945 - BENEDICTO XVI: LOS OBJETIVOS DEL MILENIO PARA EL DESARROLLO.

BENEDICTO XVI: LOS OBJETIVOS DEL MILENIO PARA EL DESARROLLO.

Por Juan C. Sanahuja

El exterminio de millones de niños no nacidos. Llamado a redescubrir la ley natural

El 11 de diciembre se conoció el mensaje el Benedicto XVI para la próxima Jornada Mundial de la Paz (1 de enero 2009), en el que -al plantear el marco general de la visión cristiana de la lucha contra la pobreza material- implícitamente el Santo Padre se refiere a los Objetivos o Metas del Milenio para el Desarrollo de las Naciones Unidas.

Cabe señalar que los Objetivos del Milenio se han convertido en un instrumento de la reingeniería social anticristiana, al servicio del nuevo orden mundial, (vid. entre otros, NG 722, 926 y sus referencias). "Las Metas del Milenio para el Desarrollo, particularmente la extirpación de la pobreza extrema y hambre, no pueden ser alcanzadas si los temas sobre población y sobre salud reproductiva no están correctamente incorporadas. Eso significa realizar esfuerzos más enérgicos para promover los derechos de las mujeres, y una mayor inversión en la educación y la salud, incluyendo la salud reproductiva y la planificación familiar", declaró el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en 2005.

El exterminio de millones de niños no nacidos

Dice Benedicto XVI en su mensaje para el 1° de enero próximo: "La pobreza se pone a menudo en relación con el crecimiento demográfico. Consiguientemente, se están llevando a cabo campañas para reducir la natalidad en el ámbito internacional, incluso con métodos que no respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos y, lo que es más grave aún, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida. El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres".

Más adelante, al referirse al HIV-SIDA y otras enfermedades pandémicas, el Santo Padre denuncia que, "los países aquejados de dichas pandemias, a la hora de contrarrestarlas, sufren los chantajes de quienes condicionan las ayudas económicas a la puesta en práctica de políticas contrarias a la vida. Es difícil combatir sobre todo el sida, causa dramática de pobreza, si no se afrontan los problemas morales con los que está relacionada la difusión del virus. Es preciso, ante todo, emprender campañas que eduquen especialmente a los jóvenes a una sexualidad plenamente concorde con la dignidad de la persona; hay iniciativas en este sentido que ya han dado resultados significativos, haciendo disminuir la propagación del virus".

Llamado a redescubrir la ley natural

En el mensaje no falta el llamado tan frecuente en la predicación de Benedicto XVI a redescubrir la ley natural -universal e inmutable-, que a veces sintetiza en los llamados principios no-negociables. Dice en esta ocasión el Santo Padre: "para guiar la globalización se necesita una fuerte solidaridad global, tanto entre países ricos y países pobres, como dentro de cada país, aunque sea rico. Es preciso un 'código ético común', cuyas normas no sean sólo fruto de acuerdos, sino que estén arraigadas en la ley natural inscrita por el Creador en la conciencia de todo ser humano (cf. Rom. 2,14-15)". (Vid. NG 943; 821; y vid. por ejemplo, Discurso a la Comisión Teológica Internacional, 05-10-07; 05-12-08; A la Pontifica Academia para la Vida, 24-02-07; En la Pontificia Universidad Lateranense, 12-02-07; Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2008, 01-01-08). FIN, 12-12-08