hay al menos dos mundos posibles: aquel en el que Tiro y Sidón se convierten, y aquel en el que no.  

Pero el Señor dice aquí que de hecho el mundo en que, en esa hipótesis, Tiro y Sidón no se convierten no es en algún sentido posible, ha quedado por alguna razón cancelado, de modo que sólo está vigente, como posibilidad, aquel en el que ambas ciudades se convierten, supuesto que en ellas se realizan tales milagros.

Por supuesto que tomistas y molinistas explican esto en forma diferente. Para los molinistas, se trata de que la “ciencia media” divina ha previsto desde la eternidad que en esas circunstancias, Tiro y Sidón se habrían convertido. Para los tomistas, se trata de que desde la Eternidad Dios ha decretado que en esa hipótesis habría dado a los de Tiro y Sidón la gracia intrínseca e infaliblemente eficaz para la conversión.

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La tesis de Plantinga se acerca al molinismo, porque él rechaza explícitamente que los actos libres de las creaturas puedan ser causados por alguna otra entidad distinta de las creaturas mismas.

Véase por ejemplo este pasaje de “God, Freedom and Evil”:

Si una persona es libre con respecto a una acción determinada, entonces es libre para realizar esa acción y libre para abstenerse de realizarla; ninguna condición antecedente ni ley causal determina que realizará la acción, ni que no la realizará.” (p. 29)

La primera parte de la definición la acepta un tomista, la segunda muestra el “molinismo” de Plantinga, que da por supuesto que la causalidad divina sería incompatible con la libertad de las creaturas racionales. Nótese cómo Plantinga enuncia ambas partes de la definición como si fuesen sinónimas.

Y por eso saca la consecuencia:

Dios puede crear criaturas libres, pero no puede hacer que ellas hagan únicamente lo correcto. Porque si lo hiciera, entonces no serían verdaderamente libres en sentido significativo; no harían lo correcto libremente.” (p. 30)

Sobre esta base, tanto para el molinismo como para Plantinga la verdad de los condicionales relativos a acciones de personas en circunstancias determinadas es algo independiente de la Voluntad divina, que la Inteligencia divina se limita a contemplar.

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Pero aquí está justamente el problema con esta tesis, porque pone en peligro precisamente la libertad de las creaturas racionales.

Porque lo que uno esperaría de una “ciencia media” divina que ve a las creaturas racionales posibles actuando en las posibles circunstancias en que podrían ser creadas, es que en cada circunstancia concreta la “ciencia media” viese que esa creatura racional, siendo libre, tiene al menos dos alternativas distintas para su acción, y nada más.

Una “ciencia media” así entendida no podría saber cuál de estos dos condicionales es verdadero: “Si P se encuentra en la circunstancia C, hace A” o “Si P se encuentra en la circunstancia C, no hace A”.

Lo único que sabría esa “ciencia media” sería que “Si P se encuentra en la circunstancia C, tiene la capacidad de hacer A y tiene la capacidad de no hacer A”.

Pero eso sería el fin de la “ciencia media”, porque así entendida no se distingue de la ciencia de los puros posibles.

Ver, en cambio, que en tales circunstancias la creatura haría ciertamente, más aún, infaliblemente, tal cosa, es contrario a la idea de la libertad de esas creaturas.

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Aquí se puede objetar que también en el tomismo Dios sabe con certeza infalible lo que la creatura racional hará libremente si se la pone en determinadas circunstancias.

Pero ahí está justamente la razón por la cual la “premoción física” en realidad salvaguarda la libertad de las creaturas racionales.

Porque la certeza acerca de lo que creatura racional y libre haría en determinada circunstancia procede, o bien de la circunstancia, o bien de la constitución misma de la creatura racional, o bien de la causalidad divina.

En el primer caso, o bien es el conocimiento de esas circunstancias por parte de la creatura racional lo que determina infaliblemente su respuesta libre, o bien las circunstancias obran sobre la creatura racional físicamente, mediante leyes naturales.

En el segundo caso es claro que no hay libre albedrío en esas creaturas. En el primer caso tampoco lo hay, porque bastaría entonces con que la creatura raciona conociese esas circunstancias para que obrase de determinado modo y no de otro.

Lo mismo si la cierta e infalible determinación del obrar de la creatura racional procede de su constitución interna. La creatura racional sería como una máquina que tiene un solo modo de funcionamiento posible dadas ciertas circunstancias.

De algún modo esto ocurre, no sólo en el molinismo estricto, sino también en el congruismo suareciano: hay tal afinidad entre la voluntad de una determinada creatura racional y un determinado orden de circunstancias que la “ciencia media” divina ve lo que infaliblemente elegiría esa voluntad en esas circunstancias.

En todos esos casos la libertad de la creatura racional desaparece porque su obrar queda determinado, o bien por el objeto que la inteligencia conoce y presenta a la voluntad para que necesariamente lo apetezca, o bien por un influjo físico que sigue una única dirección posible dadas ciertas circunstancias, o por una combinación de ambos factores.

En cambio, si la certeza infalible acerca del curso de acción que ha de seguir la creatura racional en una circunstancia determinada procede de la causalidad divina, o sea, de la “premoción física”, la cosa cambia.

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Porque Dios, el Creador de las naturalezas creadas, es el único que tiene la capacidad de mover infaliblemente a la acción a esas naturalezas creadas respetando el modo de ser de cada una de ellas. Como les da el ser, les da el obrar, pero más aún: como les da el modo de ser, también les da el modo de obrar, a saber, necesario o libre.

Y todo infaliblemente. Es decir, si Dios hace que las creaturas actúen libremente, no sólo infaliblemente actúan, sino que infaliblemente esas acciones son libres.

Por eso dice Santo Tomás de Aquino:

Porque cuando una causa es eficaz para actuar, el efecto sigue a la causa no sólo en lo que se hace, sino también en el modo de hacerse o de ser. Pues, por la debilidad de la virtud activa en la semilla, sucede que el hijo nace distinto del padre en los accidentes, que pertenecen al modo de ser. Por tanto, como la voluntad divina es sumamente eficaz, se sigue no sólo que sucedan las cosas que Dios quiere que sucedan, sino también que sucedan del modo como Dios quiere que sucedan. Ahora bien, Dios quiere que algunas cosas sucedan necesariamente, y otras contingentemente, para que haya un orden en las cosas para la perfección del universo. Y por eso ha dispuesto para ciertos efectos causas necesarias, que no pueden fallar, de las cuales provienen efectos necesarios; y para otros efectos ha dispuesto causas contingentes y defectibles, de las cuales los efectos resultan de modo contingente.” (Ia., q. 19, a. 8, c.)

Por esa expresión de Agustín debe entenderse que la necesidad en las cosas queridas por Dios no es absoluta, sino condicional; pues es necesario que esta condicional sea verdadera: si Dios quiere esto, es necesario que esto sea.” (Ia., q. 19, a. 8, ad 1um)

Por el mismo hecho de que nada resiste a la voluntad divina, se sigue que no sólo suceden las cosas que Dios quiere que sucedan, sino también que suceden contingente o necesariamente, según cómo Él quiere que sucedan.” (Ia., q. 19, a. 8, ad 2um)

Las cosas posteriores tienen necesidad a partir de las anteriores, según el modo de las anteriores. Por eso también las cosas que proceden de la voluntad divina tienen tal necesidad como Dios quiere que tengan: a saber, ya sea absoluta, ya sea sólo condicional. Y así, no todas las cosas son absolutamente necesarias.” (Ia., q. 19, a. 8, ad 3um)

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Santo Tomás no está diciendo allí que en el caso de las causas contingentes, el resultado de la acción divina no es infalible, y que puede ser éste o aquel otro según que la causa contingente falle o no falle, sino que en el caso de las causas contingentes, el resultado se sigue infaliblemente pudiendo no seguirse, a diferencia del caso de las causas necesarias, en el cual el resultado se sigue infaliblemente no pudiendo además no seguirse.

 O sea, aplica aquí Santo Tomás la distinción entre el sentido compuesto y el sentido dividido, como se puede ver por las respuestas a la primera y a la tercera objeción, donde asigna a los efectos que proceden de causas contingentes no la total ausencia de necesidad, sino la necesidad condicional, es decir, la necesidad en sentido compuesto, compatible con la contingencia en sentido dividido.

Igualmente, en la respuesta a la segunda objeción dice Santo Tomás que siempre (o sea, infaliblemente) suceden las cosas que Dios quiere que sucedan, pero a veces suceden necesariamente y a veces suceden contingentemente, según cómo quiere Dios que sucedan.

Y por eso mismo, en el cuerpo del artículo, el caso en que el agente falla (en el ejemplo, la virtud generativa que no alcanza a producir un hijo igual en todo a su padre) queda relegado al plano de lo creado, mientras que el texto sigue diciendo que por el contrario, siendo sumamente eficaz la Voluntad divina, no solamente suceden las cosas que Dios quiere que sucedan (aquí está la infalibilidad de la causalidad divina para todo evento mundano, sea contingente o necesario, libre o no libre) sino que además suceden, infaliblemente, del modo en que Dios quiere que sucedan, es decir, necesario o libre (y aquí se ve cómo la “premoción física” garantiza la libertad de las creaturas racionales).  

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¿Cómo se responde, entonces, a la objeción a la que Plantinga quiere responder?

Efectivamente, Dios puede, si quiere, crear un mundo en el que nadie peque y todos se salven. La Virgen María no perdió un ápice de su libertad por el hecho de que no cometió un solo pecado, ni siquiera venial, en toda su vida, y es obvio que eso fue así por el poder de Dios. Y entonces, lo que Dios hizo en la Virgen, es claro que pudo hacerlo en toda otra creatura racional que haya querido crear. Por tanto, como es evidente que no lo ha hecho, es evidente también que no ha querido hacerlo.

Pero de ahí no se sigue que Dios no sea Bueno.

Al contrario, Dios es el Sumo Bien, y precisamente por eso, no necesita para nada de los bienes finitos, creados, participados, que no pueden agregarle absolutamente nada al Bien Infinito que es Dios.

Y por eso mismo, la creación de tales bienes finitos por parte de Dios es un acto de absolutamente pura y gratuita generosidad, indebido desde todo punto de vista.

De modo que a esa gratuita generosidad divina no se le puede exigir absolutamente nada. Si en determinado caso da la gracia, eso está bien, y si en determinado caso no la da, eso también está bien. Tan acorde con la Suma Bondad divina es suscitar un determinado bien finito como no suscitarlo, porque en ambos casos, la Bondad divina es la misma, a saber, Infinita.

Por eso dice Santo Tomás en Ia., q. 23, a. 5, ad 3um:

Sin embargo, por esto no hay injusticia en Dios, aunque prepare cosas desiguales para los que no son desiguales. Porque esto iría contra la razón de justicia, si los efectos de la predestinación se dieran por deuda, y no se concedieran por gracia. Pues en las cosas que se dan por gracia, uno puede dar según su voluntad a quien quiera, más o menos, con tal de que no niegue a nadie lo que se le debe, sin perjuicio de la justicia. Y esto es lo que dice el padre de familia en Mateo 20: “Toma lo que es tuyo y vete. ¿Acaso no me está permitido hacer lo que quiero?”

Donde precisamente el tema del artículo es que Dios no elige y predestina por razón de los méritos previstos en las creaturas racionales, sino en forma totalmente gratuita.

 

31 comentarios

  
JSP
1. Los ángeles caídos son los depravados transmundanos, pues su caída no fue terrenal, sino preternatural.
2. El Pecado del demonio no es por la Bondad ni por la Omnipotencia de Dios, sino por la libertad concedida a Su creatura angélica racional de aceptar o rechazar Su Proyecto de Vida para con él.
3. La creatura humana racional cae no por rechazar el Proyecto de Vida para con él, sino por desobediencia a Dios ante el engaño o tentación del Pecado, que daña, hiere la naturaleza humana, no que la corrompa por entero. No es por la Bondad y Omnipotencia de Dios por la que entra el Pecado y la Muerte en el hombre.
4. El Protestantismo luterano defiende la corrupción de la naturaleza humana por entero, dejamos de ser racionales y por ello, dejamos de ser libres. Porque si la inteligencia no recibe información verdadera, no se puede elegir bien, el bien moral.
5. Lo único que justifica (santifica) es la Fe sin la Razón (sin obras).
6. Pero el Señor Jesús nos dice: la Verdad os hará libres. Por lo que, el Protestantismo es falso de falsedades que los hace esclavos.
7. Por la libertad humana ha entrado el poder tentador del demonio y la tendencia al mal moral, el pecado, la enfermedad y la muerte. Hay hombres viejos depravados terrenales, perversos: Hitler, Stalin, Mao Tse-tung, Pol Pot, ... Pero, porque así lo han elegido, no por la Bondad y Omnipotencia divina.

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No hay oposición entre decir que los que se pierden se pierden porque así lo han elegido, y decir que la razón última (no la causa) de todo ello está en la Bondad divina, como dice Santo Tomás de Aquino:

"En la misma bondad divina puede encontrarse la razón de la predestinación de algunos y de la reprobación de otros. Pues en este sentido se dice que Dios hizo todas las cosas debido a su bondad: para que la bondad divina estuviera representada en las cosas. Por lo tanto, es necesario que la bondad divina, que en sí es una y simple, esté representada de múltiples formas en las cosas, debido a que las cosas creadas no pueden alcanzar la simplicidad divina. De aquí que para la plenitud del universo se precisen diversos grados en las cosas, de las cuales algunas tengan un lugar alto y otras uno bajo en el universo. Y para que se conserve la multiformidad de grados en las cosas Dios permite que haya algunos males a fin de que no se impidan muchos bienes, como ya se dijo anteriormente (q.2 a.3 ad 1; q.22 a.2)."

Saludos cordiales.
01/08/25 9:17 PM
  
Centurión Cornelio
Del Ser necesario qué ha de surgir, sino necesidad. Las cosas ocurren necesariamente, sin que ello sirva de excusa, pues la razón del mal es que pueda existir su contrario. Reconocer, adorar y obedecer a este Ser he aquí la razón que justifica todo, aunque dólo lo hagan muy pocos.

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Pues no, del Ser Necesario es justamente del único de donde puede proceder la contingencia, eso es lo que dice la Tercera Vía de Santo Tomás.

Es más, todo lo que procede "ad extra" del Ser Necesario procede contingentemente, porque sería absurdo que Dios tuviese una relación necesaria con algo distinto de Él mismo.

Ésa es la prueba filosófica de la libertad divina en la Creación: del Necesario sólo puede proceder "ad extra" lo contingente, y sólo puede proceder en forma contingente, o sea, dado que el Ser Necesario es Personal, libre.

Lo que pasa ese que claro, por más libre que sea una causa, es una causa, y de la acción de toda causa se sigue necesariamente el efecto.

O sea, soy libre de pintar o no la pared, pero si la pinto, necesariamente queda pintada.

Ahí es donde aparece la necesidad condicional o en sentido compuesto. La pared no queda pintada necesariamente, porque es contingente que la pared esté pintada o no, pero necesariamente queda pintada, porque no es posible que se la pinte y no quede pintada.

Por eso, Dios es libre de crear el mundo o no crearlo, pero si lo crea, es necesario que el mundo exista, aunque el mundo no existe necesariamente, porque es algo contingente, que puede existir y puede también no existir.

En ese sentido sí, todo lo que sucede en la Creación es necesario, pero no con necesidad absoluta o en sentido dividido, sino con necesidad condicional o en sentido compuesto, que es compatible con la contingencia en sentido dividido.

Saludos cordiales.
01/08/25 10:03 PM
  
FernandoXXV
No he entendido ni la mitad de las cosas, pero mi idea de omnisciencia divina era que Él sabe lo que vamos a hacer porque ve lo temporal desde fuera, no porque sea Él el que nos mueve a hacerlo. Tampoco considero que Él vea dos posibilidades, como la ciencia media molinista. No sé si esta postura mía es un poco teista, en el sentido de Dios como el relojero que da cuerda al mundo y luego se desentiende, pero no es del todo así.

Considero que Dios sostiene al mundo en la existencia y a la vez lo ve desde fuera, por lo que al no afectarle el tiempo puede saber lo que va a ocurrir. Pero no deja al mundo tal cual es sino que interviene y ve desde fuera las consecuencias de su intervención. En fin, que me falta leer más metafísica y a Santo Tomás.

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Es cierto que no es el conocimiento divino como tal el que crea las cosas, porque el conocimiento como tal es siempre una perfección del que conoce, no de lo conocido. Lo contrario sería el idealismo gnoseológico.

Pero también es cierto que Dios no recibe su conocimiento de aquello que conoce, como sí nosotros. Nosotros nos enriquecemos y perfeccionamos cuando adquirimos un conocimiento, porque incorporamos cognitivamente, por así decir, al conocer, el ser y la perfección de las cosas conocidas.

En Dios no es así, porque Dios es desde siempre la Perfección infinita. Por así decir, en Dios están desde siempre llenos todos los casilleros del ser y de la perfección, no se puede llenar ni uno más (ni vaciar ninguno tampoco, obviamente).

Pero siempre tiene que haber una correspondencia, en el conocimiento, entre el conocimiento mismo y la cosa conocida, y esa correspondencia exige una relación de dependencia entre el conocimiento y lo conocido.

Por eso, en el caso del conocimiento divino es al revés que en el conocimiento creado: la cosa conocida, en tanto que existente fuera de Dios, depende del conocimiento divino, pero no en tanto que éste es conocimiento, sino en tanto que lleva consigo la Voluntad divina de que la cosa conocida exista.

Dios crea las cosas simplemente queriendo que existan aquellas cosas que la Inteligencia divina presenta como posibles de existir.

Pero Dios no solamente da el ser a las cosas, sino que conserva en las cosas el ser que las cosas reciben de Él. La creatura nunca existe por sí misma, porque eso es lo propio de Dios, y por tanto, mientras existe, siempre, la creatura depende de Dios para existir, como la pared depende de la lámpara para seguir estando iluminada.

Ahora bien, el obrar sigue al ser. Para obrar hay que ser, y el obrar procede de lo que la cosa es. Por tanto, si la creatura depende de Dios en el ser, también depende de Dios en el obrar, y como no es independientemente de Dios, tampoco obra independientemente de Dios.

Por eso es que Dios mueve a todas las creaturas a la realización de los actos propios de esas creaturas. Dios es la Causa Primera, las creaturas son las causas segundas, que ejercen una verdadera causalidad, pero en tanto que movidas por la Causa Primera.

Antes de llegar, entonces, a la intervención divina sobrenatural, todo lo que existe y sucede en el mundo depende de una continua "intervención" divina que es tan continua y fundamental que ya ni "intervención" es, como si alguien dijese que el dueño de casa "interviene" en su hogar.

El teísmo, por otra parte, no es lo mismo que el deísmo. El cristianismo es teísta: Dios crea el mundo y lo conserva en la existencia, y puede intervenir sobrenaturalmente en su Creación. El deísmo fue al comienzo por lo menos la filosofía masónica: "dios" da solamente la "patada inicial" y luego no interviene ni influye en el mundo.

Saludos cordiales.
01/08/25 11:54 PM
  
Sofía
La sensación es que todos complican innecesariamente las cosas especulando sobre lo que no conocemos. Por qué hablar de supuestos mundos posibles en vez de dedicarnos a analizar el único que conocemos?

Yo echo de menos una definición de lo que es la libertad y la responsabilidad en un ser racional.

Igualmente no está claro cómo se supone que actúa Dios en el mundo. Si Dios ha creado el mundo por amor, si lo ha creado en desarrollo con sus propias leyes naturales, no tiene por qué violentar las leyes de la naturaleza ni intervenir directamente de modo sistemático, aunque pueda hacer algún milagro que otro cuando le parezca conveniente.

Lo normal es que actúe en nuestro interior si no lo rechazamos y lo puede hacer de diversos modos, influyendo más o menos, según respondamos nosotros a su gracia o no. Claro que la gracia va siempre por delante y que todo es gracia, pero podemos rechazarla, lo sabemos y le pedimos a Dios que no ocurra así. Y sabemos que ha dado a todos gracia en grado suficiente para que puedan salvarse - si no la rechazan.

Desde luego no hacía falta más que una Virgen para ser Madre de Dios así que es un caso único: Inmaculada desde su concepción, aunque a Santo Tomás le parecía poco lógico, no sé por qué, pero el dogma dice que sí, que lo es, por tanto un caso único en toda la humanidad. No hay otro semejante.

Saludos cordiales

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En realidad, el discurso sobre los "mundos posibles" es una forma cómoda y tal vez un poco pomposa de hablar de las posibilidades, que son un tema realmente crucial y fundamental.

Tal cosa sucede, pero ¿pudo no suceder? O no sucede, pero ¿pudo suceder? Es decir, ¿todo lo que sucede sucede necesariamente, o algo sucede en forma contingente, y eventualmente, libre?

No se puede pensar en el mundo ni hablar del mundo sin pensar y hablar de posibilidades, además de las actualidades.

Por ejemplo, decir que Dios creó el mundo libremente es decir que pudo no crearlo. Si no podemos decir lo segundo, tampoco podemos decir lo primero.

Pero ahí ya tenemos dos "mundos posibles", aunque en este caso, en uno de ellos, justamente, no hay mundo, al hablar de "mundos posibles" hay que entender "mundo" en el sentido más amplio, como "estado de cosas". Hay un estado de cosas posible en el que sólo Dios existe, porque no ha querido crear nada, y otro estado de cosas posible en el que existen Dios y el mundo, porque Dios ha querido crear el mundo. Este último es el único que de hecho es actual y existe.

Sin esto no tiene sentido decir que Dios crea libremente el mundo.

Y así con un montón de cosas más.

Es un gran error pensar que Dios solamente interviene en forma esporádica en la Creación.

Dios no solamente da el ser a las creaturas, sino que las conserva en la existencia, y eso supone una "intervención" continua del Creador en la creación, como es continua, digo en la respuesta a otro comentario, la iluminación de la lámpara sobre la pared, porque la pared nunca está iluminada por sí misma.

No es que luego de que Dios da el ser a las creaturas, éstas lo adquieren en propiedad, se lo llevan y lo tienen por su cuenta.

Y el obrar sigue al ser. La creatura que no existe en forma independiente tampoco obra en forma independiente. Todo obrar de la creatura es un pasaje de potencia a acto, y la potencia no puede darse el acto a sí misma, porque éste la supera, y no se da lo que no se tiene. Hace falta una causa en acto para actualizar una potencialidad, como hace falta el fuego, caliente en acto, para calentar el agua, que de suyo es sólo caliente en potencia.

Por eso en la cima de todo obrar creado ha de estar el Acto Puro que no tiene potencialidad pasiva alguna ni pasa de potencia a acto de ningún modo, y por eso no cambia, no se mueve, es el Primer Motor Inmóvil.

Por eso Dios es Causa Primera, las creaturas son causas segundas, es decir, que la misma causalidad de estas creaturas es un efecto de la Causa Primera, en forma análoga a como la causalidad del bastón sobre la piedra es un efecto de la causalidad de la mano sobre el bastón.

Y si se trata de un bastón libre, como somos nosotros, sólo puede tener por Causa de su movimiento a Aquel que le ha dado su misma naturaleza de creatura racional y libre y que por tanto, lo mueve de acuerdo con esa naturaleza, o sea, a la realización de actos libres.

El cómo respondamos nosotros o no a la gracia depende a su vez de cómo la gracia influya más, o menos, o nada, en nosotros. "Sin mí", dice el Señor, "nada pueden hacer".

Por supuesto que el caso de la Virgen es único, pero alcanza para probar, si quedase alguna duda de ello, que Dios puede hacerlo, y si pudo hacerlo con ella, es claro que puede hacerlo con absolutamente todas las creaturas racionales que integren un mundo posible cualquiera, incluido el que de hecho existe, es decir, el nuestro.

Saludos cordiales.
02/08/25 2:17 AM
  
Federico Ma.
Excelente, Néstor. Muchas gracias.

Inicialmente, no deja de resultar llamativo cómo es planteada la cuestión por Plantinga. Y me parece que es elocuente y expresivo de lo que luego dice explícitamente. Me refiero a hablar de «un mundo posible en que…», como si Dios sólo hiciera el mundo, como una especie de escenario vacío, y luego los actos moralmente buenos no tuvieran por causa primera al mismo Dios, sino que fueran sólo de la creatura. «Parvus error in principio…». Luego lo dice explícitamente, al definir la libertad creada, de manera totalmente autónoma y desvinculada de Dios. En este sentido, puro y lamentable molinismo.

Luego, eso de la depravación transmundana al fin es un absurdo muy evidente. Entiendo que Plantinga tiene cierta fama. ¿Cómo puede caer en una contradicción tan clara? Si se parte de que es posible que se haga el bien o el mal y luego se supone un mundo en que se obre siempre el bien, ¿cómo luego asegura que en un caso se obra mal?

La posición de Plantinga, por lo demás, viene a coincidir con lo que dijo hace ya un tiempo un apologeta católico y que con razón ya en su día criticaste: que no sería posible que todos se salven...

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En efecto, el caso de Plantinga sirve para ver la fuerza del argumento a favor de la gracia divina que dice que Dios podría haber creado un mundo sin pecado, y cómo es ilusorio querer refutar al no creyente en este punto sin abarcar el tema en toda su grandiosa profundidad.

Además llama la atención lo complicados que son todos los intentos de evadir la majestuosa sencillez del tomismo en este punto. Estas personas son inteligentes, cultas y sinceras, y tienen fe, pero hay que reconocer que Santo Tomás está siglos por delante de ellos.

Con su imposibilidad de que Dios mueva las voluntades creadas libres y su "depravación transmundana" Plantinga ha logrado una curiosa mezcla de molinismo y calvinismo.

Saludos cordiales.
02/08/25 3:44 AM
  
Federico Ma.
Me viene a la memoria lo que decía con razón el P. Garrigou-Lagrange: que al fin todo el molinismo está como contenido en la errónea noción que maneja del libre arbitrio creado. Yendo a un punto, por ejemplo, si no hay ya influjo y moción (premoción física) divina, pre-determinante, ahí ya no hay medio para que Dios pueda pre-conocer los actos libres creados... Y por más que no quieran caer en la ciencia media, los que rechazan la vía de decreto (al menos para algunos actos en la línea del bien), como el P. Marín-Sola y Maritain, tienen que inventarse otra vía ininteligible, de una misteriosa "presencia a la eternidad", que no puede dar al fin razón de por qué está más bien presente a la eternidad divina el acto libre creado A en lugar del acto no-A... Dios determinante o determinado: non tertium datur!

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En efecto, en el caso de Marín-Solá y Maritain la explicación sólo puede ser "Dios determinado", es decir, que recibe su conocimiento de las creaturas, que se enriquece en su capacidad cognoscitiva con la información que le llega de lo creado presente ante su Eternidad, y que por tanto, está de algún modo sujeto a la acción causal de las creaturas, como nosotros estamos sujetos a la acción causal de la mesa cuando la percibimos por los sentidos. Todo eso contradice frontalmente la noción misma de Dios como Acto Puro sin potencia pasiva alguna, como Absoluto que por definición no puede depender de nada, como Suma Perfección que no puede tener nada que mejorar, ni perfeccionar, ni recibir, y que por eso mismo es absolutamente Inmutable.

Es decir, contradice todo lo que distingue a Dios de las creaturas.

Saludos cordiales.
02/08/25 4:01 AM
  
JSP
1. Pero, Dios sí ha creado un mundo en el que hay creaturas racionales donde no peca ninguna de ellas.
2. Otra cosa distinta es que la creatura no quiera entrar.
3. La Palabra de Dios es clara: "mi Reino no es de este mundo."
4. Pues, el Ángel al ser creado Dios le muestra en plenitud el Proyecto de Su Creación para con él, el mundo creado para él.
5. Si el Ángel rechaza libremente en única decisión el mundo que Dios ha creado para él, esto no quiere decir que peque en ese mundo, sino que no quiere formar parte del mismo, no quiere pertenecer al mismo.
6. En el caso del hombre, por su temporalidad, no es como el Ángel en única decisión, sino que Dios crea y recrea el mundo para Su creatura racional humana.
7. Del Paraíso el hombre es expulsado por caer en la Tentación original, al recibir un mal evangelio sobre el Proyecto de Dios para con él. Por la desobediencia de fe es expulsado, aunque por la injusticia de un engaño. Dios eleva la dignidad humana al mundo celestial que ha recreado para él y se lo Revela Encarnándose. Ya cada hombre caído puede elegir en el tiempo que tiene para aceptar o no el Proyecto de Dios para con él: el mundo celestial para Su creatura racional humana donde no va a haber pecado.

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Cuando decimos que Dios puede crear un mundo sin pecado, queremos decir que Dios puede crear un mundo en el cual haya creaturas racionales y en el cual ninguna de esas creaturas racionales cometa pecado alguno.

Saludos cordiales.
02/08/25 9:46 PM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Estimado, Néstor, gracias por el post y por tu trabajo en general. Personalmente soy un beneficiado del mismo, y la postura que tanto detestaba respecto de la Predestinación, es justo la que hoy sostengo, que es la misma que siempre has defendido. Quisiera aprovechar la ocasión para dos cuestiones que me interesan. La primera, si te es posible, que me recomiendes alguna obra por la cual pueda introducirme al tomismo, en la cual se expliquen los conceptos filosóficos fundamentales, el ente, la esencia, el esse, la existencia, el acto y la potencia etc etc...

La otra cuestión que te quisiera consultar, a propósito de que de paso la mencionas, es acerca de la lógica moderna. Tengo un amigo que me ha dicho que los mayores aportes y avances en la lógica se han dado en los siglos XIX y XX, y que se deben a la lógica moderna, y también me comenta que según algunos que son especialistas en la misma, las cinco vías de Santo Tomás no son concluyentes según los parámetros de la misma lógica moderna... También me dice por ejemplo, que no está bien llamar "principio de no contradicción" sino "principio de contradicción" y además, que lo del PRS (Principio de Razón Suficiente) está refutado por Schopenhauer en su obra "La cuádruple raíz del Principio de Razón Suficiente" etc etc...
Te hago esta consulta porque yo no estoy calificado para hablarle al respecto, y también porque él me ha dicho que entre los intelectuales católicos no ha encontrado nada serio respecto de la lógica moderna, que los tomistas la miran con prejuicio y desde la ignorancia etc etc... Te agradecería algún comentario al respecto y de ser necesario y/o posible, alguna buena obra católica (si tomista mejor) que conozcas y puedas recomendar al respecto, para decirle. Desde ya muchísimas gracias. Saludos!

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Bueno, gracias a Dios si con Su ayuda hemos logrado clarificar un poco este tema, me alegro mucho.

En materia de introducciones al tomismo, hay muchas, por nombrar algunas nada más:

Garrigou-Lagrange, "La síntesis tomista". Excelente, incluye la filosofía y teología del Aquinate. Único posible problema: cita mucho en latín sin traducir.

Ponferrada, "Introducción al tomismo", muy claro.

Hugon, "Las veinticuatro tesis tomistas", bueno sobre todo porque trae las 24 tesis y las explica en forma sencilla. La versión PDF que hay en Internet es de mala calidad, pero es mejor que nada.

Ya yendo a lo más voluminoso: Gilson, "El tomismo".

Lo fundamental siempre: leer a Santo Tomás. Las dos Sumas sirven para empezar.

También sirve algún buen manual de Metafísica, por ejemplo la "Ontología" de Paul Grenet, publicada por Herder. Me gustaría que estuviese traducida al castellano la "Metaphysica Generalis" del P. Dezza.

En el tema de la lógica simbólica, hay mucho para decir y distinguir. Ante todo, distinguir entre la lógica y la filosofía que subyace a una lógica. El conflicto es ante todo entre la filosofía nominalista que subyace a la lógica moderna, y la filosofía realista que está en la base de la lógica de Aristóteles.

En cuanto a la lógica propiamente dicha, nuevo problema, porque en realidad la lógica simbólica moderna no es una lógica, en el sentido clásico del término: el arte de razonar correctamente. La lógica simbólica apunta más bien a que no tengamos que razonar, sino solamente seguir mecánicamente reglas que una máquina puede también ejecutar.

Pero si dejamos eso de lado, resulta que sólo una pequeña parte de la lógica moderna se opone a la de Aristóteles, concretamente, no aceptan como válidos los razonamientos con dos premisas universales y conclusión particular.

Nuevo problema: sí hay una oposición grande, porque lo anterior se debe a que entienden las proposiciones de un modo radicalmente distinto a Aristóteles, como negaciones de existencia en el caso de las universales y afirmaciones de existencia en el caso de las particulares, y no como atribución de un predicado a un sujeto, que es como las entiende Aristóteles.

En cuanto a las pruebas de la existencia de Dios, si la simbolización las invalida, es porque se ha dejado entrar a la filosofía nominalista en el mismo lenguaje de la lógica simbólica. El problema entonces es que la filosofía nominalista es falsa.

Es decir, es siempre un problema de filosofía.

En muchos libros se habla del "principio de no contradicción", y me parece correcto, porque lo que dice es justamente que la realidad no puede ser contradictoria. En todo caso, es una cuestión de nombres.

Por lo que sé, Schopenhauer sostiene la validez del principio de razón suficiente, si hubiese una objeción más específica basada en Schopenhauer me gustaría conocerla.

Gracias y saludos cordiales.
03/08/25 5:26 AM
  
Juan Argento
"hay un mundo posible, dice la objeción, en el que ninguna creatura racional peca.
[...]
Ahora bien, sigue la objeción, es claro que Dios no ha querido o no ha podido crear un mundo así, porque en el mundo de hecho existente sí hay pecado. Por tanto, o Dios no es Omnipotente, porque no ha podido crear ese mundo, o no es Bueno, porque pudiendo hacerlo, evitándonos así la existencia del mal, no lo ha querido hacer."

La objeción no se sostiene porque no sabemos si Dios ha creado o no, EN ADICION A este mundo, uno en el que ninguna criatura racional peca: Dios puede haber creado universos paralelos al nuestro en el que ése sea el caso. De hecho ni siquiera se necesita universos paralelos: podría ser en un planeta de otra galaxia de este mismo universo. Digo otra galaxia para asegurar que no haya contacto con la Tierra.

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Se entiende lo que la objeción quiere decir: pudiendo hacer en lugar de este mundo, en el que hay pecado y mal, un mundo sin pecado y sin mal, Dios no ha querido hacer así las cosas.

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Pero esto da lugar a una objeción subsecuente contra una verdad de fe catolica, la libertad de Dios de crear o no. La objeción sería "OK, puede ser que Dios haya creado el mejor mundo posible en adición a uno imperfecto como éste. Pero si Dios es bueno la creación de ese mejor mundo posible es un acto necesario, no libre." Esto fue planteado por el filósofo de la religión William Rowe en su libro "Can God Be Free?" de 2004.

La respuesta a esta objeción subsecuente es que Dios Padre de hecho produce el mejor mundo posible por necesidad de naturaleza, pero no por creación sino por generación y espiración eternas: el mundo divino de la Santísima Trinidad.

Dado que la difusión del bien que resulta de la generación del Hijo y de la espiración del Espíritu Santo es infinitamente mayor que cualquier difusión del bien que puede resultar de la creación y posterior elevación sobrenatural de criaturas, la creación no aumenta el grado de realización de la bondad divina en las procesiones trinitarias y no es necesaria.

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La respuesta a esa objeción es que no hay tal cosa como el mejor mundo posible. Sería algo así como el rascacielos más alto. Siempre se puede pensar uno más alto. En lo finito no hay un máximo, como se ve por los números. Todo mundo es mejorable.

Saludos cordiales.
06/08/25 3:06 AM
  
Juan Argento
"La creatura racional sería como una máquina que tiene un solo modo de funcionamiento posible dadas ciertas circunstancias."

Pero eso es exactamente lo que sostienen los tomistas sobre el ser humano luego del pecado original: que es una máquina de rechazar gracias suficientes!

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Los tomistas no dicen eso ni nada que se le parezca.

Saludos cordiales.
06/08/25 3:28 AM
  
Juan Argento
"la libertad de la creatura racional desaparece porque su obrar queda determinado, o bien por el objeto que la inteligencia conoce y presenta a la voluntad para que necesariamente lo apetezca, o bien por un influjo físico que sigue una única dirección posible dadas ciertas circunstancias, o por una combinación de ambos factores."

Néstor, muchas veces es exactamente así! Si uno ve CLARAMENTE que el curso de acción A va a redundar en un bien MUCHO mayor que el B, elige el A.

El tema es que nuestro "ver" es una superposición de conocimiento intelectual y percepción sensorial, los cuales pueden tender a mover la voluntad en sentidos opuestos. Por lo que hay un problema cuando el bien menor que resulta de elegir B es más directamente perceptible y por lo tanto más atrayente física y psicológicamente que el bien mayor que resulta de seguir A, como en los casos de Eva y el fruto prohibido o de Pedro evitando recibir una golpiza o algo peor por parte del personal de Caifás mientras Jesús era interrogado.

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Los tomistas corrigen: Si uno ve claramente eso, y con su voluntad determina detener ahí la deliberación. De lo contrario, puede seguir deliberando y detener la deliberación en otras cosas que tal vez no sean tan claras, pero gusten más.

Por eso, la correspondiente tesis tomista es una defensa del libre albedrío de las creaturas racionales, frente al determinismo intelectualista de un Leibniz, o de los mismos molinistas, si los hay que sostengan que las circunstancias determinan el actuar de las creaturas racionales mediante el conocimiento que esas creaturas tienen de tales circunstancias.

Así dice esa tesis tomista: "La voluntad sigue necesariamente el último juicio práctico del intelecto, pero depende de la voluntad cuál sea el último juicio."

Con sólo bienes percibidos intelectualmente o sensiblemente, que obran sobre una voluntad que sólo es atraída por esos bienes, no se supera el determinismo. La voluntad tiene que tener un papel activo en el mismo hecho de que tal o cual bien la atraiga de tal modo que la incline a obrar.

El problema de Eva no fue que el fruto del árbol fuese más atractivo que el precepto divino, sino que detuvo voluntariamente la deliberación en la consideración de lo atractivo que era ese fruto.

Y un problema previo: sobre el mal no se debe deliberar. Ella ya sabia que comer del fruto era malo, porque prohibido por Dios.

Saludos cordiales.
06/08/25 4:03 AM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Néstor, muchísimas gracias. Dios te lo pague.
Si mi amigo conoce alguna objeción contra el PRS de Schopenhauer, te digo. Saludos!

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Saludos cordiales.
06/08/25 5:43 AM
  
Néstor
¿Cómo puedo saber si Dios sabe desde la Eternidad que dentro de 30 segundos voy a levantar libremente el brazo derecho? Fácil: cuento hasta 30 y levanto el brazo, o no lo levanto. Eligiendo, por supuesto, levantarlo o no levantarlo. En el primer caso, Dios saber desde la Eternidad que en ese momento levanto libremente el brazo, en el segundo caso, que no lo levanto.

Claro, no es que Dios lo sepa a partir de ese momento, porque he levantado el brazo, sino que lo sabe desde la Eternidad, ya ayer y en el año 1300 era verdad que Dios lo sabía. Lo que pasa a partir de ese momento es que yo sé que Dios lo sabía.

Y lo mismo ¿cómo puedo saber si dentro de 30 segundos Dios me va a mover eficaz e infaliblemente para que libremente levante el brazo derecho? Mismo procedimiento: contar hasta 30 y levantar o no levantar el brazo, según nos parezca y libremente, por supuesto. En el primer caso, Dios nos ha movido eficaz e infaliblemente a levantar libremente el brazo, en el segundo caso, no lo ha hecho.

De nuevo, no es que yo haga que Dios me mueva cuando levanto el brazo, sino que sólo entonces puedo saber que de hecho Dios me ha movido.

Es decir, la "premoción física" no elimina ni el libre albedrío, ni la posibilidad y necesidad de elegir de cara al futuro, ni la incertidumbre respecto de ese mismo futuro, ni la responsabilidad, ni la capacidad y necesidad de proyectar y planificar.

Saludos cordiales.
06/08/25 4:00 PM
  
Juan Argento
Simplifiquemos el caso y consideremos una elección entre dos cursos de acción en la que el sujeto percibe claramente en forma simultánea los bienes resultantes de cada curso de acción, o sea la decisión no depende de si sigue deliberando o no.

En adición consideremos una elección moralmente neutra. Supongo que el libre albedrío también se aplica a esas elecciones. Concretamente consideremos el caso de una persona P, para la cual el alimento A es subjetivamente muy desagradable, a quien otra persona ofrece un monto M si come A. (El motivo de esa otra persona no viene al caso.)

Para cada P en cada momento determinado de su vida (exceptuando billonarios) hay dos montos M1 y M2 tales que:

Si M es inferior a M1, entonces P elegirá no comer A.

Si M es superior a M2, entonces P elegirá comer A.

Que cada uno se pregunte: ¿existe una posibilidad real de que yo no coma el alimento subjetivamente más desagradable para mí si me ofrecen un monto suficientemente grande por comerlo (siempre hablando de alimentos normales y cuya ingesta no implique riesgo a la salud por alergias, etc.)?

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No hay decisión que no dependa de si la persona sigue deliberando o no, porque mientras la persona siga deliberando no decide.

Saludos cordiales.
06/08/25 6:25 PM
  
Federico Ma.
"La respuesta a esta objeción...".

Pretender responder en sentido propio a una objeción filosófica con un misterio estrictamente sobrenatural puede ser muy problemático, por la confusión de los órdenes... Y si se trata de asumir que la Bondad divina exige la producción del mejor mundo posible (dejando de lado lo que dijo Néstor, que no hay tal cosa) y aplicarlo no a la creación, sino a las procesiones trinitarias (es la primera vez en mi vida que escucho hablar de las Personas divinas como "mundo posible"...), eso no parece conforme a la doctrina católica. Ni siquiera la intrínseca posibilidad de los misterios estrictamente sobrenaturales puede ser propiamente demostrada.

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Precisamente, como el de Leibnitz es un determinismo intelectualista, debe darle al actuar divino "ad extra" una razón suficiente del lado del objeto querido, para que por la sola percepción intelectual de tal objeto ya quede determinado el querer divino.

Así se elimina, en realidad, la libertad de Dios en la creación.

Pero el único objeto que puede determinar a la Voluntad divina es el Bien divino mismo, y así, Dios se quiere necesariamente a Sí mismo, y a nada más.

La razón suficiente del querer divino de alguno de los mundos posibles "ad extra" es, justamente, ese mismo querer divino soberanamente libre, porque todo mundo posible, por perfecto que sea, queda infinitamente por debajo del Bien divino infinito.

Saludos cordiales.
07/08/25 1:05 AM
  
sofía
Lo cierto es que la libertad de la persona parece depender del intelecto, de la capacidad de evaluar la situación actual desde su experiencia pasada y sus proyectos futuros y su deliberación tendrá en cuenta los distintos resultados posibles de su elección. Si no es así, en tanto en cuanto se deje arrastrar por instintos y apetencias del momento y pare la deliberación porque no quiera reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, será menos libre, su voluntad no será la de un ser plenamente racional sino que funcionará de modo más parecido a la de un ser irracional, con menos libertad.
Otro problema es cuál es el contenido de ese intelecto, porque se puede haber formado a base de ideas equivocadas, por lo cual la conclusión no puede ser buena.
En el caso de Eva parece ser que su intelecto aceptó el engaño de la serpiente que manifestó que la prohibición de Dios no era por el bien de ellos sino por mezquindad de Dios y apeteció ser como dios sin Dios, de ahí su elección que partió de una visión deformada y falsa de un dios mezquino y del deseo de ocupar su lugar.
Es una reflexión que hago sobre la marcha, porque la verdad es que lo que echo de menos es una definición exacta de lo que es el libre albedrío.
Saludos cordiales

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La inteligencia no elige, la que elige es la voluntad. Si sólo fuese por la inteligencia, simplemente se contemplaría las distintas posibilidades, y se podría ver que una es mejor que otra, pero si con eso sólo ya se explica la elección, entonces no es una elección libre, porque en ese caso lo que decide qué se ha de “elegir” es algo externo a nosotros, la superioridad de un determinado bien sobre otros.

El ser humano sería una máquina que respondería necesariamente a la superioridad real o aparente de un determinado bien, y en el fondo la “libertad” se reduciría a un sistema de estímulo y respuesta. La única forma de escapar al determinismo del bien objetivamente superior sería mediante el error, pero de todos modos se estaría en el determinismo del bien real o aparente.

El libre albedrío está formalmente en la voluntad, aunque radical y fundamentalmente está en la inteligencia. Para entender esto, hay que entender la definición tomista de la “libertad”, que tomamos aquí de Báñez en su “Apología”:

“Libre arbitrio es la facultad del intelecto y de la voluntad de actuar o de no actuar, o de perseguir una cosa u otra”.

Comienza diciendo cuáles son las dos caras del libre albedrío: la libertad de ejercicio, es decir, de querer o no querer algo, y la libertad de especificación, es decir, de querer esto o querer aquello otro.

Pero luego va a la raíz del libre albedrío:

“…la raíz principal y el fundamento de la libertad se hallan en el intelecto que juzga la indiferencia de algún medio de por sí con respecto a un fin.”

“…la indiferencia, que formalmente se encuentra en la voluntad, dimana de la facultad del intelecto capaz de juzgar la indiferencia de los medios con respecto al fin. Y aunque la voluntad elija algo que podía no haber elegido, o elija algo abandonando otra cosa que podía haber elegido, no se dice que obre libremente por permanecer indeterminada e indiferente, sino porque determina elegir un medio obrando bajo el juicio de la indiferencia de los medios con respecto al fin.”

“…se denomina libre por la condición de la potencia, que, hablando en términos absolutos, podría no obrar tal acto en la medida en que esta potencia actúa bajo el juicio de la indiferencia de los medios con respecto al fin, a partir de cuyo juicio procede la voluntad a la elección.”

“Agente libre es el que obra a causa de un fin con conocimiento, o sea, en virtud del conocimiento, de la indiferencia de los medios con respecto a este fin.”

Esa “indiferencia” de los medios respecto del fin, sigo yo, consiste en que ninguno de ellos guarda una relación necesaria con el fin, es decir, el fin puede ser alcanzado por ese medio o por otros. Hay un fin que la voluntad quiere necesariamente, que es la felicidad, y todo lo que guarde relación necesaria con ese fin, se querrá necesariamente, pero algunas de las cosas que se quieren no guardan una relación necesaria con ese fin, y entonces, no se quieren necesariamente. O sea, se las puede elegir.

Dicho de otra manera: lo único que mueve necesariamente a la voluntad es el bien como tal, de modo que los bienes particulares, que por serlo no guardan una relación necesaria con el bien como tal, el cual puede participarse en estos o en aquellos, le son “indiferentes”, no en el sentido de que no la atraigan de ningún modo, sino en el sentido de que puede quererlos o no quererlos, querer estos o querer aquellos otros.

En el libre albedrío, entonces, entran dos factores: una voluntad abierta al bien en toda su amplitud universalísima, y unos bienes particulares y limitados, que, por serlo, no pueden necesitarla, ya que ella está necesariamente orientada al bien como tal.

Nada de eso cambia con la moción divina infalible, por eso dicha moción no es contraria al libre albedrío. El bien particular que es querido bajo la moción divina infalible no deja por ello de ser particular, ni la voluntad que lo quiere bajo esa moción divina infalible deja de tener como objeto necesario al bien en general y solamente a él. La moción divina no cambia ni la naturaleza del bien particular, ni el objeto propio de la voluntad, que por tanto, quiere a ese bien particular, bajo la moción divina, la vez infalible y contingentemente, es decir, pudiendo no quererlo en sentido dividido. O sea, lo quiere libremente.

Por eso, por más claramente que se vea la superioridad de un bien particular sobre otros, eso no determina a la voluntad a quererlo, porque no es el bien en general, único objeto necesario de la voluntad.

La determinación debe venir de la voluntad misma, pudiendo no darse, es decir, que la voluntad decida terminar ahí la deliberación en vez de continuarla.

En ese caso, la voluntad mueve al intelecto haciendo que se detenga la deliberación, y el intelecto mueve a la voluntad imponiéndole la elección de ese bien particular.

Saludos cordiales.
07/08/25 1:07 AM
  
Juan Argento
"Pretender responder en sentido propio a una objeción filosófica con un misterio estrictamente sobrenatural puede ser muy problemático, por la confusión de los órdenes..."

Afirmar que una verdad estrictamente revelada da la respuesta a una objeción filosófica no implica una confusión de órdenes de conocimiento.

"Y si se trata de asumir que la Bondad divina exige la producción del mejor mundo posible (dejando de lado lo que dijo Néstor, que no hay tal cosa) y aplicarlo no a la creación, sino a las procesiones trinitarias"

Ante todo, la objeción de que la creación del mejor mundo posible es un acto divino necesario y no libre no es mía sino de William Rowe en su libro "Can God Be Free?" de 2004.

Hay dos formas posibles de responderla.

Una es atenerse estrictamente a su formulación original en términos de CREACION, en cuyo caso la respuesta es la de Néstor: No hay tal cosa como el mejor mundo CREADO posible así como no hay tal cosa como el mayor numero finito, natural o real, posible.

La otra forma es notar que el mejor "mundo posible" (extendiendo el concepto de "mundo" más allá del de "universo creado") de hecho existe y es el de las tres Personas divinas, que resulta no de creación sino de generación y espiración. Dado que la generación del Hijo y la espiración del Espíritu Santo son por necesidad de naturaleza, la verdad sobrenatural de la Trinidad responde a la objeción, previamente REFORMULADA, de Rowe.

"(es la primera vez en mi vida que escucho hablar de las Personas divinas como "mundo posible"...)"

Para todo siempre hubo una primera vez.

"eso no parece conforme a la doctrina católica."

Sed contra, la noción "Bonum est diffusivum sui" es central en la teología católica, por lo que notar que la difusión del Bien resultante de la generación del Hijo y de la espiración del Espíritu Santo - difusión que es infinitamente mayor a la resultante de un acto de creación (incluso si Dios eleva a las criaturas racionales a la participación de la naturaleza divina) - ocurre necesariamente es totalmente conforme a la doctrina católica.

De paso, la analogía matemática entre ambas difusiones del bien es la del infinito absoluto a un número finito o incluso a un transfinito. (Aclaro que la relación de tamaños del infinito absoluto a un transfinito es infinitamente mayor que la de un transfinito a un número finito.)

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Un problema filosófico no puede tener una solución que sólo sea posible a la luz de la fe, porque entonces no sería un problema filosófico, sino teológico. La filosofía es una ciencia que se basa solamente en la experiencia y la razón naturales del ser humano. No que el filósofo no pueda tener su mente iluminada y guiada por la fe cristiana, sino que la fe no tiene que tener lugar alguno en su argumentación, si ha de ser una argumentación filosófica y no teológica.

La objeción dice: “Lo que es necesario, no es libre. Pero si Dios crea, necesariamente ha de crear el mejor mundo posible. Por tanto, la creación no es libre.”

El tomismo responde negando la Menor. No es verdad que si Dios crea, necesariamente ha de crear el mejor mundo posible, ante todo, porque no hay algo así como el mejor mundo posible.

¿Qué respuesta sería decir que el mejor mundo posible existe y procede de Dios, pero que consiste en la Trinidad divina? Eso no niega ni la Mayor ni la Menor del argumento, ni las distingue, y por tanto, no quita que haya que aceptar la conclusión.

En realidad se está hablando de otra cosa, más allá de que efectivamente no es acertado llamar “mundo” a las Personas divinas.

Sería como si me dijesen que los perros no vuelan, y yo quisiese criticar esa afirmación diciendo que las palomas sí vuelan. Lo que la objeción cuestiona es la creación, no las procesiones divinas.

Sin duda que alguna analogía hay entre las procesiones divinas y la creación, pero por lo mismo que es una analogía con las procesiones divinas no ayuda a resolver lo que es específico de la creación, y en particular si ésta puede ser libre o no. En este preciso punto esa analogía no ayuda, precisamente porque las procesiones divinas no son libres, sino necesarias.

El Infinito absoluto no es una magnitud matemática, no puede entrar en una comparación entre “tamaños”.

Saludos cordiales.
08/08/25 1:49 AM
  
Roberto A Maturana
Un Ser Perfecto no necesita crea nada, porque nada necesita ser creado, supuesto un Ser Perfecto. Si lo hiciera estaría actuando de forma ineficiente por contradecir su perfección.

Que existan criaturas libres, que existan y puedan actuar de modo contingente prueba que o no hay Ser Perfecto o que no nos hizo a los seres humanos.

Si algo es contingente, entonces está en el conjunto de las cosas que no son necesarias, esto es, de lo innecesario. Siendo algo así efecto de un Ser Perfecto, este estaría actuando de manera ineficiente, porque estaría yendo en contra de su naturaleza autosuficiente y carente de necesidades por crear algo que, por innecesario, no necesita ser creado.

Los seres perfectos no necesitan compartir su gloria, y los seres inexistentes no necesitan que les compartan cosa alguna, porque no existen. Un Ser Perfecto que crea seres que no necesitan existir para compartirles lo que no necesita ser compartido es un absurdo lógico, como un médico que inventa una enfermedad y contagia a las personas para mostrar lo bueno que es curándolas.

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Es muy cierto que el Ser Perfectísimo no necesita nada fuera de Sí mismo. Pero eso no quiere decir que sea absurdo que ese Ser cree otros seres imperfectos. Sólo quiere decir que la Creación es gratuita, pura generosidad. Y por eso mismo la creación es libre, ya que no hay relación necesaria del Ser Necesario a los entes contingentes.

En realidad, todo actuar libre es así, inexplicable por razones necesarias. Eso no quiere decir que sea absurdo, obviamente. Ni nos volvemos ineficientes por el hecho de tomar opciones que no necesitamos tomar, desde que podemos tomar también la opción contraria.

Por otra parte, la finitud no es una enfermedad, porque no es un mal. El mal es la carencia de algo exigido por la naturaleza de la cosa, pero lo finito no exige la Infinitud, sino que es opuesto a ella.

Al contrario, la existencia es un bien, aunque sea un bien limitado como la nuestra. Por eso Dios ama todo lo que ha creado, porque amar es querer el bien para el otro, y Dios quiere para todo lo que crea el bien de la existencia, de lo contrario no lo crearía.

Saludos cordiales.
08/08/25 5:14 AM
  
Gonzalo
Decía más arriba Manuel Darío Ochoa que su amigo dice que "entre los intelectuales católicos no ha encontrado nada serio respecto de la lógica moderna".

Bueno, Jan Łukasiewicz (1878-1956) es universalmente reconocido como el padre de la lógica moderna; era polaco y de herencia católica, lo que no tengo tan claro es si era católico de mente y corazón, no he logrado encontrar información fiable al respecto, en algunos sitios se lee que tuvo fuerte influencia neopositivista. En todo caso, creo que debe contar como "intelectual católico". Lo mismo Jacques Maritain, no tan relevante en lógica, pero también señalable (ya sé que Néstor tiene reservas con Maritain).

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Cierto, pero en Lógica Maritain no me merece reserva alguna, al contrario, "El orden de los conceptos" es hoy por hoy el mejor manual que conozco de esa materia. No será perfecto, pero al menos hace un esfuerzo valeroso por profundizar en el tema y tratarlo filosóficamente, cosa que se echa de menos en otros manuales.

En cuanto a Lukasiewicz, es el padre de la escuela polaca de lógica (no tanto de la lógica moderna, dentro de la cual Lukasiewicz es más bien "divergente"), pero carga con el desfavor de haber creado la "lógica trivalente o polivalente", que admite más de dos valores de verdad, o sea, que además de lo "verdadero" y lo "falso" admite otros valores, como por ejemplo lo "posible".

Esto lo hizo Lukasiewicz porque después de la ocupación nazi de Polonia sintió que debía defender la libertad también en la Lógica, y bajo el influjo del problema de los "futuros contingentes" planteado por Aristóteles. La proposición "Mañana habrá una batalla naval" ¿es verdadera o falsa? Cualquiera de las dos respuestas implica que el futuro está determinado y que por tanto no hay libre albedrío .

Por eso Lukasiewicz opta por decir que esa proposición no es ni verdadera ni falsa, sino "posible".

Por el contrario, y haciendo la exégesis correcta de Aristóteles, el Aquinate da la respuesta acertada: esa proposición es "verdadera o falsa", porque en efecto, necesariamente una de las dos cosas deberá ocurrir: que haya o que no haya una batalla naval mañana.

Así Santo Tomás, a diferencia de Lukasiewicz, conserva el principio de bivalencia: "toda proposición es verdadera o falsa." O sea, en lenguaje moderno, sólo hay dos "valores de verdad", a saber, "verdadero" y "falso", y toda proposición posee uno o el otro de esos dos valores.

Lo que pasa es que en el caso de las proposiciones sobre futuros contingentes no podemos salir de la disyunción: "verdadera o falsa".

Y eso mismo nos hace evitar el determinismo.

En el marco de la escuela polaca de lógica está el dominico Bochenski, que es más bien historiador de la lógica, pero claro partidario de la lógica simbólica moderna, en eso va contra la orientación de Maritain, el cual enseña que la llamada "lógica moderna", bella como es en su exactitud y rigor, digo yo, no es propiamente una Lógica, porque no se propone formar al intelecto en el "el arte del razonamiento correcto", sino dispensarlo en realidad de pensar al ofrecer un sistema mecánico de cálculo.

Pienso que si ya se tiene una sólida formación escolástica no hace mal estudiar la lógica simbólica, al contrario, es un instrumento muy útil para formarse en el exigente rigor del pensamiento. Pero debe someterse siempre a la necesaria crítica filosófíca desde el realismo tradicional.

Saludos cordiales.
08/08/25 9:19 AM
  
Gonzalo
En este debate sobre la relación entre intelecto y voluntad es necesario desprenderse de formas de pensar racionalistas, de las que la inteligencia artificial es deudora. El racionalismo querría que la decisión estuviera determinada por el análisis intelectual, es decir, que fuera "computable". En palabras de Néstor:

>> El ser humano sería una máquina que respondería necesariamente a la superioridad real o aparente de un determinado bien, y en el fondo la “libertad” se reduciría a un sistema de estímulo y respuesta.

La concepción tomista, como explica Néstor, deja claro que la voluntad no se limita a ser este mecanismo necesario de respuesta. Ahora bien, que la decisión no sea computable tampoco significa que el libre albedrío elija arbitrariamente entre las opciones disponibles. Sin duda, el libre albedrío elige guiado por lo que la inteligencia ha conocido, pero no como resultado de un proceso mecánico y deductivo. EL LIBRE ALBEDRÍO ES RACIONAL, PERO NO MECÁNICO. No es verdad lo que afirma la modernidad: que toda mediación entre el conocimiento y la acción sea deductiva y mecánica, como por ejemplo en el normativismo y el utilitarismo.

Si el comportamiento libre no es computable, quiere decir que en el racionalismo falta algo para entenderlo. Efectivamente, hay un elemento importante en juego que la "ética algorítmica" no tiene en cuenta: la prudencia, la antigua virtud moral que los griegos (especialmente Aristóteles) llamaban frónesis, el tipo de sabiduría o inteligencia relacionada con la acción práctica. LA PRUDENCIA MEDIA ENTRE EL CONOCIMIENTO Y LA ACCIÓN, PERO NO DE FORMA DEDUCTIVA. Comprender esto puede ser un poco más difícil de lo que debería ser para nosotros, los occidentales hijos e hijas de la Ilustración, tantas veces demasiado racionalistas aunque no queramos serlo.

La "moralidad algorítmica" se inventó mucho antes de que naciera la inteligencia artificial; no es un invento de los informáticos del siglo XXI en su intento de programar el comportamiento ético en las máquinas. Es más bien fruto de la filosofía racionalista moderna, cuando intenta matematizar la ética, como ejemplifica Leibniz con su famoso ¡Calculemos! para resolver las disputas entre personas.

En mi opinión, la ética de las máquinas es una nueva e interesante forma de mostrar el agotamiento de la ética racionalista deductiva, ya denunciada entre otros por Alasdair MacIntyre (converso al catolicismo, por cierto). La solución a este agotamiento reside en la ética de la virtud, que ha experimentado un interesante renacimiento desde la segunda mitad del siglo XX.

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En efecto, es típico de nuestra época que se acuse de negar el libre albedrío precisamente a la única escuela que lo hace filosóficamente posible, es decir, el tomismo.

Pero es que justamente, ese determinismo real ya está implícito en la aparente defensa del libre albedrío por parte del molinismo, como han señalado siempre los tomistas.

La tesis tomista evita, superándolos, los dos extremos del determinismo intelectualista y el irracionalismo. Contra el irracionalismo, la voluntad sigue siempre al intelecto. Contra el determinismo intelectualista, la voluntad mueve al intelecto, como mueve también a otras potencias humanas.

O sea, hay una mutua causalidad entre intelecto y voluntad, bajo aspectos diferentes. Uno es el aspecto objetivo del bien conocido y propuesto a la voluntad: ahí es el intelecto el que mueve a la voluntad. Otro es el aspecto dinámico de la fuerza que hace que el intelecto se concentre o se detenga en tal o cual aspecto de las cosas: ahí la voluntad mueve al intelecto.

Para el intelectualismo determinista, sólo entra en consideración que la voluntad sigue al intelecto, y entonces el hombre se convierte en una máquina. Para el irracionalismo, la voluntad actúa por si sola, independientemente del intelecto, y por tanto, en forma irracional.

Saludos cordiales.
08/08/25 9:21 AM
  
Gonzalo
>> En el marco de la escuela polaca de lógica está el dominico Bochenski, que es más bien historiador de la lógica, pero claro partidario de la lógica simbólica moderna, en eso va contra la orientación de Maritain, el cual enseña que la llamada "lógica moderna", bella como es en su exactitud y rigor, digo yo, no es propiamente una Lógica, porque no se propone formar al intelecto en el "el arte del razonamiento correcto", sino dispensarlo en realidad de pensar al ofrecer un sistema mecánico de cálculo.

Es que, efectivamente, depende de lo que se entienda por Lógica. La lógica simbólica moderna es un tipo de cálculo, que como bien dices ha demostrado ser un instrumento utilísimo para el rigor del pensamiento. Pero solo ha podido alcanzar este rigor a costa de dejar por el camino otras formas de razonamiento no mecanizables. En este sentido, doy la razón a Maritain cuando dice que la lógica moderna ya no es el arte del razonamiento correcto, en toda la extensión de lo que significa "razonamiento". Tanto una como otra se pueden llamar "lógica", siempre que tengamos claro de qué estamos hablando.

Un autor moderno del siglo XIX muy interesante es Charles S. Peirce (no católico, pero buen conocedor de la lógica clásica y medieval). Peirce también concebía la lógica como arte del razonamiento, más allá de los razonamientos que puedan ser mecanizados. Peirce era norteamericano y contrasta con su contemporáneo George Boole, inglés, otro importante autor en el campo de la lógica simbólica que ha sido fundamental en el desarrollo de las máquinas lógicas computacionales. La teoría de Peirce sobre la abducción (tercera forma genérica de razonamiento, distinta de la deducción y la inducción) no se deja formalizar de modo mecánico, cosa que él mismo tenía clarísimo. Peirce afirmaba que el razonamiento que llamó abducción ya está presente en Aristóteles. Fue el tema de mi tesis de licenciatura.

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La tesis de Maritain, que en esto sigue el pensamiento tradicional, es que el arte es una virtud intelectual, o sea, una cierta disposición habitual del intelecto que lo capacita para realizar ciertos actos en forma correcta, fácil y aún agradable.

Por eso, decir que la lógica es un arte, es decir que es una disposición intelectual, antes de ser un conjunto de reglas o principios o verdades. Es la disposición intelectual para razonar correctamente, es decir, de modo que las conclusiones se sigan necesariamente de las premisas.

Es claro que eso está totalmente olvidado en la lógica moderna, que se concibe como una ciencia, y concibe a la ciencia, no como una virtud intelectual, como hace Aristóteles, sino como un sistema objetivo de verdades o principios, y en el caso de la lógica simbólica, de puros símbolos que pueden incluso ser manejados por una computadora haciéndolos equivalentes a circuitos electrónicas que dejan pasar la corriente eléctrica o no.

Esa diferencia permanecería aunque los tipos de razonamiento tratados en ambas disciplinas fuesen los mismos.

El tema de la "abducción" de Peirce ha sido siempre un gran misterio para mí así que hoy he recurrido a ChatGPT, para el cual, la abducción es una forma de razonamiento no concluyente en el cual se propone una hipótesis probable para un hecho extraño, que luego deberá ser confirmada o refutada por deducción o inducción.

Por ejemplo: "El pasto está mojado, por tanto, tal vez haya llovido".

En realidad, la Lógica nació como forma de responder a esta pregunta: ¿En qué casos la conclusión de un razonamiento se sigue necesariamente de las premisas? Por eso, si a esto lo llamamos "mecánico", entonces la lógica es esencialmente mecánica, pero es que el nombre estaría mal puesto, porque lo mecánico tiene que ver con una causalidad ciega, mientras que la causalidad que las premisas de un razonamiento ejercen sobre la conclusión, es decir, que el intelecto ejerce sobre sí mismo mediante las premisas para derivar la conclusión, es decir, que la persona ejerce sobre su intelecto mediante ese mismo intelecto en tanto que conocedor de las premisas del razonamiento, no es para nada ciega, sino algo a la vez vital y cognoscitivo.

Si se toma esto de la conexión necesaria entre las premisas y la conclusión como elemento esencial y aún definitorio de la lógica, entonces la abducción de Pierce, supuesto que ChatGPT haya "dicho" la verdad, quedaría mejor ubicada en el campo de la metodología científica.

De hecho, la misma existencia de una "lógica inductiva" es algo problemático, precisamente porque la conclusión de un razonamiento inductivo no es necesaria.

Es cierto que hay razonamientos de conclusión probable que pueden ser objeto de la lógica, pero eso es así porque la razón de que sean probables es su materia, no su forma, que es necesaria como ha de ser la forma de todo razonamiento lógico.

Por ejemplo: "Todo hijo ama a su madre. Pero Juan es hijo de Marta. Por tanto, Juan ama a Marta".

Dado que te has dedicado en especial al tema me interesa lo que puedas comentar al respecto.

Saludos cordiales.
09/08/25 9:18 AM
  
Gonzalo
>> O sea, hay una mutua causalidad...

Ciertamente, la deliberación prudencial (frónesis) no encaja ni en el intelectualismo determinista ni en el irracionalismo. Pero tampoco me convence la explicación de "mutua causalidad entre intelecto y voluntad, bajo aspectos diferentes". Sobre todo porque corre el riesgo de ser muy mal entendida por quienes quieren entender siempre la mente humana por analogía con las máquinas (que hoy día son casi todos). Entenderán esa mutua causalidad como la relación entre dos procesos relativamente independientes, ejecutados en paralelo o en múltiple alternancia, y que se comunican por canales bien determinados.

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El problema es que si no decimos que el intelecto mueve a la voluntad, estamos en el irracionalismo, donde la voluntad se mueve a sí misma sin guía de la razón.

Porque la voluntad no tiene una razón propia para captar la guía de la razón y seguirla, la única forma en que la voluntad puede seguir a la razón es siendo movida por la razón.

Y si decimos que la inteligencia mueve a la voluntad, pero no agregamos que bajo otro punto de vista la voluntad mueve a la inteligencia, estamos en el determinismo intelectualista que señalo en el “post”.

Por eso es que Santo Tomás afirma la mutua causalidad, bajo distintos aspectos, entre inteligencia y voluntad:

“La voluntad mueve al entendimiento para el ejercicio del acto, porque lo verdadero, que es la perfección del entendimiento, está incluido como bien particular en el bien universal. Pero, para la determinación del acto, que procede del objeto, el entendimiento mueve a la voluntad, porque el mismo bien es comprendido según una razón especial, incluida en la razón universal de verdadero. Y así está claro que no es lo mismo lo que mueve y lo que es movido respecto a lo mismo.” (Ia. IIae., q. 9, a. 1, ad 3um.)

Santo Tomás dice aquí que así como lo verdadero, que es el objeto del intelecto, cae bajo el objeto de la voluntad, porque es un bien, así también el bien, que es lo que mueve a la voluntad a título de objeto, está comprendido dentro del objeto del entendimiento, que es lo verdadero, porque el bien puede ser conocido por la inteligencia.

Por eso, en tanto que lo verdadero es un bien, la voluntad mueve al intelecto, por ejemplo, a buscarlo si no lo tiene y a conservarlo y defenderlo si lo tiene. Y en tanto que el bien es algo verdadero, el intelecto mueve a la voluntad, porque puede conocer el objeto de la voluntad, que es el bien, y así presentárselo a la voluntad para que lo apetezca.

Es claro, además, que la voluntad mueve al intelecto, por eso tiene sentido pedirle a la gente que preste atención, que se concentre, o que piense en esto o en aquello.

Por otra parte, hay que recordar siempre que expresiones como “la voluntad mueve” o “el intelecto mueve” son formas abreviadas de hablar, por comodidad. En realidad, el sujeto de las acciones es el supuesto sustancial, en este caso, la persona humana.

Por tanto, “la voluntad mueve” quiere decir “la persona mueve, mediante su voluntad”, y “la inteligencia mueve” quiere decir “la persona mueve, mediante su inteligencia”.

De modo que, en el tema del que estamos hablando, la persona mueve su voluntad mediante su inteligencia, y mueve su inteligencia mediante su voluntad, desde distintos puntos de vista, como se dijo.

La dificultad de comprensión por parte de los contemporáneos es una condición habitual de la enseñanza del tomismo hoy día, y toda la experiencia post-conciliar ratifica en la convicción de que la única solución a esa dificultad consiste en explicar lo mejor posible cómo entiende el tomismo esas cosas, y no en tratar de adaptarlas al modo actual de pensar.

Saludos cordiales.
09/08/25 9:21 AM
  
Federico Ma.
Juan Argento:

Néstor respondió muy bien a la respuesta a mi comentario: muchas gracias, Néstor.

En cuanto a que "no parece conforme a la doctrina católica", es claro que no se me refería al misterio de la Santísima Trinidad. Basta leer lo que escribí: "...si se trata de asumir que la Bondad divina exige la producción del mejor mundo posible (dejando de lado lo que dijo Néstor, que no hay tal cosa) y aplicarlo no a la creación, sino a las procesiones trinitarias [... (aquí iba una ironía; y hay cosas que no pueden tener primera vez en la realidad, como lo imposible)], eso no parece conforme a la doctrina católica".

En efecto, si se hace eso, i.e., si se asume esa tesis como verdadera a la luz de la razón natural y se pretende responder propiamente con el misterio de la Santísima Trinidad, como lo único que procede necesariamente de Dios, parece implicarse la exigencia, a la luz de la razón natural, de tal misterio. Y eso, ciertamente, no parece conforme a la doctrina católica, o, más bien, no lo es. Por eso hablé inicialmente de "confusión de órdenes" y luego de que los misterios estrictamente sobrenaturales no pueden ser propiamente demostrados ni siquiera en cuanto a su intrínseca posibilidad: menos, por tanto, en cuanto a su efectiva realidad.
09/08/25 2:16 PM
  
Gonzalo
>> Por eso, decir que la lógica es un arte, es decir que es una disposición intelectual, antes de ser un conjunto de reglas o principios o verdades.

Esto me gusta, porque yo no suelo explicarlo así, pero reconozco el valor de esta explicación. Mi camino intelectual (y el que trato de hacer recorrer a otras personas) es más bien en sentido contrario, pero hacia la misma meta: mostrar la insuficiencia de la lógica como sistema de reglas para llegar a una razón que no es mera lógica (en sentido moderno).

>> Es la disposición intelectual para razonar correctamente, es decir, de modo que las conclusiones se sigan necesariamente de las premisas.

Aunque yo no diría que las conclusiones se sigan necesariamente de las premisas, pero eso tal vez se deba a que "necesariamente" en mi contexto se asocia con "mecánicamente", y por tanto realizable por una máquina. Sospecho que "necesario", en el sentido tomista en que lo usas, no significa exactamente lo mismo.

>> Dado que te has dedicado en especial al tema me interesa lo que puedas comentar al respecto.

El trabajo se encuentra fácilmente en internet: "Charles S. Peirce: La lógica deldescubrimiento". Sé compasivo, jaja, es el trabajo de un principiante, aunque sigo considerándolo un buen trabajo.

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"Necesario" es lo que no puede no ser. "Contingente" es lo que puede no ser. "Posible" es lo que puede ser, e "Imposible", lo que no puede ser.

Hay muchas formas distintas de ser necesario. Dios es el Ser Necesario, porque no puede no existir, y la conclusión de un razonamiento lógicamente válido se sigue necesariamente de las premisas, porque no puede no seguirse de ellas, es decir, no es posible que las premisas sean verdaderas y la conclusión no lo sea.

En lo mecánico también hay cierta necesidad: si la bola de billar le pega a otra bola con tal dirección y tal velocidad, etc, la otra bola saldrá necesariamente en tal dirección y con tal velocidad, etc.

Las mismas leyes de la probabilidad son necesarias, por ejemplo, necesariamente la probabilidad de sacar cara o de sacar cruz con una moneda es 1/2.

Se podrá discutir si hay o no una lógica de lo no necesario, pero no se puede discutir que hay una lógica de lo necesario, que es la vieja y querida lógica formal. En efecto, en todas las formas válidas de silogismo que se estudian ya desde Aristóteles, la conclusión se sigue necesariamente de las premisas.

Y ese que sin lo necesario no hay ni realidad, ni pensamiento, ni filosofía. La realidad misma depende un principio necesario como es el de no contradicción, porque si lo contradictorio pudiese ser real, no habría realidad.

Saludos cordiales.
09/08/25 5:38 PM
  
Gonzalo
>> La dificultad de comprensión por parte de los contemporáneos es una condición habitual de la enseñanza del tomismo hoy día, y toda la experiencia post-conciliar ratifica en la convicción de que la única solución a esa dificultad consiste en explicar lo mejor posible cómo entiende el tomismo esas cosas, y no en tratar de adaptarlas al modo actual de pensar.

En mi caso no se trata de adaptar el tomismo al modo actual de pensar, sino de tener siempre muy presente el modo actual de pensar y los profundos cambios de significado que han experimentado muchos términos filosóficos. No es adaptar el tomismo, sino adaptar la forma de explicar el tomismo.

Imagina qué entiende instintivamente un estudiante de bachillerato de ciencias cuando le hablas de "transustanciación", cuando el concepto riguroso de sustancia que le han explicado es el de sustancia química, y por tanto la forma rigurosa de cambio sustancial que va a aceptar de primeras es la reacción química (distinta combinación de los mismos elementos químicos) o la reacción atómica (transmutación de un elemento en otro). Para sacarle de ahí, lo primero es abordar el cambio semántico del término "sustancia" en los últimos 700 años.

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Está bien, pero también es suficiente explicar lo que se entiende por sustancia: "aquello a lo que compete existir en sí y no en otro", y poner ejemplos, por ejemplo, el gato es una sustancia, a diferencia del color del gato o su tamaño, que son accidentes, "aquello a lo que compete existir en otro". Con eso ya está claro que por "sustancia" no entendemos lo mismo que se entiende en química, y obviamente que no cuesta nada explicitarlo.

Eso tiene la ventaja de que se enseña a pensar filosóficamente, y no sólo históricamente, o sea, hablando de la realidad y no solamente de lo que se ha dicho de la realidad.

Porque los gatos son al menos tan reales como las "sustancias" químicas, y si se nos responde que no, que son conjuntos de "sustancias", ahí ya tenemos a mano un fructífero punto de desacuerdo con la filosofía moderna, donde lo que nos corresponde es señalar que el gato es manifiestamente un solo ser y no un conjunto de seres, y comenzar así a sitiar la fortaleza de los prejuicios modernos.

Saludos cordiales.
09/08/25 5:41 PM
  
Roberto A Maturana
Néstor:

Que la creación sea libre o no, no es el punto del argumento. Ni tampoco que la finitud sea un mal o que la existencia no sea un bien y otras cosas por el estilo.

Es la eficiencia misma que supone la perfección.

La noción misma de “perfección” exige la eficiencia en su máximo grado composible. La eficiencia consiste en obtener un resultado minimizando las acciones innecesarias, superfluas y redundantes, que solo generan soluciones a lo que no necesita ser solucionado. De esto se sigue lógicamente que un Ser Perfecto no puede hacer algo innecesario sin admitir en sí ineficiencia, cosa contraria a su naturaleza.

Si admitimos que la creación es de suyo contingente, entonces hemos de admitir que es también innecesaria. Por lo tanto, la creación por parte de un Ser Perfecto constituye una acción ineficiente.

De allí el absurdo lógico que mencioné antes. Un Ser Perfecto creador de lo contingente es equivalente a lo máximamente eficaz actuando ineficientemente, igual que el médico que contagia y enferma personas sanas solo para demostrar lo versátil que es en las ciencias de la salud. Un disparate total sin pies ni cabeza.

Saludos.

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“La eficiencia consiste en obtener un resultado minimizando las acciones innecesarias, superfluas y redundantes, que solo generan soluciones a lo que no necesita ser solucionado.”

En efecto, para que haya eficiencia, debe haber ante todo un resultado a obtener, es decir, un fin. La eficiencia consiste en elegir los medios adecuados para ese fin, y que sean adecuados incluye que sean necesarios para alcanzar el fin, y excluye por tanto todo lo innecesario, superfluo y redundante.

La eficiencia, por tanto, se entiende respecto de los medios, no respecto de los fines. Por ejemplo, se puede ser un eficiente organizador de campeonatos de golf.

En ese caso, no se gastará tiempo ni esfuerzo en acciones que no contribuyan a la mejor organización del campeonato. Pero ¿es necesario que haya campeonatos de golf? Más bien es el resultado de la libre elección de algunas personas.

¿Es ineficiente jugar al golf? No, porque no es un medio, es un fin, como todo lo recreativo. Otra cosa sería si se jugase al golf, por ejemplo, para conservar la salud. En ese caso sería un medio, y cabría preguntarse si es eficiente.

Lo libre tiene que ver siempre con lo no necesario, por definición. ¿Puede ser eficiente un agente libre? No, si extendemos el concepto de “eficiencia” a los mismos fines, en vez de aplicarlo solamente a los medios. Porque en ese caso ese agente sólo se propondría fines que se le impusiesen necesariamente. Y entre la necesidad de los fines y la necesidad de los medios ordenados a los fines, ya no quedaría espacio para la libre elección.

Pero ¿puede ser perfecto un agente que no es libre?

Análogamente, Dios elige libremente crear el mundo, algo que no es necesario, pero entonces, actúa eficientemente en todo lo relativo con la existencia, conservación y gobierno de ese mundo.

Es cierto que en un sentido, los medios tampoco son necesarios, cuando el mismo fin se puede alcanzar con distintos medios, todos igualmente eficientes. En esos casos es necesario que haya medios, pero no que sean éste o aquel. Ahí también hay lugar para la libre elección, y de hecho, la creación del mundo se ordena a la gloria extrínseca de Dios, la cual puede alcanzarse igualmente por medio de muchos mundos diferentes (no existe el mejor mundo posible), de modo que también hay espacio para la libertad divina en la organización del mundo que Dios crea.

Y la misma gloria extrínseca de Dios es querida libremente por Dios, porque no agrega nada a la Bondad divina misma, sino que consiste en esa misma Bondad en tanto que comunicada a las creaturas, por lo cual no es algo necesario, y es algo que Dios puede elegir.

Por eso el mundo creado, que es querido por Dios en orden a su gloria extrínseca, es querido y creado libremente en un sentido y necesariamente en otro. Libremente, porque Dios no tiene porqué querer su gloria extrínseca, a la cual se ordena el mundo creado. Necesariamente, porque dado que Dios quiere su gloria extrínseca, tiene que haber un mundo creado, y en ese sentido, la creación del mundo se ordena eficientemente a la gloria extrínseca de Dios.

Saludos cordiales.
10/08/25 1:08 AM
  
Juan Argento
"En efecto, si se hace eso, i.e., si se asume esa tesis como verdadera a la luz de la razón natural y se pretende responder propiamente con el misterio de la Santísima Trinidad,"

No estoy asumiendo como verdadera la objeción de Rowe en su versión original, como queda claro de esto que había escrito:

"Hay dos formas posibles de responderla.

Una es atenerse estrictamente a su formulación original en términos de CREACION, en cuyo caso la respuesta es la de Néstor: No hay tal cosa como el mejor mundo CREADO posible así como no hay tal cosa como el mayor numero finito, natural o real, posible."

Lo que hice es mostrar que si se reformula la objeción cambiando "creación del mejor mundo posible" por "realización de la máxima difusión del bien", entonces Dios Padre realiza la máxima difusión del Bien al engendrar al Hijo y espirar con Él al Espíritu Santo, y dado que Dios Padre engendra necesariamente por naturaleza (y espira con el Hijo también necesariamente), la objeción así reformulada queda respondida.

"El Infinito absoluto no es una magnitud matemática, no puede entrar en una comparación entre “tamaños”.

Por un lado nadie discute que está fuera de la matemática y que por lo tanto su relación con los transfinitos también lo está. Por otro lado es claro que ese "estar fuera" es "por arriba".

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Es que si se reformula la objeción, se responde a otra posible objeción, no a la objeción original. Eso de "reformular la objeción" se conoce como la estrategia del espantapájaros, o sea, dar una versión deformada y más débil del argumento que se quiere criticar.

Saludos cordiales
11/08/25 2:41 AM
  
Tormes
Hola D.Néstor.
Lo primero, perdone mi ignorancia en estos temas, siempre me han interesado pero reconozco que me quedan grandes.

Dice usted:

Dios es el Sumo Bien, y precisamente por eso, no necesita para nada de los bienes finitos, creados, participados, que no pueden agregarle absolutamente nada al Bien Infinito que es Dios.

Quiere decir con eso que nuestras acciones aunque nunca sean pecado no complacen a Dios más que si fuéramos pecadores?
Una de las cosas que siempre me dejan atorado cuando se habla de estas cosas es ese tipo de ideas.
Si Dios nos creo libremente en un acto de amor y nuestro comportamiento no altera ninguna de sus características como Dios, para qué tomarse la molestia, perdón por la expresión, de crearnos por una parte y por otra parte enviar a su hijo para sufrir y morir y crear una religión que nos da el camino para ser como él quiere que seamos, si nada de todo eso cambia nada para él como ser perfecto que es.
Algo se me está escapando.
Saludos y gracias por sus artículos.

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Son dos cosas distintas, por un lado, que nuestras acciones complazcan o desagraden a Dios, y por otro lado, que eso produzca algún cambio en Dios mismo. Sí a lo primero, no a lo segundo.

Ahí está una diferencia grande entre Dios y nosotros: en nosotros toda complacencia o desagrado implica algún tipo de cambio, no así en Dios.

Lo que hay de nuevo, por así decir, con la complacencia y el desagrado divinos se da solamente en el término creado de la acción divina: el bien que la creatura recibe de Dios, cuando Dios se complace en ella, y el castigo que la creatura recibe de Dios, cuando Dios se desagrada de ella.

Por otra parte, el pecado, como ofensa a Dios, es cierto que no toca a Dios en Sí mismo, pero sí lo alcanza en su gloria extrínseca, es decir, en la manifestación de la Bondad divina que se da en las creaturas, la cual queda manchada por el pecado, como cuando se insulta el retrato de una persona, se insulta a la persona, aunque sobre la persona misma no se ejerza causalidad alguna.

Saludos cordiales.
19/08/25 12:58 PM
  
Tormes
Hola otra vez D.Néstor.

Esto no lo entiendo:

por un lado, que nuestras acciones complazcan o desagraden a Dios, y por otro lado, que eso produzca algún cambio en Dios mismo. Sí a lo primero, no a lo segundo.

el bien que la creatura recibe de Dios, cuando Dios se complace en ella, y el castigo que la creatura recibe de Dios, cuando Dios se desagrada de ella.

Pero si Dios segun sean nuestros actos elige ofrecernos el bien o el castigo, es que elige una cosa o la otra segun nos hayamos portado y entonces según lo veo yo hay un cambio, elige lo uno o lo otro. Si no fuera una elección, me refiero a que la consecuencia de nuestros actos fuera una cosa automática, no sería libre y entonces ya no sería Dios.
Pero incluso puede pasar que Dios perdone a alguien que tenía destinado al Infierno, por algún motivo que nosotros no comprendamos, y eso sería otro cambio.
Perdone si mis preguntas y dudas le parecen infantiles.
Saludos y gracias otra vez por sus explicaciones.

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No es nada infantil, son las preguntas lógicas que surgen cuando pensamos en Dios, un Ser que trasciende todo lo que conocemos por nuestra experiencia.

La respuesta es siempre la misma: Dios es Inmutable, todo cambio y novedad se da siempre en el término creado de la acción divina.

La misma acción divina, por la Simplicidad divina, se identifica con Dios mismo, y bajo ese aspecto es inmutable y necesaria, pero su término creado es contingente, puede ser o no ser, y bajo ese aspecto esa acción divina es libre.

Hay que tener en cuenta que la acciones se especifican y definen por sus objetos, es decir, por aquello sobre lo que recae la acción, de modo que la contingencia de la acción divina creadora se debe a la contingencia de la creatura.

La trascendencia asombrosa de la Libertad divina se nota en el hecho de que la única diferencia real entre que Dios cree el mundo y no lo cree, es el mundo mismo, que existe o no existe, sin que haya diferencia alguna en Dios mismo.

En el fondo, toda libertad implica una cierta independencia de la voluntad respecto de lo querido, pues puede quererlo y puede no quererlo. En nosotros, sin embargo, la voluntad también depende en cierto modo de lo querido, porque cambia según que lo quiera o no lo quiera.

Sólo en Dios la independencia de la voluntad libre respecto de su objeto es máxima, absoluta, al punto de que nada cambia en la Voluntad divina en sí misma considerada si quiere o si no quiere la existencia del mundo, el único cambio, como dije, se da en el mundo mismo, que existe o no existe.

Saludos cordiales.
19/08/25 5:02 PM
  
Tormes
Le pido disculpas D.Néstor pero sigo sin entenderlo.
Entiendo o creo que lo entiendo lo de que el mundo existe pero podría no existir sin que ninguna de las dos posibilidades cambie a Dios.
También creo entender que cuando elegimos el pecado en vez de la virtud somos nosotros los que elegimos y cambiamos pero que eso no afecta a Dios, me refiero a que no cambia nada en él.
Pero una vez hemos elegido nuestros actos obligan, no sé si es la palabra adecuada, a Dios a darnos el bien o el castigo.

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Dios no está obligado a castigarnos, si lo hace, es Justo, si no lo hace, es Misericordioso.

En cuanto a premiarnos con la Vida Eterna, es cierto que las buenas obras realizadas con la gracia de Dios merecen en justicia la Vida Eterna, pero la gracia con la que se hacen esas obras no se merece, así que en definitiva es todo gracia.

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También creo entender que Dios no puede castigar a quien nunca a pecado y premiar al pecador, se refiere a cosas así cuando dice usted que Dios no puede hacer lo que es contradictorio o va contra su naturaleza?

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En efecto, la Omnipotencia no se extiende a lo contradictorio, y es contradictoria la noción de un premio sin buenas obras que premiar, porque no sería un premio, y lo mismo una pena sin culpas que castigar.

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Pero se me sigue escapando si nuestras acciones no hacen cambiar la opinión de Dios o su decisión sobre el destino de nuestras almas, por ser inmutable, eso lo podría hacer un programa informático una IA que están tan de moda automáticamente a la que no sería necesario rezar adorar ni rendirle culto.

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Es al revés: tenemos que entender la oración, nuestra libertad, etc., todo eso, desde la Inmutabilidad divina.

Dios conoce desde la Eternidad lo que nosotros hacemos en el tiempo. Dios no cambia, por tanto, no tiene ni antes ni después, ni pasado ni futuro, sólo un eterno Presente. Por eso mismo, Dios está presente a todos los momentos del tiempo. el Presente divino es "contemporáneo", por así decir, a cada instante de nuestro tiempo, y para Dios todo es presente, también lo que para nosotros es pasado o futuro.

Por eso, Dios no prevé, propiamente hablando; Dios ve como presente, en su Presente eterno lo que para nosotros se va desarrollando en el tiempo. Y ver que alguien realiza en el presente un acto libre no es quitarle libertad a esa persona, por más que se lo vea en forma cierta e infalible.

Y en cuanto a nuestras oraciones, si Dios las escucha y nos da lo que le pedimos, es porque desde la Eternidad estableció que por esas oraciones nuestras nos iba a dar eso que nos da.

No es que si Dios ya lo sabe, entonces para qué orar, porque lo que Dios sabe puede ser muy bien que por nuestras oraciones se nos concede lo que pedimos.

Nosotros sólo podemos saberlo "a posteriori": si pedimos algo y Dios nos concede lo que pedimos, es que desde la Eternidad Dios sabe que pedimos eso y que Él nos lo concede, si no nos lo concede, es que desde la Eternidad Él sabe que pedimos eso y que Él no nos lo concede.

Por eso, en todo caso lo que tenemos que hacer es pedir, y tratar de pedir bien.

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Entiéndame D. Néstor no tengo más dudas que las que puedan tener la mayoría de creyentes, pero me gustaría poder entenderlo mejor. La fe es nuestro soporte pero si Dios fuera algo más comprensible. No digo que nos desvele lo que como simples humanos no podemos alcanzar a comprender, pero ser algo menos complejo en algunas cosas.
Saludos y disculpe por las molestias.

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La Verdad divina no tiene rebajas. Sí es necesario hacer el esfuerzo por explicarla con la mayor claridad y sencillez posible, aclarando algo que no todo el mundo parece tener claro: la claridad y sencillez en estos temas se compran a precio de genialidad. Por eso Santo Tomás es el más claro y sencillo de todos, porque su inteligencia tal vez haya sido la más grande en toda la historia de la humanidad.

La gente piensa que explicar sencillamente estas cosas es algo que se hace con manzanas y palitos, y que por tanto lo puede hacer cualquiera. Grave error.

Es la verdad sobre Dios, así que si no nos obliga a levantar la cabeza y mirar esforzadamente hacia arriba hasta llegar peligrosamente cerca de la tortícolis, tenemos que sospechar que nos están haciendo un cuentito.

Claro, los Evangelios son claros y sencillos (sobre todo cuando no se los lee o se los lee por arriba y de prisa) pero es que allí se afirman las cosas, como debe ser, para que las creamos, otra cosa es la teología, que busca entender lo que creemos. Ahí, como dije, la claridad y sencillez cuestan grados de coeficiente intelectual.

Saludos cordiales.
19/08/25 5:48 PM
  
Pantaleón
"Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad"

Para mí eso es tanto como un axioma, pues procede del Inmutable, y, tal como interpreto esa frase esa idea me lleva a esta otra: el mundo que existe debe ser el mejor de los mundos posibles para que ese deseo divino se realice lo máximo posible... Pues Dios Omnipotente hace lo que quiere/desea y habrá dispuesto las cosas para que se haga su Voluntad. Pero dado que el mundo que vemos muestra que tal deseo no alcanza el máximo absoluto (que todos se salven), ello me hace concluir que debe haber alguna razón relacionada con el principio de no contradicción que impida ese "mundo perfecto".

Es posible que en su texto esté ya un argumento contra el mío, pero no he entendido bien todo lo desarrollado. Lo siento.

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Es que justamente, no hay nada de contradictorio en un mundo en el que nadie peca y todos se salvan. Si fuese imposible que todos se salvasen, necesariamente se debería condenar alguno, y entonces se estaría negando, al menos para esa persona, el libre albedrío.

Además, Dios no puede querer lo contradictorio, por tanto, si quiere que todos se salven, es que eso no es contradictorio ni imposible.

Por tanto, si no todos se salvan, entonces es que hay dos formas distintas de querer en Dios: una condicional, y otra absoluta, y que el querer que todos se salven pertenece solamente a la que es condicional.

Saludos cordiales.
26/08/25 9:00 PM

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