¿Católicos LGTB?

Sodoma y Gomorra

Ha sido publicada en Infovaticana una carta de un miembro de “CRISMHOM” que queremos comentar brevemente porque evidencia la hondura del abismo en que se ha precipitado el “progresismo” eclesial en lo que esperamos, y sobre todo oramos para ello, que sean sus últimos estertores agónicos.

La carta responde a otra carta anterior que intentaba comunicar a los miembros de este colectivo “lgtb” la verdadera doctrina católica.

Primero, el texto de la carta:

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Querido hermano Miguel:

Soy Juancho, un joven católico y gay, miembro de CRISMHOM y sobre todo enamorado y seguidor, aunque a menudo infiel, de Jesús de Nazaret. He de confesar que me ha interpelado tu carta. No porque estemos de acuerdo, ya que en absoluto lo estamos; sino porque percibo una intención genuina de acercar a los hermanos a la Verdad. He pensado en contestar tus palabras, y con ello he tenido que plantearme el propósito por el que lo haría. Tú y yo tenemos numerosas convicciones, he incluso vivencias, tan opuestas que en algún punto pueden llegar a ser irreconciliables. Por ello sé que jamás ninguno de los dos convencerá al otro. Aún así creo que merece la pena apostar por la hermandad que nos une y que nos lleva a dialogar poniendo a Dios en el centro. Desde el respeto apuesto por ello y te escribo estas líneas.

El primer punto del contenido de tu carta que ha llamado mi atención es que hablas del cuerpo como templo del Espíritu para argumentar en contra del proceso de transición de una persona. Partiré de esta idea de templo del Espíritu, ya que es algo que nos une. Esta imagen del templo pone de relieve que lo importante es el contenido, es decir, el Espíritu. Este es el que nos habita y nos convierte en piedras vivas. Desde la experiencia de una vida y un cuerpo habitados por Él sabemos que las personas trans son también creación de Dios. Efectivamente, no se equivoca. Pero no en el sentido que quieres explicar tú. Dios no se equivoca porque una persona trans siempre lo ha sido, desde su nacimiento; no es una persona que en un momento de su vida decida cambiar. Una persona trans es aquella que lucha por manifestarse tal y como Dios la ha creado. Otro tema es la transición y cómo y en qué grado se decide ejecutarla, porque para que el entorno de una persona le reconozca como mujer parece que es necesario que tenga rasgos, morfología y expresiones femeninas y para que le reconozca como hombre, masculinas. A menudo nos perdemos en las apariencias en lugar de ir a lo profundo y preguntarnos ¿cómo habita el Espíritu a cada persona?

En segundo lugar, hablas de la familia. No creo en la verdad absoluta que promulgas. Tampoco creo, desde luego, en las verdades a medias. Creo en la Verdad encarnada. A menudo se ha propuesto la Sagrada Familia como modelo y en realidad es todo un modelo de familia diversa, diferente. Parece que María y José no estaban casados aún; Jesús tenía dos padres, el celestial y el putativo; y desde luego, ser hijo único en aquella época era muy inusual. Así, la Verdad se encarna eligiendo un modo poco m convencional y hasta marginal. Es justamente en la Sagrada Familia donde podemos encontrar varios modelos de familia, no solo uno hegemónico, y donde yo descubro que Dios también me puede llamar a formar una familia con un marido en apertura a la vida. Porque la apertura a la vida no es únicamente engendrar de forma biológica, es también abrirse a ella en todas sus formas e, incluso, hacer que la vida merezca la pena. Las personas de diversidad sexual también podemos estar llamadas a la fecundidad en la familia.

En tercer lugar, hablas de la castidad. Si bien es una vocación universal, no lo es la recepción en cada persona. Aquí es donde cabe el discernimiento y el acompañamiento espiritual y pastoral, algo asumido en los heterosexuales pero ignorado en nosotras y nosotros. A ti la Iglesia por ser varón heterosexual no te impone por definición que tengas que ser padre de familia, a mí por ser homosexual me impone por definición que no lo puedo ser. La Iglesia no se equivoca pero, a veces, no acierta. Y en esta aproximación no acierta. El gran tema que subyace aquí es el origen de la homosexualidad o bisexualidad en la persona. La Iglesia basa su postura en el trabajo de psicólogos de la década de 1960 que intentaron explicar que surge por una herida psicoafectiva. Hoy la Academia ha superado esas hipótesis. Yo estoy convencido de que Dios me ha hecho así. Soy gay por la gracia de Dios. Y lo vivo así porque la experiencia de ser una minoría me ha acercado a la experiencia de Dios encarnado en otras, en los últimos, en los descartados. Por lo tanto, si Dios me ha creado gay es para entregarle mi sexualidad ̶̶̶ al igual que el resto de dimensiones de mi vida ̶̶̶ y ponerla al servicio de su Reino. Esta entrega habré de concretarla personalmente mediante el discernimiento. En términos tomasianos, una cuestión connatural a la persona. No me creo que Dios me haya hecho de una forma para luego pedirme que cape, y además de forma categórica, esta parte que me integra como ser humano. En realidad, se trata de ser fiel a la creación de Dios, ni más ni menos, si nos ha creado diversos es por algo. Cada persona tiene la responsabilidad de discernir su vocación. Es así como se llega a la plenitud y a la verdadera libertad, abriéndose cada persona a la voluntad de Dios. Y los que nos imponéis esa castidad no discernida hacéis mucho daño. Es todo un abuso espiritual que compone un gran pecado. Es un escándalo en el sentido evangélico.

Para acabar quería hablarte del sensus fidei, concepto del Concilio Vaticano II que destila el sentir de los fieles como seno de Dios. Gracias a esta idea podemos integrar la tradición de la Iglesia con las necesidades que la historia nos va planteando en el camino del seguimiento de Jesús. Con esta herramienta que nos dieron los padres conciliares, la Iglesia podría escuchar más a la Iglesia, discerniendo en esa escucha la voluntad de Dios, que vive encarnado hoy en cada persona. Esta sensibilidad la plasmó el Papa Francisco en Evangelii Gaudium al hablar de poner la realidad por encima de la idea. Si lo extrapoláramos para tomarlo como modo de vida cambiaría nuestra mirada, la de todos, la mía la primera. Viviríamos con la mirada de Jesús, que tantas veces se plasma en el Evangelio. Una mirada que nos ayuda a descubrirle en el mundo. Una mirada que nos ayuda a ser como Él, poniendo la realidad por encima de la idea. Insisto, ni en la verdad absoluta ni en verdades a medias, creo en la Verdad encarnada.”

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El argumento principal parece ser éste:

“Se debe hacer aquello para que lo Dios nos ha creado. Pero Dios ha creado a algunos seres humanos para que sean homosexuales o transexuales. Por tanto, esos seres humanos deben ser homosexuales o transexuales y vivir como tales.”

Contra esto, supongamos que una persona nace con fibrosis quística, o distrofia muscular, o anemia falciforme, o alguna cardiopatía congénita, etc.

¿Dios ha creado a esa persona para que tenga esas enfermedades?

La respuesta no es simple, y lo mejor es citar directamente el texto tomista (lo tomasiano, aclaramos, no existe, en todo caso a veces ese término designa lo heideggeriano o lo marxiano):

Ia, q. 19., a. 9, c.

Como la razón de bien es la razón de lo apetecible, como ya se dijo, el mal se opone al bien. Y es imposible que algún mal, en cuanto tal, sea apetecido ni por el apetito natural, ni por el animal, ni por el intelectual que es la voluntad. Pero algún mal es apetecido accidentalmente, en cuanto que reporta algún bien. Y esto se da en cualquier tipo de apetito. Pues lo que busca el agente natural no es la privación o la corrupción, sino una forma a la que se le una la privación de otra o la producción de algo que conlleva la corrupción de otro. Por ejemplo, cuando el león mata al ciervo, busca comida, que conlleva la muerte del animal. De la misma forma, quien fornica busca el placer, que conlleva la deformidad de la culpa.

El mal que va unido a un bien, conlleva privación de otro bien. Así pues, nunca será apetecido el mal, ni siquiera por accidente, a no ser que el bien que conlleva el mal sea más apetecido que el bien del que se ve privado por el mal. Dios no quiere ningún bien más que su bondad; sin embargo, quiere algún bien más que algún otro bien. Por eso, Dios no quiere, de ninguna manera, el mal de culpa, que conlleva la privación de orden al bien divino. Pero quiere el mal como defecto natural, o el mal de pena, puesto que quiere algún bien que conlleva dicho mal. Por ejemplo, queriendo justicia, quiere el castigo; queriendo conservar el orden de la naturaleza, quiere la destrucción de algo de la naturaleza.”

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En resumen, aquí Santo Tomás está diciendo que ninguna voluntad quiere el mal como tal, y que el mal de culpa Dios no lo quiere de ningún modo, solamente lo permite, mientras que el mal físico lo quiere accidentalmente, en tanto que quiere algún bien que va necesariamente unido a ese mal.

Lo que Dios quiere simplemente, entonces, es el bien, sea el bien físico o el bien moral.

En el caso de las enfermedades congénitas, entonces, como son males físicos, Dios las quiere accidentalmente o indirectamente, en tanto que quiere ciertos bienes que se derivan de esas enfermedades, bienes que Él siempre sabe cuáles son, y nosotros, a veces.

Por tanto, no alcanza con que algo sea querido de algún modo por Dios para que ya pueda constituirse en norma de nuestra conducta o en ideal de vida. Eso no puede decirse ni de la fibrosis quística, ni de la distrofia muscular, ni de la anemia falciforme, ni de algunas cardiopatías congénitas, ni de tantas otras patologías que se pueden tener de nacimiento, algunas de ellas incluso de origen genético, como las nombradas.

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Inmediatamente se me dirá que la homosexualidad o la transexualidad no son enfermedades. Pero ése no es el punto, a esta altura del razonamiento, sino que no alcanza con que algo sea querido por Dios de algún modo para que sea bueno, norma de conducta, ideal, etc.

¿Se quiere decir que de algún modo Dios ha creado al que tiene una cardiopatía congénita, para que tenga una cardiopatía congénita? Sí, en la medida en que eso ha sido querido accidentalmente por Dios, pero en todo caso, eso no impide que la medicina haga todo lo que pueda para curar a esa persona, si ello es posible.

De hecho, la abnegación de los médicos puede muy bien ser uno de esos bienes en función de los cuales Dios ha querido accidentalmente ese mal físico.

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“Pero la homosexualidad y la transexualidad no son enfermedades”. Prescindiendo de que lo sean o no, la cuestión es si por el hecho de ser, supongamos, congénitas, ya constituyen algo bueno, que puede ser norma de conducta, ideal, etc.

Si decimos que sí, en el fondo estamos diciendo que la homosexualidad y la transexualidad son algo natural.

Porque en principio, aquello que constituye norma para nuestra vida porque así nos ha creado Dios, es justamente lo natural, lo que es acorde con la naturaleza humana.

De hecho, a eso apunta la frase:

En términos tomasianos, una cuestión connatural a la persona.”

Tener dos ojos, dos piernas, dos brazos, dos manos, cinco dedos, etc., es natural. Tener más o menos de dos ojos, dos piernas, dos brazos, dos manos o cinco dedos, no es natural.

Hay cosas que no son naturales, y tampoco son contrarias a la naturaleza, por ejemplo, realidades artificiales como los lentes o los marcapasos.

Hay cosas que no son naturales, porque van contra la naturaleza, como son las enfermedades en general. Es natural en el ser vivo orgánico la posibilidad de enfermarse, no la enfermedad como tal, pues ésta siempre va de algún modo contra la naturaleza, y lo que va contra la naturaleza no puede como tal ser natural.

Por ejemplo, una afección pulmonar va contra la naturaleza porque dificulta o impide una función natural como es la respiración.

Es claro que no todo lo que es natural es de por sí ya una norma para nuestra conducta en el orden moral. Hay procesos naturales que ni siquiera dependen de nuestra voluntad, como la digestión.

Y yendo a lo que sí es voluntario, la norma moral se toma del fin último de la naturaleza humana, los fines intermedios como tales, por más naturales que sean, sólo pueden dar lugar a normas, por así decir, técnicas, como las que rigen un gimnasio deportivo, por ejemplo, en lo que tiene que ver con la mejor forma de desarrollar los músculos.

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¿Pueden ser naturales la homosexualidad o la transexualidad? Sin entrar en la cuestión de las causas de la homosexualidad y la transexualidad, ya vimos que no alcanza con que algo sea de nacimiento, o incluso genético, para que sea natural.

Por supuesto, además, no hay un “gen” de la homosexualidad. 

Por el contrario, es claro que lo natural, en el ser humano y en muchas otras especies vivientes, es lo que se ha dado en llamar la “heterosexualidad”, o sea, la división en dos sexos, masculino y femenino.

Si hay algo natural, es eso, de hecho, la misma palabra “naturaleza” viene de “nacimiento”, que evoca, no olvidar, la finalidad natural de la distinción entre los sexos.

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Es cierto que una cosa es la distinción natural misma entre los sexos masculino y femenino, y otra la orientación sexual, que es el tipo de atracción sexual que experimenta el ser vivo. 

Pero es claro que la relación entre ambas cosas es también natural. Es natural, en ciertas especies vivientes, que haya dos sexos, el masculino y el femenino, y también es natural que en esas especies exista la  atracción sexual u “orientación sexual". Pero entonces es claro que hay una orientación sexual natural, que es la que corresponde a la natural distinción entre los sexos masculino y femenino. 

Bueno fuera que siendo natural la distinción entre los sexos no fuese natural el hecho mismo de tener una orientación sexual, o que siendo natural también esto último, no fuese precisamente la orientación hacia el sexo naturalmente opuesto

Sobre todo cuando es clara la finalidad natural de la atracción sexual en las especies vivientes sexuadas: la reproducción, que en esos casos implica la unión de los dos sexos naturalmente distintos. 

Obviamente, no todo lo que ocurre en la naturaleza es natural, hay gente que nace con tres dedos en una mano o sin orejas, y por eso, el hecho de que haya una atracción sexual natural no quiere decir que esté de hecho vigente en todos los individuos

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Pero lo contrario de lo natural no es natural, y la homosexualidad y la transexualidad son contrarias a la distinción natural entre el sexo masculino y el sexo femenino. Por tanto, no son naturales.

La homosexualidad es contraria a la distinción natural entre el sexo masculino y el sexo femenino porque ésta, de por sí, comporta la atracción entre sexos diferentes, no entre personas del mismo sexo.

Y la transexualidad es contraria a esa distinción natural, porque la misma distinción natural entre los sexos conlleva la relación natural esencial entre la masculinidad y el cuerpo masculino, y entre la femineidad y el cuerpo femenino.

Aquí es fundamental atender a un rasgo típicamente cristiano y tomista, como es el rechazo a todo dualismo antropológico que desconozca la estrecha y sustancial unión entre el espíritu y la materia en el ser humano. Querer conocer lo que es natural al ser humano sin mirar a su cuerpo y su conformación anatómica y fisiológica es cometer el pecado de “angelismo”. Dejemos eso para los reencarnacionistas que piensan que el alma humana está de visita en el cuerpo, como en un hotel.

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¿Son o no son, entonces, enfermedades la homosexualidad y la transexualidad? Ante todo, no todo lo que es contrario a la naturaleza y dañino para la misma, es una enfermedad. Existen por ejemplo los vicios, que también son contrarios a la naturaleza humana, y precisamente en la línea propiamente moral de la ordenación al fin último, y no son por eso enfermedades.

Ahora bien, el hijo de un padre alcohólico, dicen, tiene más probabilidades de presentar una tendencia al alcoholismo que el hijo de padres no alcohólicos.

En este hijo, esa tendencia sí tendría al menos algunos elementos en común con la enfermedad, como el ser involuntaria y tener una base física, que puede ser incluso genética.

Obviamente, no vamos a decidir aquí si la homosexualidad y la transexualidad son enfermedades o no, ni si siempre lo son o nunca lo son, lo que importa es que en ningún caso se las puede presentar como algo querido por Dios de tal modo que pueda constituir norma o ideal para la vida de algún ser humano, simplemente porque son contrarias a la naturaleza humana.

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Veamos ahora algunas cuestiones más de detalle, si cabe llamarlas así.

“…para que el entorno de una persona le reconozca como mujer parece que es necesario que tenga rasgos, morfología y expresiones femeninas y para que le reconozca como hombre, masculinas. A menudo nos perdemos en las apariencias en lugar de ir a lo profundo y preguntarnos ¿cómo habita el Espíritu a cada persona?

No es cuestión de reconocimientos por parte de entornos, sino de ser, pero entonces, claro que sí, para ser mujer hay que tener “morfología” femenina, es decir, anatomía y fisiología femeninas. Eso no son “apariencias”, son parte de la misma realidad. Ver lo arriba dicho sobre el dualismo. Los ángeles no tienen sexo porque no tienen cuerpo, no son ni masculinos ni femeninos, de hecho el Señor da a entender que ni se casan ni tienen hijos (Mt. 22, 30). No todo espiritualismo es cristiano, sólo aquel que reconozca la unidad sustancial, en el ser humano, entre lo material y lo espiritual.

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 “No creo en la verdad absoluta que promulgas. Tampoco creo, desde luego, en las verdades a medias. Creo en la Verdad encarnada.”

Las únicas alternativas lógicas a la verdad absoluta son la verdad relativa y la no verdad. Ninguna de esas dos alternativas es la Verdad encarnada.  Toda verdad es absoluta, es decir, independiente del sujeto cognoscente, o no es verdad. Las alucinaciones de un drogadicto no son absolutas, porque dependen de él y de su drogadicción. Por eso son alucinaciones y no son verdaderas.

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 “A menudo se ha propuesto la Sagrada Familia como modelo y en realidad es todo un modelo de familia diversa, diferente. Parece que María y José no estaban casados aún; Jesús tenía dos padres, el celestial y el putativo; y desde luego, ser hijo único en aquella época era muy inusual.”

José y María estaban legalmente casados. El matrimonio judío tenía dos etapas, el desposorio y la convivencia, la primera ya tenía valor legal. Cfr Lc. 1, 26 -27:

Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.” 

Claro, la Sagrada Familia no es modelo en todo, como el mismo Señor Jesucristo no es modelo en todo, porque no podemos ser el Verbo de Dios ni tener la unión hipostática. Tampoco podemos tener a Dios como Padre natural, ni mirar a nuestro padre humano sólo como padre legal. Es en otras cosas que la Sagrada Familia es modelo, entre ellas: un padre biológicamente varón, y solamente uno; una madre biológicamente mujer, y solamente una. La cantidad de hijos es accidental.

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 “… yo descubro que Dios también me puede llamar a formar una familia con un marido en apertura a la vida. Porque la apertura a la vida no es únicamente engendrar de forma biológica, es también abrirse a ella en todas sus formas e, incluso, hacer que la vida merezca la pena.”

Se entiende bien lo que quiere decir “apertura a la vida” en el Magisterio católico: apertura a engendrar y traer al mundo los hijos que Dios mande, lo cual supone la complementariedad de los sexos masculino y femenino. 

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 “A ti la Iglesia por ser varón heterosexual no te impone por definición que tengas que ser padre de familia, a mí por ser homosexual me impone por definición que no lo puedo ser. La Iglesia no se equivoca pero, a veces, no acierta.”

La Iglesia no le impone a dos varones homosexuales que conviven que no puedan ser padres de familia. La que les impone eso es la naturaleza humana y su realidad biológica, que se impone hasta en el recurso de una fecundación “in vitro” y un “vientre de alquiler”.

Por otra parte, no acertar y equivocarse es lo mismo.

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 “Y los que nos imponéis esa castidad no discernida hacéis mucho daño. Es todo un abuso espiritual que compone un gran pecado. Es un escándalo en el sentido evangélico.”

Con el mismo argumento la Iglesia “impondría una castidad mal entendida” al prohibir el adulterio, por ejemplo. Repito, la Iglesia no impone nada, enseña las exigencias morales que brotan de la naturaleza humana y que se pueden conocer, sea con la sola razón, sea por la Revelación divina.

Causaría risa floja, si no fuese trágico, que se acuse de pecado a los católicos por enseñar lo que la Iglesia enseña.

En todo caso, tómese nota para ver cómo entienden el diálogo estos “colectivos”.

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 “Para acabar quería hablarte del sensus fidei, concepto del Concilio Vaticano II que destila el sentir de los fieles como seno de Dios. Gracias a esta idea podemos integrar la tradición de la Iglesia con las necesidades que la historia nos va planteando en el camino del seguimiento de Jesús.”

El “sensus fidei” no es un concepto del Concilio Vaticano II, sino de la tradición de la Iglesia, así que no es ninguna novedad que permita alterar el contenido de la tradición para adaptarlo a las modas de nuestra época. El ”sensus fidei” capacita a los fieles para discernir la Verdad revelada por Dios de una vez para siempre en Jesucristo y trasmitida desde siempre por la Iglesia. Y las formas heréticas de entender el “sensus fidei” son hoy las mismas que eran antes del Concilio.

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 “Esta sensibilidad la plasmó el Papa Francisco en Evangelii Gaudium al hablar de poner la realidad por encima de la idea.”

Pues una buena forma de poner la realidad por encima de la idea sería reconocer el carácter naturalmente “heterosexual” de la especie humana, por encima de las erradas ideas que el movimiento LGTBetc. tiene acerca del tema.

En realidad, la realidad suprema es la Idea, porque es el Logos, que en tanto que Dios es realmente idéntico al Padre y al Espíritu Santo, y está infinitamente por encima, por lo mismo, de las realidades contingentes de nuestra experiencia.

Se repite muchas veces hoy día eso de que la Verdad es una Persona, pero no suele aclararse que esa Persona se identifica con la Esencia divina absolutamente necesaria, que es el Arquetipo último de todas las verdades necesarias y eternas, como la que dice que 7 + 3 = 10.

La Esencia divina es el fundamento de las Ideas divinas, que son los arquetipos de las naturalezas o esencias de las cosas. Hacer Metafísica, por tanto, es una forma de conocer (de lejos, sin duda) a esa Verdad que es una Persona, más allá de todo existencialismo y personalismo barato.

Ésa es justamente la “Verdad encarnada”, y nada hay más absoluto que ella, que se identifica realmente con el Ser Absoluto que es Dios.

Por eso, estamos celebrando el aniversario del Concilio de Nicea, donde se nos dice que esa “Verdad que es una Persona” es “omousios”, consustancial con el Padre, o sea, que se identifica realmente con la Esencia divina, es decir, el Ser sustancial y absoluto, necesario y eterno, por el cual Dios es Dios.

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Todo esto está muy bien, pero ¿a santo de qué hay que estar discutiendo estas cosas con sedicentes “católicos”? ¿Qué hace el Arzobispado de Madrid dándole algún tipo de reconocimiento a un grupo de personas que dicen que son a la vez “católicos” y “gays”? ¿El Arzobispado de Madrid acepta la doctrina de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad y los actos homosexuales? ¿Sí o no?

Como muestra esta carta, estas personas no están en búsqueda alguna. Tienen su doctrina bien clara y determinada, que por supuesto que es incompatible con la fe católica. Lo único que buscan es imponerla a toda la Iglesia, porque a toda la Iglesia le quieren imponer el reconocimiento de la posibilidad de ser a la vez católico y “gay” practicante, para nada arrepentido de realizar actos homosexuales en forma habitual, “porque Dios los ha creado así”.

Con algo así no se dialoga, se lo combate, se lo resiste, se lo denuncia.

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Claro, el problema viene de más arriba, porque todo esto es preparación para la participación de grupos “de orientación sexual diversa” en el Jubileo en Roma en Setiembre de este año.

Lo organiza, parece, una asociación llamada “La Tienda de Jonatan” (pobre Jonatan), pero se dice que participarán en una Misa celebrada por Mons. Francesco Savino, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

En “Heterodoxia Digital” (qué fino estoy hoy) dicen que el evento ha sido incluido en el Calendario del Jubileo, pero el “link” que ponen da un mensaje de error, y entrando al Calendario del Jubileo para  Setiembre, no aparece tal cosa.

Sin embargo, es cierto, como me hacen notar, que en las páginas en idioma italiano e inglés del Jubileo sí aparece mencionado ese evento programado para Setiembre. 

Todo esto fue preparado en tiempos (aciagos) del Papa Francisco, hay que ver qué es lo que pasa ahora con todo ello.

No hay forma de que un evento así encaje con la doctrina católica. Esta carta que hemos comentado en este “post” es prueba de ello. Estas personas no pueden dialogar con nosotros, porque no saben de nuestra existencia, no les hemos hecho saber cuál es nuestra verdadera postura. Sólo se oyen a sí mismas y a aquellos de los ¿nuestros? que les dicen palabras bonitas.

 

35 comentarios

  
ROBERTO IBARRA VIDELA
Mas claro, echarle agua. Que Dios te Bendiga.

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Gracias, oremos, y saludos cordiales.
26/08/25 5:08 PM
  
Francisco Javier
Soberbios orgullosos de pecar que quieren creer y que creamos que Dios nos crea en pecado para que persistamos en estos, que jamas busquemos cambiar ni orar por Gracia y mas bien esperemos "bendiciones" a los pecados. El progresismo eclesial postconciliar con sus excusas "pastorales" y ambigüedad da asco.
26/08/25 5:49 PM
  
Héctor R
No pude leer la carta en su totalidad y es por lo mismo que usted dice al final, ellos no quieren dialogar quieren imponer, irónicamente no están abiertos más bien tienen una posición bien definida y así ni Jesús obligó a nadie a seguirle debería seguir su ejemplo sobre todo los obispos y dejar de complacer a todo el mundo, soy joven por cierto y soy heterosexual y busco la castidad.

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Hasta "heterosexual" es una palabra calcada del lenguaje de estos "colectivos". Somos varones o mujeres, según el caso.

Gracias y saludos cordiales.
26/08/25 5:56 PM
  
Antonio
"Varón y mujer los creó".
El sexo es un accidente corpóreo, el alma no es sexuada, se informa del cuerpo y actúa siendo una unidad sustancial. Es un error típico de la ideología de género, que bien se señala en el artículo.
Otro asunto es el de la conducta, que en los seres racionales puede ser regulada por la voluntad.
Muy buen análisis de los errores de estos grupos pseudocatólicos.

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Considerado disyuntivamente, "varón o mujer", el sexo es esencial a la especie humana, no accidental. Considerado en forma no disyuntiva, o sea, "varón" o "mujer", el sexo es accidental para la especie, pero es esencial para el individuo.

El alma humana, de suyo, no es sexuada, porque es inmaterial, pero como es esencialmente forma del cuerpo, por esa relación sustancial con la materia es esencialmente masculina o femenina, según el caso.

Gracias y saludos cordiales.
26/08/25 5:57 PM
  
Luis López
Aunque la tendencia homosexual fuese tan arraigada e inmodificable en una persona (con la misma fuerza que lo es la tendencia heterosexual para la inmensa mayoria de los mortales), lo cierto es que el homosexual cristiano no puede ir contra la Palabra de Dios, que limita la licitud de los actos sexuales a los actos heterosexuales dentro del matrimonio, y abiertos a la fecundidad.

Por supuesto que debe ser muy duro sentirse homosexual y amar y seguir a Cristo como catolico. Pero también lo es para un católico que sea heterosexual soltero, o casado con tendencias de mujeriego, o padre con muchos hijos y problemas económicos, o para un célibe por el Reino de Dios. La cruz no solo acompaña a los homosexuales. La milicia es consustancial al cristiano, sean cuáles sean sus gustos o tendencias sexuales.
26/08/25 6:01 PM
  
Percival
Es el drama "intelectual" de la homosexualidad: desconocer la realidad contundente de las cosas, afincarse en sesgos "científicos", y engañarse y justificarse a sí mismos con razonamientos parcializados, guiados por sus heridas emocionales. Esta carta "sesuda" es toda una proclama ideológica.
26/08/25 6:35 PM
  
Tamayo
Católicos LGTB, yo no sé qué será lo siguiente, católicos ricos o militares o dueños de esclavos o inquisidores.

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Ninguna de esas cosas va contra los Diez Mandamientos. ¿Ricos? Si ayudan a los pobres, todo bien. Militares, profesión honorable si las hay. Dueño de esclavos era Filemón y da nombre a una de las epístolas paulinas. Inquisidores, santos los ha habido, sin duda.

Saludos cordiales.
26/08/25 6:56 PM
  
Pedro1
A tu título-pregunta yo respondo que no hay católicos lgtb.

Me parece que Juancho es un falso hermano porque hace una pretendida profesión de catolicidad que no se corresponde con su comportamiento homosexual y porque contradice el mandamiento de la Ley de Dios que nos pide no cometer actos impuros.

Dice que lo habita el Espíritu Santo, pero Dios hace morada en los que están en gracia de Dios, no en quienes están en pecado mortal.

Dice que es gay por la gracia de Dios. Esa afirmación es una blasfemia.

Dice que Dios lo ha creado gay, pero Dios ha revelado al hombre su moral que afirma que la homosexualidad impide al hombre heredar el Reino de Dios.

Dice que le imponemos la castidad y que somos unos grandes pecadores por ello, pero Cristo nos pide que si lo amamos cumplamos sus mandamientos y los pecadores son los que no los cumplen.

Es un disparate de carta. Una burla asquerosa del lenguaje católica. Una exhibición obscena de ignorancia y chulería.

Para colmo, escribe la conjunción copulativa "e" con hache. Imperdonable.
26/08/25 8:19 PM
  
Federico Ma.
Muy buen post, Néstor: muchas gracias.

Hay posiciones que son más dignas de menosprecio que de refutación... Con todo, también se podría ir por el lado de la reducción al absurdo: según la posición del extraviado Juancho, se debería prácticamente vivir como a uno le viene en gana o, peor, habría como una cierta obligación moral de vivir conforme a las tendencias que se experimenten, sean estas cuales fueren. Así, si un personaje tiene tendencia a comer carne humana, pues hasta tendría obligación moral de ello, parece. Y si otro tiene tendencia a degollar al que se le cruza por el camino, pues lo mismo.

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Por eso, no tiene sentido privilegiar pecados.

Gracias y saludos cordiales.
26/08/25 8:52 PM
  
Federico Ma.
Al comparar la homosexualidad con las enfermedades, me parece que hay que tener en cuenta que la misma lleva consigo un desorden moral, en cuanto sería una tendencia hacia algo en sí mismo inmoral. Si así se la considera, jamás podrá sin más decirse que Dios la quiere indirectamente, como a una enfermedad sin más (un resfriado o un cáncer), pues implicaría el mal moral, al menos como término, que nunca es querido por Dios en cuanto tal.

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Es cierto, ahí hay un caso especial. Tampoco es fácil hablar de mera permisión sin más, porque no hay un acto libre que permitir o no permitir.

Saludos cordiales.
26/08/25 9:06 PM
  
Cesar alonso
""EXTRAORDINARIO!!!
MAS CLARO AGUA. 🙏🙏🙏

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Gracias y saludos cordiales.
26/08/25 9:07 PM
  
Federico Ma.
En S. Th., I-II, q. 91, a. 6, santo Tomás se plantea si existe una ley del fomes, que incline al pecado. Me parece que puede echar alguna luz sobre el tema, si bien en este caso de la homosexualidad sería algo todavía más bajo, porque la homosexualidad es algo incluso contrario a la naturaleza sensitiva en cuanto tal (abstrayendo de la razón).
26/08/25 9:15 PM
  
sofía
Totalmente de acuerdo con sus comentarios sobre la carta.
Nuestras oraciones por la Iglesia y el mantenimiento de la doctrina recta, pero también nuestras oraciones por las personas que no encuentran su sitio en la Iglesia por sus circunstancias personales.
Saludos cordiales

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Lo único que puede mantenernos fuera de la Iglesia es la voluntaria determinación de permanecer en nuestros pecados. En esos casos, no es que no se encuentre sitio en la Iglesia, es que no se lo quiere ocupar. Y sí, por esas personas hay que orar mucho.

Saludos cordiales.
26/08/25 10:17 PM
  
Pdb
Muy fino, "Heterodoxia Digital" es realmente "Herejía Digital"

;)
26/08/25 10:33 PM
  
Juan Argento
Néstor, corrijo un punto que me parece importante para no dejar flancos abiertos. Para ser mujer es necesario y suficiente haber nacido con anatomía femenina. La fisiología sexual femenina, o sea los procesos que tienen lugar a partir de la pubertad, no es necesaria para ser mujer.

Para fundamentar lo que dije basta considerar los casos de disgenesia gonadal 46XX y 46XY (el segundo se llama también síndrome de Swyer). En ambos casos la persona nace con genitales femeninos de apariencia normal Y con útero, por lo que incluso una ecografía al nacer no revelaria anormalidad alguna (en estos casos, que los ovarios no son funcionales). La atipicidad se pone de manifiesto de la misma forma en ambos casos en la edad propia de la pubertad, o sea del desarrollo de caracteres sexuales secundarios y el comienzo de la menstruación, nada de lo cual ocurre.

en.wikipedia.org/wiki/XX_gonadal_dysgenesis

en.wikipedia.org/wiki/XY_gonadal_dysgenesis.

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De acuerdo, la referencia a la fisiología es "en principio" o "en la mayoría de los casos".

Saludos cordiales.
27/08/25 2:25 AM
  
Tamayo
Vaya tenemos un nuevo evangelio entonces:
"En verdad os digo que es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los Cielos, excepto si ayuda a los pobres que entonces está bien" Evangelio según Néstor XII, 3-4.

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No hace falta recurrir a mi autoridad, alcanza por ejemplo con la de San Clemente de Alejandría en su obra "Quis dives salvetur" ("¿Qué rico se salva?").

Saludos cordiales.
27/08/25 8:57 AM
  
Centurión Cornelio
Néstor, me ha llamado la atención cuando dices que Dios puede querer un mal por el bien que de ese mal se deriva. ¿No sería más adecuado utilizar la palabra “permite”? Al fin y al cabo, el mal entra en la Creación por el Pecado Original, permitido pero no querido por Dios.
También creo muchas veces no se distingue entre el pecado nefando (esto es, que produce repugnancia sólo el pensarlo) del que tratas y el hecho de sostener que no hay mal en él. Desde mi punto de vista quien sostiene que la “homosexualidad” puede tener algún aspecto positivo y no digamos quienes públicamente la practican (“orgullo” lo llaman), sencillamente le han declarado la guerra a Dios.

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Lo que pasa es que el mal físico se produce siempre por la corrupción de algún bien, y eso tiene lugar porque la materia pierde una forma al adquirir otra, según el dicho aristotélico: "generatio unius, corruptio alterius": la generación de una cosa es la corrupción de otra.

Esa forma que se adquiere es siempre un bien, porque es acto y perfección, y por tanto, es querida por Dios, Causa Primera, que por tanto quiere también indirectamente el mal físico que es inseparable de él y es resultado de la producción de ese bien.

No pasa lo mismo, por ejemplo, en el caso del principio de doble efecto, porque en ese caso lo que hay es una acción que tiene dos efectos independientes entre sí, uno bueno y otro malo. Aquí, en cambio, el efecto malo (la corrupción de la forma anterior) depende del bueno (la producción de la nueva forma).

Por eso en el caso del principio de doble efecto, el efecto malo no es querido ni siquiera indirectamente, ya que no es consecuencia del efecto bueno, que es lo querido, sino de la acción que los produce a ambos independientemente el uno del otro.

Por ejemplo, si se opera a una mujer embarazada para extirparle un cáncer, la muerte del feto no es efecto de la curación de la mujer, que es el efecto bueno que se busca.

Por supuesto que son dos pecados distintos el acto homosexual y la defensa de su licitud moral, cada uno con su gravedad propia. Los dos juntos son peores que el primero solo, porque creer que el mal que se practica es bueno es peor que sólo practicarlo, en este último caso hay más posibilidades de conversión.

Saludos cordiales.
27/08/25 9:40 AM
  
Francisco González
El evento de la peregrinación de la Asociación de la Tienda de Jonatán sí está desde hace meses en la página oficial del Jubileo 2025, sólo que aparece en las versiones italiana e inglesa de la página. No aparece en la versión española, portuguesa, francesa, alemana ni polaca, por ejemplo.

https://www.iubilaeum2025.va/it/pellegrinaggio/calendario-giubileo/pellegrinaggi/pellegrinaggio-associazione-tenda-gionata-altre-associazioni.html

https://www.iubilaeum2025.va/en/pellegrinaggio/calendario-giubileo/pellegrinaggi/pellegrinaggio-associazione-tenda-gionata-altre-associazioni.html

Es más, allá por diciembre 2024 se puso en la pagina oficial. Luego, fue retirado, y finalmente fue incluido en la version italiana e inglesa.

Gracias por todo

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Gracias por la información y saludos cordiales.
27/08/25 10:44 AM
  
Gonzalo
Estimado Néstor,

Sustancialmente de acuerdo con todo lo que dices, salvo un punto (no menor) que comento más abajo. El tema me interesa especialmente por la necesidad de argumentar correctamente desde la antropología cristiana en un tema que se ha vuelto particularmente confuso.

Me parece muy prudente no entrar al fondo de la cuestión de si se trata o no de una enfermedad. Y me parece especialmente oportuno que señales varias veces que lo natural no es lo que simplemente ocurre, como si eso ya lo convirtiera en norma moral. En definitiva:

>> Porque en principio, aquello que constituye norma para nuestra vida porque así nos ha creado Dios, es justamente lo natural, lo que es acorde con la naturaleza humana.

Es decir, la "naturaleza humana" no es un concepto meramente biológico, observable en "lo que ocurre". Pero pienso que conviene tener en cuenta en la argumentación que nuestros interlocutores modernos (incluso católicos con cierta formación) han perdido el concepto tradicional de "naturaleza", que ha sido sustituido por "lo observable", aquello que conocen las ciencias de la naturaleza (es decir, en este caso, la biología).

Mi punto de desacuerdo, o al menos de necesario matiz, es el siguiente:

>> Por el contrario, es claro que lo natural, en el ser humano y en muchas otras especies vivientes, es lo que se ha dado en llamar la “heterosexualidad”, o sea, la división en dos sexos, masculino y femenino.

Veamos, creo que hay que distinguir entre existencia de dos sexos, sexo del individuo, y orientación sexual.

1. El sexo es un concepto biológico, y en las especies sexuadas solo hay dos sexos (también hay especies no sexuadas); es decir, la reproducción en el mundo natural que conocemos es siempre o bien asexuada, o bien sexuada entre dos sexos.

2. Ahora bien, entre los individuos de una especie biológica hay casos atípicos (o anómalos) como ha señalado Juan Argento en 27/08/25 2:25 AM (y hay otros muchos casos de anomalías). Pero este fenómeno no implica que haya más de dos sexos, sino que hay individuos que no encajan perfectamente en alguno de los dos sexos. Son anómalos, es decir, fuera de la "norma" biológica, y en una proporción bastante escasa respecto al total. No constituyen un nuevo sexo, o una pluralidad de sexos, porque la reproducción sigue siendo sexual entre los dos sexos constituyentes de la especie.

3. En tercer lugar, hay individuos cuya orientación sexual no se corresponde, en mayor o menor grado, con su sexo biológico. En la inmensa mayoría de los casos son individuos biológicamente "normales" (es decir, dentro de la norma biológica), ya que los casos anómalos comentados en el punto anterior son muy pocos. Muchos de ellos se identifican a sí mismos sin ningún problema como varones o mujeres, pero con orientación homosexual (exclusiva o predominante). Parece ser el caso del autor de la carta, que se identifica como varón, pero homosexual.

4. En cuanto a la transexualidad, pienso que se trata de un fenómeno bastante diferente de la homosexualidad, y en buena medida contradictorio (de hecho, muchísimos homosexuales no se sienten nada cómodos al ser incluidos en el mismo grupo con los transexuales; hay fuertes tensiones internas entre ellos que no llegan al gran público).

Por lo tanto (y esta es mi primera matización a tu argumento), no es lo mismo heterosexualidad que existencia de dos sexos biológicos; lo segundo (que hay sexo masculino y femenino) es una característica de la especie, lo primero (orientación sexual) es una característica del individuo, mayoritariamente heterosexual, pero con no pocas excepciones.

Mi segunda matización es que me parece que en último término apoyas tu argumentación en esto:

>> Por el contrario, ES CLARO QUE lo natural, en el ser humano...

Es decir, apelas a la evidencia de lo que sea natural en el ser humano. Pero resulta que es esta evidencia la que está precisamente en cuestión. Para muchísima gente no es nada evidente que "lo natural" sea la heterosexualidad. El argumento biológico de que solo hay dos sexos, orientados biológicamente a la reproducción, no es determinante para muchas personas; entre otras cosas, por una razón parecida a la que tú mismo empleas: la biología no constituye de por sí, sin más, norma moral, porque el ser humano no es mera biología. Que nuestros cuerpos estén "naturalmente" (biológicamente) orientados a la reproducción no implica, de por sí, que todas las acciones corporales no reproductivas estén prohibidas.

Como analogía, nuestro sistema digestivo está orientado biológicamente a la nutrición del cuerpo, pero eso no prohíbe el consumo de alcohol, cuyo valor nutritivo, que yo sepa, es nulo.

Insisto, quiero que esto quede claro: no estoy cuestionando que la práctica de la homosexualidad sea inmoral (no natural); estoy cuestionando la validez del argumento basado en la evidencia de que existen dos sexos biológicos.

Saludos,
Gonzalo

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En primer lugar, toda discusión debe terminar finalmente en la evidencia inmediata, la cual, al no ser demostrable, o se acepta o no se acepta, sin más. De lo contrario se entraría, como dice Aristóteles, en un retroceso al infinito, queriendo fundamentar todos los fundamentos. Y por eso dice también Aristóteles que "el que yerra sobre los fundamentos es impersuasible", es decir, con el que no acepta lo inmediatamente evidente no se puede seguir discutiendo.

Por supuesto, esto supone que hay una verdad objetiva y evidencias inmediatas objetivas. Fuera de ese supuesto no es posible discutir, tampoco, porque entonces cualquiera sería libre para pensar y decir cualquier cosa.

Pero es cierto que sobre el punto señalado se puede explicitar más, y por eso agregué al "post" lo que sigue:

"Es cierto que una cosa es la distinción natural misma entre los sexos masculino y femenino, y otra la orientación sexual, que es el tipo de atracción sexual que experimenta el ser vivo.

Pero es claro que la relación entre ambas cosas es también natural. Es natural, en ciertas especies vivientes, que haya dos sexos, el masculino y el femenino, y también es natural que en esas especies exista la atracción sexual u “orientación sexual". Pero entonces es claro que hay una orientación sexual natural, que es la que corresponde a la natural distinción entre los sexos masculino y femenino.

Bueno fuera que siendo natural la distinción entre los sexos no fuese natural el hecho mismo de tener una orientación sexual, o que siendo natural también esto último, no fuese precisamente la orientación hacia el sexo naturalmente opuesto.

Sobre todo cuando es clara la finalidad natural de la atracción sexual en las especies vivientes sexuadas: la reproducción, que en esos casos implica la unión de los dos sexos naturalmente distintos.

Obviamente, no todo lo que ocurre en la naturaleza es natural, hay gente que nace con tres dedos en una mano o sin orejas, y por eso, el hecho de que haya una orientación sexual natural no quiere decir que esté de hecho vigente en todos los individuos."

En cuanto a la relación entre la biología y la moral, y el ejemplo de ingerir alcohol, es claro que no es el mismo caso que el de una relación sexual homosexual.

El consumo de alcohol no contradice la naturaleza humana, ni tampoco la función nutritiva del aparato digestivo, mientras que el acto homosexual contradice la naturaleza y función del aparato reproductivo humano, porque es esencial, como vimos, a la sexualidad humana la complementación entre los dos sexos diferentes, y eso es precisamente lo que la homosexualidad impide.

Y en cuanto a la transexualidad, instala la contradicción entre la naturaleza biológica de la persona y su autoidentificación sexual, recordando, que en una sana antropología lo biológico es parte de la naturaleza humana y sobre todo es ineludible a la hora de hablar de la sexualidad.

Saludos cordiales.
27/08/25 12:03 PM
  
Franco
La carta me acaba de recordar algo que Migne dijo sobre el deísmo:

"Según la opinión de los deistas es indiferente saber qué culto debemos tributar a Dios. Que un hombre admita un solo Dios ó muchos; que sea cuerdamente religioso ó locamente supersticioso, es igual: siguiendo el grado de luz que ha recibido de la naturaleza, es irreprensible. A Dios le es indiferente salvar al hombre por virtudes reflejas ó por culpas involuntarias; de consiguiente es una felicidad para el hombre haber nacido salvaje, estúpido y estólido; tiene menos deberes que cumplir y menos riesgos que correr para su salvacion que el sabio mas ilustrado. Esto es más que inconcebible."
27/08/25 12:45 PM
  
Tamayo
Claro que un rico puede salvarse.
Y un señor podía ser dueño de esclavos aunque ahora nos parece inmoral.
Y se podía quemar en la plaza pública a un hereje como algo muy edificante y supongo que hoy en día no están por la labor.
Y ahora se puede bendecir a una pareja gay sin pedirles que vivan castamente.
Porque a pesar de que lo nieguen la historia demuestra que la Iglesia cambia de moral y costumbres, y lo que antes era escandaloso ahora se permite y lo que antes era normal ahora sería inaceptable.

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En primer lugar, fuera de mentalidades muy marginales, me parece difícil encontrar hoy alguien que crea que los ricos no se pueden salvar, si es que cree que alguien se puede salvar, otra cosa, claro, es si es ateo, por ejemplo, porque entonces, dado que en esa hipótesis no se salva nadie, los ricos tampoco.

Pero los que dicen (erróneamente, claro) que todos se salvan, por pura lógica tienen que concluir que los ricos también.

En segundo lugar, San Pablo no le dice a Filemón que sea inmoral tener a Onésimo de esclavo, lo que sí le dice es que lo tiene que tratar como a un hermano en Cristo. De hecho, ha convencido a Onésimo para que vuelva con su amo del cual se había escapado.

En cuanto a la quema de herejes, en lo sustancial se inscribe en el contexto de la pena de muerte, que ni siquiera en la redacción actual del Catecismo se dice que sea intrínsecamente mala.

En la Iglesia son posibles los desarrollos doctrinales que responden a veces a nuevas circunstancias históricas que cambian el objeto de los actos humanos. En esos casos no es que cambie la moral, es que las acciones ya no son las mismas aunque lo parezcan.

En cuanto a la homosexualidad, no es cuestión de circunstancias históricas, sino de la naturaleza humana, que es la misma en todo tiempo y lugar en que haya seres humanos.

Saludos cordiales.
28/08/25 10:59 AM
  
Gonzalo
Néstor, dos precisiones:

>> toda discusión debe terminar finalmente en la evidencia inmediata

Así es, pero si la evidencia no resulta tal, hay que esforzarse no en demostrarla, pero sí en mostrarla. Y por eso mismo:

>> Sobre todo cuando ES CLARA la finalidad natural de la atracción sexual en las especies vivientes sexuadas: la reproducción, que en esos casos implica la unión de los dos sexos naturalmente distintos.

Es decir, insistir en la evidencia o claridad de la finalidad natural de la sexualidad, reduciéndola además a la sola reproducción (cuando la doctrina católica afirma que la sexualidad también está orientada a la unión de las personas), es una forma de detener el posible entendimiento con los que no piensan como nosotros.

Saludos,
Gonzalo

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En cuanto a mostrar esa evidencia, es lo que modestamente intentamos hacer en el "post", claro que no podemos sustituirnos a los ojos, la mente y la voluntad del destinatario.

Y además, no creo haber dicho en ninguna parte que la procreación es el único fin natural del acto sexual humano. La carta que comento no ponía en discusión si había otros fines naturales además del procreativo.

Porque no se debe perder de vista que lo que yo hago aquí es polemizar contra esa carta, que es ella misma un ataque a la doctrina de la Iglesia y de la sana razón.

Lo que me interesa ante todo es responder a los argumentos contrarios a esa doctrina, mostrando que no valen nada.

Ése me parece que es el único dialogo que al final tiene alguna probabilidad al menos de ser fructífero, al menos en cuanto a disipar algo de la confusión que rodea este tema, y que muchas veces es muy probable que sea intencionada.

En definitiva, en serio creo que la finalidad natural de la sexualidad humana no es misteriosa ni problemática, y en esa convicción seguro que me acompaña más del 90 % de la humanidad que ha existido en este planeta hasta el día de hoy.

Saludos cordiales.
28/08/25 1:38 PM
  
Hugo Z. Hazquenbush
Y como Tomás de Aquino (En su casa será santo. Aqui no) lo dice pues es la verdad verdadera, palabra de Duos y de la Santísima Trinidad.
Estáis más perdidos los friki tradis que no vais a encontraros en la vida y lo que es peor vais a llevar a esa rigidez doctrinal a todos aquellos que cometan el error de haceros caso.
Dios acoge a TODOS, TODOS, TODOS, y tú, Néstor, no tienes dercho a juzgar a NINGUNO, NINGUNO, NINGUNO.
No hay en el Evangelio ni una sola palabra de Cristo sobre la Homosexualidad. De hecho tampoco la hay sobre la sexualidad. la que vosotros empleáis siempre (Mt 5,27-32) no habla de sexo, HABLA DE ADULTERIO que no es lo mismo.
El día que os saquéis de vuestro cerebro la obsesión por el sexo tendremos una Iglesia mucho más cercana a lo que Cristo predicó.
Tengo amigos y amigas gays, un@s católic@s y otr@s no y son, la mayoría, mejores personas que la mayoría de los cristanos de misa diaria y confesión con golpes de pecho.
El Dios que tú presentas, Nestor, no es un Dios digno de ser no ya adorado (Dios no quiere que le adores. Quiere que Ames a tu prójimo) sino siquiera amado por su criatura.
Si es como tu dices, yo renuncio públicamente a Él. No me interesa. Lo bueno es que no es así.

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Dice el Señor en Mt. 5, 27 - 28:

"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón."

Esto no es una obsesión con el sexo, sino que es Palabra de Dios. La mirada pura y penetrante del Hijo de Dios hecho hombre nos abre un panorama realmente inquietante a los que estamos acostumbrados a la dormidera que nos imponen las consecuencias del pecado original.

Porque el mismo Señor ha dicho en Mt. 4, 10:

"Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás".

También vemos en Mt. 22, 36 - 40 cuál es el orden que el Señor pone entre los mandamientos:

"Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."

En Mt. 19, 5 - 6 está implícita la doctrina del Señor sobre la homosexualidad:

"Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne"

Hace referencia al Génesis, donde es claro que ni se cuestiona el hecho de que la sexualidad humana es esencialmente "heterosexual", como se dice hoy día.

Y la referencia es a la naturaleza humana, porque es a la Creación de Dios: Dios hizo al hombre varón y mujer.

En esa misma tradición bíblica que el Señor asume, los actos homosexuales son vistos como pecados abominables.

Nada que ver con Grecia y Roma, donde el tema estaba bastante más confuso y la práctica también. A los judíos del tiempo de Jesús ni se les pasaba por la cabeza (quiero decir, no era un tema candente socialmente hablando), salvo, tal vez, que estuviesen maleados por el contacto con la cultura grecorromana.

Por eso tal vez tuvo que ser San Pablo, el Apóstol de los Gentiles, el primero o uno de los primeros que explicitaron la doctrina evangélica al respecto.

Y por eso, el primer texto sirve para un argumento "a fortiori": si mirar a una mujer con mala intención, lo cual al menos se hace siguiendo el impulso natural hacia el otro sexo, es pecado, qué dejamos para los actos homosexuales.

"Mutatis mutandis", lo mismo se puede decir del adulterio.

Saludos cordiales.
28/08/25 1:48 PM
  
Mariano
Entonces la esclavitud ¿es inmoral o no?

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El Magisterio de la Iglesia rechaza toda forma de esclavitud, como contraria a la dignidad de la persona humana. Tampoco San Pablo está diciendo que la esclavitud sea moralmente lícita. La Iglesia comenzó tolerando la esclavitud que era parte de la sociedad de aquella época, al mismo tiempo que la predicación evangélica iba minando las bases de la misma, que luego se transformó en la servidumbre medieval, hasta que en los tiempos modernos y ante la barbarie de la esclavitud moderna, el Magisterio terminó pronunciándose claramente en contra.

Saludos cordiales.
28/08/25 8:13 PM
  
Gonzalo
Néstor, recapitulando:

- Evidencia de que hay dos sexos biológicos: concedido.
- Evidencia de que la función biológica del sexo es la reproducción y preservación de la especie: concedido.
- Evidencia de que la atracción sexual por miembros del otro sexo está al servicio de la función biológica reproductiva: concedido.

- Conclusión de que cualquier otra modalidad de atracción o ejercicio de la sexualidad es antinatural (antinatural en sentido humano-moral, no meramente biológico): no concedido, ni por ser evidente, ni por deducirse lógicamente de las tres anteriores evidencias.

Esto, por supuesto, no invalida la conclusión, lo que invalida (desde mi punto de vista) es el camino que tú sigues para llegar a esa conclusión.

(continúa en el siguiente comentario)

Saludos,
Gonzalo

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Aquí falta conceder o negar que la atracción por el sexo opuesto es natural en esos casos.

Porque si lo es, entonces no puede ser natural la atracción por un individuo del mismo sexo.

Y se debe conceder que esa atracción es natural, desde que está al servicio de la reproducción.

Máxime que en el caso de la atracción por el sexo opuesto se ve perfectamente el fundamento natural de la misma, que es precisamente la reproducción, mientras que no hay fundamento alguno en la naturaleza del ser vivo para la atracción por otro individuo del mismo sexo.

Saludos cordiales.
29/08/25 9:55 AM
  
Franco
Es interesante la insistencia de los ateos con la quema de herejes, un fenómeno parecido al del lobby LGBTetc. defendiendo a Hamás y la entrada masiva de musulmanes en occidente. ¿Qué se se creerán que esos herejes pensaban sobre los ateos?
29/08/25 12:36 PM
  
Tamayo
Si Cristo hubiera dicho: "En verdad os digo que es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un sodomita en el Reino de los Cielos", no se andarían con tantos remilgos y matices.
Un rico puede salvarse igual que un sodomita: el sodomita no practicando la sodomía y el rico dejando de ser rico, si es que la parábola del joven rico sigue siendo válida.
Y desde luego lo que se cuenta en Hechos de los apóstoles sobre las primeras comunidades cristianas es bien claro.
Pero luego cambiaron las condiciones sociales y las costumbres.
Lo demás es igualmente el relativismo en el que siempre cae la Iglesia.
La quema de herejes ahora es escandaloso y antesbo solamente era permitido sino incluso un espectáculo edificante.

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La parábola del joven rico no es acerca de la salvación, sino acerca de la perfección. A la pregunta del joven acerca de qué hacer para alcanzar la vida eterna, la respuesta de Jesús es "Cumple los mandamientos". Cuando el joven dice que eso ya lo cumple pero deja ver que busca algo más, Jesús le dice "Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes..." etc

La riqueza no es pecado en sí misma, como sí lo es la sodomía. No hay un mandamiento contra la riqueza. Lo que es malo es el apego del corazón a las riquezas, la codicia, la avaricia, contra eso sí hay mandamientos.

Lo que se hacía en las primeras comunidades cristianas no era en cumplimiento de un precepto cuya transgresión significase un pecado.

Eso se ve claro por el episodio de Ananías y Safira, en Hechos 5, 1-4:

"Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?"

La Iglesia no incurre en relativismo alguno. Las circunstancias hacer que cambie la aplicación de los principios sin que eso implique un cambio de los principios mismos.

En lo sustancial, la quema de herejes no tiene nada de más escandaloso que la ejecución de un condenado a muerte en la cámara de gas. En la Edad Media no estaban tan obsesionados con el dolor como estamos hoy día, y sí eran mucho más sensibles a la gravedad de la herejía, porque ante todo, tenían fe.

En una cultura que se apoya sobre millones de cadáveres de seres humanos inocentes abortados, escandalizarse por la quema de herejes en la Edad Media es puro fariseísmo.

Saludos cordiales.
29/08/25 6:15 PM
  
Mariano
Si la esclavitud es inmoral ¿por qué San Pablo y la Iglesia toleraron eso, si va contra la dignidad de la persona y no toleraron la idolatría pagana, la prostitución, la homosexualidad etc?. También estas prácticas inmorales eran parte de la sociedad de esa época. Sin embargo fueron denunciadas estas prácticas y combatidas por los cristianos, como inmorales. Con la esclavitud no pasó eso. Por qué?

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Justamente, para que algo se tolere, tiene que ser malo. Lo bueno no se tolera, se aprueba, se promueve, etc.

En cuanto a la idolatría y otros vicios, al principio los cristianos se limitaron a lo único que podían hacer, que era prohibirlos entre ellos, porque obviamente que no tenían influencia alguna en lo pasaba en en Imperio pagano.

Recién con la conversión del Imperio al cristianismo en el siglo IV la Iglesia estuvo en posición de hacer cambios en la sociedad, y es cierto que hubo un influjo positivo en muchas leyes, también en las tocantes a la esclavitud, por ejemplo, la prohibición de separar familias de esclavos y las facilidades para que los esclavos alcanzasen la libertad en las Iglesias.

La esclavitud, sin embargo, formaba parte de la estructura económica del Imperio. En su momento prohibirla habría sido como prohibir hoy día la banca o las tarjetas de crédito (que no digo que sean inmorales).

Eso se terminó con la caída del Imperio ante los bárbaros, y con el tiempo surgió la servidumbre medieval, que se distingue de la esclavitud, entre otras cosas, en el hecho de que no se basa en la compra del esclavo sino en un pacto de vasallaje entre el señor y el siervo.

Saludos cordiales.
30/08/25 1:26 AM
  
Eduardo Vadillo
El discurso sobre la esclavitud en la Antigüedad es mucho más complejo de lo que parece. En algunos casos se trataba de prisioneros de guerra que no se podían encarcelar, por falta de sistema penitenciario (ni había medios para ello) y se distribuían a los vencedores (la alternativa habría sido matarlos); otra era la esclavitud por deudas. En ese sentido la esclavitud, en algunos casos, era algo así como unos trabajos forzados prestados a domicilio en pago de una pena. Obviamente degeneró bastante pronto, pero confunde el presentar la esclavitud en la Antigüedad como la trata y cría de esclavos en el siglo XIX. La acción de los cristianos ante esa situación fue más bien en la dirección de convertirla en una prestación de servicios insistiendo en los deberes que tenía el amo respecto a los esclavos. De hecho, como dice Nestor se fue dando una evolución; conviene recordar que fue el paganismo del Renacimento el que reintrodujo con fuerza la esclavitud.

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En efecto, es interesante señalar que para Aristóteles la esclavitud era algo natural, y ésa le parecía bien, lo que le parecía mal era la esclavitud basada, por ejemplo, en una victoria militar. Porque ahí vaya a saber si los derrotados tenían las características naturales propias de los esclavos (que en definitiva consistían para Aristóteles en la poca inteligencia) o no.

En cambio, Santo Tomás niega que haya una esclavitud natural, y argumenta que antes del pecado original no existía la esclavitud. Sí admite la legal, por ejemplo, como pena por algún delito. Y dice algo muy interesante: la esclavitud mira solamente al cuerpo, no al alma, porque ésta se debe solamente a Dios.

Pero tanto Aristóteles como Santo Tomás están de acuerdo en que los esclavos no son cosas, sino personas, si bien admiten que pueden ser, en un sentido "sui generis" ciertamente, propiedad de otras personas.

Saludos cordiales.
30/08/25 1:58 PM
  
Carlos de Zamora
Está carta es una guerra declarada contra Dios.
Hay un terrible pecado asumido y una enseñanza de que un gran pecado es querido por Dios. Es perverso....pervertido y pervertido.
Muy muy muy satánico.
La homosexualidad es la Suprema ofensa contra Dios.....Santa Hildegarda dixit.
Es terrible ir en contra de toda la REVELACIÓN TRADICIÓN Y DOCTRINA.....decir que es querido por Dios y quedarse tan ancho o ancha o ancha.
Super triste todo lo que está pasando. Tiempos recios que al mal se llama bien.
Mucha oración. Viva Santa Mónica.
30/08/25 4:39 PM
  
Mariano
Precisamente mi pregunta era por que algo inmoral se prohibió entre los cristianos y otra cosa no sino que solo se toleró. Porque San Pablo no le prohibió a Filemón tener esclavo a Onesimo. Hoy el aborto y las drogas forman parte de la estructura económica de nuestras sociedades y la Iglesia no deja de condenarlos como inmorales, no se limita a decir qeu se vivan con espíritu cristiano y tolerarlos calladamente.

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No todas las verdades en moral gozan de la misma evidencia. Santo Tomás distingue en la ley natural los preceptos primarios y los secundarios. El primero de todos ellos es inmediatamente evidente: "se debe hacer el bien y evitar el mal". Inmediatamente después vienen otros que son conocidos por prácticamente todas las personas con uso de razón, como el "no matarás" o el "no robarás". Pero hay otros, que son esos preceptos "secundarios", que suponen un razonamiento más largo para poder deducirse de los primeros principios, y cuanto más largo es ese razonamiento, dice el Santo, más personas habrá a las que se les hace difícil conocer esos preceptos.

Por eso, hay verdades morales que en la Iglesia han estado claras desde el principio, mientras que otras han necesitado más tiempo para explicitarse. Cuando esto se ha hecho, ha resultado que esas "nuevas" verdades morales en realidad ya estaban implícitas en lo que se había creído y predicado siempre.

De hecho, si nos fijamos en el Decálogo, veremos que hay un mandamiento que dice "no matarás", pero no hay otro que diga "no tendrás esclavos", si bien la Iglesia sabe hoy día que eso también es parte de la ley natural.

Por eso también enseña la Constitución "Dei Verbum" del Concilio Vaticano II que a lo largo de los siglos crece, no la Revelación, que culmina en Jesucristo, sino la comprensión de la Revelación divina en la Iglesia.

Algo análogo sucede también en el plano dogmático. Véase por ejemplo las fechas en que fueron definidos dogmas como la Inmaculada Concepción de María (1854) o la Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo (1950).

Porque además hay otra cosa: es más fácil indignarse contra la esclavitud que definirla. Y mientras no se la defina, en realidad no se sabe acerca de qué se está discutiendo. Esto es importante porque bajo el nombre de "esclavitud", como ha dicho ya un comentarista, se agrupan algunas cosas bastante distintas entre sí, y es necesario precisar dónde exactamente comienza lo que es incompatible con la ley moral natural.

Saludos cordiales.
30/08/25 4:59 PM
  
Vladimir
Es contrario a la dignidad humana, que una persona sea propiedad de otra. No encuentro, en el Catecismo, nada que legitime la esclavitud, la cual tiene una versión moderna en la trata de personas.
Ni la homosexualidad ni la esclavitud, quiere Dios.

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Hay que tener en cuenta que lo que Santo Tomás veía a su alrededor no era la esclavitud antigua, sino la servidumbre medieval, que era esencialmente diferente dado que se basaba en un pacto entre partes, como dije.

Sin duda que simplemente hablando un hombre no puede ser propiedad de otro, pero hay muchas relaciones de dependencia que se parecen bastante a eso. Hoy día nadie se escandaliza, por ejemplo, de que los cuadros de fútbol compren y vendan jugadores.

En modo análogo, ni Aristóteles ni mucho menos Santo Tomás entendían esa "propiedad" del mismo modo en que entendían la propiedad de una mesa o de un par de zapatos.

Saludos cordiales.
30/08/25 6:49 PM
  
Cos
Creo que hay una diferencia entre Aristóteles y Santo Tomás. Para Aristóteles los distintos pueblos tenían una consideración ontológica distinta, no estaban cruzados por una naturaleza espiritual individual común. Había pueblos superiores e inferiores y los primeros podían reducir a los segundos a la servidumbre, lo cual elevaba su categoría.

En la Europa medieval las razones para la servidumbre están resumidas en las Siete Partidas de Alfonso X: prisionero de guerra, deudas o servidumbre voluntaria (se conserva un anuncio de un periódico madrileño todavía de finales del siglo XVIII donde un hombre, seguramente negro, se ofrece como esclavo -entendido como servidumbre-. Y es que peor era el hambre y la intemperie).

La tesis aristotélica fue protagonista de una polémica en la primera mitad del siglo XVI, donde Francisco de Vitoria observó trazas de buena policía, como se decía en la época, en los pueblos americanos a pesar de algunas faltas graves contra la ley natural. Lo cual cuestionaba la inferioridad esencial de su naturaleza y, por tanto, el derecho de otra potencia a reducirlos. Solo la prohibición de la evangelización o la persistencia en tales prácticas aberrantes justificaría su sometimiento. Aunque todavía Ginés de Sepúlveda defendía unas décadas después la tesis aristotélica durante la llamada Controversia de Valladolid.

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En efecto. Conviene distinguir la esclavitud de la servidumbre medieval. Lo que se propuso en la modernidad y en parte se practicó fue una vuelta de la esclavitud antigua.

Saludos cordiales.
30/08/25 8:40 PM
  
Hugo Z. Hazquenbush
Nestor

Si todo lo que tienes para justofocat la absurda moral sexual católica es Mt 5, 27-28; ciertamente me quedo más tranquilo.
Como ya te dije, en Mateo, Jesús de nazareth ESTÁ HABLANDO DE ADULTERIO, no de sexo. y son cosas distintas.
Tú eres filósofo y sabes perfectamente que cualquier afirmación de cualquier persona hay que entenderla dentro del contexto en que se hace esa afirmació.
Si yo uso la frase "Penalti para el Real Madrid" y soy un hincha del Madrid, seguramente estaré pidiendo que el árbitro pida el VAR y lo pite pero si pertenezco al resto del planeta, lo que estaré pidiendo, con toda justicia, es que entre el VAR pero para no pitarlo (O que ni siquiera entre). Si esa frase la digo en el marco de una retransmisión de un partido, probablemente estaré describiendo un hecho. Si lo hago en una conversación de café, cuando el camarero ha tropezado y ha derramado los cafeses, lo que estaré haciendo es una fina ironía sobre lo injusta que es la Ligea española.
Mt 5, 27-28 se enmarca en una conversaciónentre Cristo y unos fariseos que le hacen una consulta trampa sobre el divorcio (Y lo hacen , probablemente, esto lo pongo yo, porque creen que pueden meterle en un brete) y es en ese contexto en el que habla de "adulterar en el corazón", es una frase completamente coherente con el contexto de la conversación en la que se dice y no tiene nada que ver con las pulsiones sexuales sino con la actitud de los varones judíos que repufdiavan a sus mujeres en cuanto se volvían viejas y "conquistaban" a las jovencitas amparados en su privilegiada situación de poder y/o económica.
Tú eres mucho más listo, como para dar ese argumento tan pobre.
El problema es que NO TENÉIS OTRO ARGUMENTO. A Jesús, la vida sexual de los hombres y las mujeres le importaba muy poco y solo para proteger a aquellos que se veían discriminados por ello.
¿No te parece curioso que esa frase no aparezca en otros Evangelios y sea laÚNICA referencia al sexo en TODA la predicación de Cristo?
Tú afirmas ser un filósofo profesional. Si analizaras cualquier otra frase que no tocara tus firmes convicciones religiosas, descartarías un argumento como este de un plumazo.
Y es que eso, el plumazo (Más bien el plumero) lo que se os ve constantemente.
¿Y sobre la homosexualidad, que retruécano has encontrado en la predicacion de Cristo?

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Pues no, ¿verdad? Mt. 5, 27 - 28 es parte del Sermón de la Montaña, no hay fariseos a la vista. La discusión sobre el divorcio es en Mt. 19, y ahí no se habla de adulterar con el corazón, que se debería, si el sentido fuese el que Ud. dice. Tampoco aparece eso en los lugares paralelos de Mc. 10, 1 - 12 y Lc. 16, 18.

En su contexto real, el sentido de las palabras del Señor es claro: es la interiorización de la ley moral, que no regula solamente actos externos, sino también y muy especialmente las intenciones, consentimientos y elecciones de la voluntad, lo que la Biblia designa como el "corazón", que es donde se juega propiamente el libre albedrío del ser humano.

Pero además, la condena del adulterio supone la institución del matrimonio, y ésta, que el ámbito éticamente válido para la sexualidad es el de la unión monogámica entre un varón y una mujer, estable y abierta a la transmisión de la vida. La razón de la estabilidad (indisolubilidad) matrimonial son los hijos, la necesidad de su educación, y los hijos suponen la relación entre el varón y la mujer.

Así es en el Antiguo Testamento, que el Señor no viene a abolir, sino a perfeccionar. Por eso Jesús al hablar del divorcio, se remonta a la creación del varón y la mujer. Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre. El matrimonio es de institución divina, porque Dios es el Creador de la naturaleza humana, que implica la complementariedad de los sexos masculino y femenino en orden a la transmisión de la vida.

Ése, en la mente del Señor, es por tanto el ámbito natural y querido por Dios de la sexualidad humana. La ética sexual cristiana es una ética matrimonial. Es a la luz del matrimonio, ordenado a la transmisión de la vida, que la Biblia entiende la sexualidad humana. El modelo básico, por así decir, de pecado contra el sexto mandamiento es la actividad sexual (la que sea) fuera del matrimonio, lo cual no quiere decir, obviamente, que dentro del matrimonio se pueda hacer cualquier cosa, hay también una castidad matrimonial, que bebe de la misma fuente: la apertura a la transmisión de la vida.

Todo eso está implícito en las palabras del Señor acerca del divorcio y del adulterio y en el contexto bíblico en que se insertan esas palabras. Lo segundo viene a decir que sólo es lícita éticamente la relación sexual entre los esposos, que por supuesto, son varón y mujer, lo primero, que esa relación entre los esposos es indisoluble.

El adulterio es malo porque es una relación con alguien que no es el cónyuge legítimo, pero menos todavía va a ser cónyuge legítimo alguien del mismo sexo.

Ambas cosas se fundan en el designio del Creador y por tanto en la naturaleza humana: Serán una sola carne, por tanto, lo que Dios unió que no lo separe el hombre.

En la homosexualidad, entonces, hay, por así decir, una doble maldad moral, genérica y específica. La genérica es la de toda actividad de tipo sexual fuera del matrimonio, la específica es la de la falta de la complementariedad natural de los sexos masculino y femenino en la especie humana.

Es decir, los Evangelios no nos presentan solamente dos o tres dichos del Señor sobre la sexualidad humana, sino toda una visión antropológica de la misma, basada en la fe en Dios Creador tal como se expresa ya desde las primeras páginas del Génesis.

Es claro que a lo largo del Antiguo Testamento se atestiguan desviaciones, como la gran cantidad de concubinas que tenían David y Salomón, por ejemplo. La revelación divina alcanza su plenitud solamente con Jesucristo, en el Nuevo Testamento.

Y por aquí se ve la coherencia entre la fe y la razón, la Revelación sobrenatural y la ley natural. Lo que el Génesis nos presenta fundado en el designio de Dios Creador, y el Señor retoma luego en el Nuevo Testamento, es totalmente armónico con nuestro conocimiento natural de la naturaleza humana. La Revelación divina es sobrenatural, pero nos habla también de la naturaleza humana, porque Dios es el Creador del hombre.

El espectáculo de lo que pasa en nuestra cultura debería bastar para hacernos sospechar que hay algo muy equivocado en su base, porque nunca se habló tanto como hoy día de la sexualidad, y nunca como hoy ha estado la gente tan olvidada de que el sexo produce niños, más aún, de que ésa es su finalidad natural.

Saludos cordiales.
02/09/25 9:34 AM
  
Gonzalo
Néstor,

No sé qué ha pasado, pero hay 5 comentarios pendientes de respuesta desde hace más de una semana, entre ellos dos míos, que eran continuación del que envié el 29 de agosto, ese mismo día. Entretanto, has publicado otras entradas en el blog.

Respecto a lo que ya me respondiste a la primera parte de mi comentario:

>> Aquí falta conceder o negar que la atracción por el sexo opuesto es natural en esos casos. Porque si lo es, entonces no puede ser natural la atracción por un individuo del mismo sexo.

Creo que te equivocas en este razonamiento. Que algo sea natural no implica, como pretendes, que otro fenómeno distinto no pueda ser también natural. Podrían ser ambos naturales. Nuevamente, depende mucho de lo que se entienda por "natural".

En definitiva, no puedes basar tu pretensión de que la atracción homosexual no es natural en la idea de que la atracción heterosexual sí es natural.

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Por el contrario, si lo natural es la atracción entre sexos diferentes, la atracción entre miembros del mismo sexo no es natural.

La naturaleza no deja vacío, digamos, el casillero "atracción sexual", sino que lo marca con el signo de la "heterosexualidad". Por tanto, ya no puede marcarlo con el de la homosexualidad.

Es como el tigre, para él lo natural es tener rayas, y a partir de ese momento ya no puede naturalmente tener manchas como el leopardo.

Sí, claro, las manchas pueden ser naturales, pero para otra especie, por ejemplo, el leopardo mismo.

Todavía el ejemplo es imperfecto, porque el aparato sexual humano es claramente "heterosexual", así que una especie homosexual, si tal expresión tiene sentido, debería tener en todo caso otra anatomía y fisiología.

Es decir, en ningún caso puede ser natural una homosexualidad con este aparato sexual, a diferencia de las manchas, que son naturales en el leopardo.

En cuanto a los otros comentarios, dependen de ignorar lo que se discute en este, así que no tiene sentido responderlos.

Saludos cordiales.
10/09/25 7:35 PM

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