De camino, sirviendo el Evangelio en Asia

Hace días estoy en Asia, ofreciendo algunas predicaciones y cursos. He experimentado gozosamente un poco más del misterio de la fe y la unidad de la Iglesia, esta vez en Japón y Corea del Sur. Mientras sigo encomendándome a las oraciones de todos, permítanme compartir algunas enseñanzas.

En Shibuya, Tokio, conversamos sobre La Cuaresma, la Evangelización y el Desafío de Asia:

Ideas centrales:

* La cuaresma nos pone en la ruta del misterio pascual. Hay que tener presente, sin embargo, que el encuentro con la pasión, muerte y resurrección de Cristo no es algo “automático.” Al contrario, quien siente ajena la muerte de Cristo también sentirá ajena e irrelevante su victoria.

* La resurrección no es una noticia que afecta sólo lo que va a ser de mí después de que muera. Las convicciones sobre qué implica morir cambian la manera como uno vive. Para aquel que mira la muerte como un final, la entrega de sí mismo es imposible por absurda.

* Para un cristiano, el sentido de la vida no puede deducirse sólo del breve tiempo en que uno vive. La resurrección nos traslada a un espacio de significado que trasciende el tiempo, y que también trasciende al individuo como tal: mi vida, mi esfuerzo, mi esperanza adquieren sentido en cuanto soy parte de un “arco” que comienza en la Pascua de Cristo, y que abarca los siglos hasta completarse en su retorno glorioso.

* Surge una objeción: ¿Y qué pasa con otras “propuestas,” es decir, con otros “arcos” que también son milenarios, algunos de los cuales han antecedido al cristianismo, como es el caso con algunas culturas asiáticas: Indica, China, Japón? El examen de esas culturas, aunque asombroso desde el punto de vista humano, nos lleva a una conclusión: cada una lucha por su propia gloria, en términos de liderazgo, honor o incluso beneficio. En el esquema global de los siglos no pueden garantizar otra cosa sino contiendas por el primer lugar. El cristianismo es diferente.

* La propuesta cristiana, en efecto, no apunta a la gloria de un pueblo sino al bien de todos los pueblos. Y hay otra diferencia: la Cruz de Cristo mira a la “patria común” de la humanidad, es decir a las realidades profundas y más universales del dolor, las carencias, las contradicciones internas, la muerte misma. En este sentido, el “arco cristiano” abarca toda propuesta cultural, sea breve o extensa en el tiempo.

* Una consecuencia de esa realidad de la predicación cristiana es que evangelizar en Asia no es simplemente anunciar un cambio moral de un individuo: sólo la presentación del “arco” cristiano puede invitar a dejar, por insuficientes, los milenarios “arcos” culturales que son orgullo de cada pueblo. Esto implica necesariamente un cambio, en términos de humildad, caridad, alegría y esperanza, para quienes anuncian el nombre de Cristo en esta parte del mundo, y en el fondo, un replanteamiento que debe llevar a la Iglesia a verse de modo diverso a sí misma y su misión.


En Anjo, todavía en Japón, compartí una meditación: La Esperanza sólo crece en el jardín de la Verdad

Ideas centrales:

* La experiencia de Israel en el desierto es tipo de la experiencia del cristiano: así como ellos peregrinaban hacia la tierra prometida, así nosotros hacia la Casa del Padre, donde Cristo nos prepara morada perpetua.

* Si ellos soportaron la dureza del desierto, nosotros enfrentamos la dureza de un mundo en que la esperanza se ha vuelto escasa. Es difícil encontrar quien piense que el futuro será mejor que el presente. Este oscuro presentimiento sobre el pasado se cierne sobre la política y la economía, no menos que sobre la ecología o la estabilidad de la familia.

* La Plegaria Eucarística IV del Misal Romano dice que Dios educó a su pueblo en la esperanza a través de los profetas. ¿Cómo puede suceder eso, si lo que vemos en la Biblia es gente hecha del mismo barro que nosotros?

* Ante todo, conviene recordar que la esperanza es incompatible con la fantasía, si por fantasía entendemos la huida o la negación de la realidad. La esperanza sólo tiene posibilidad de nacer en la tierra de la realidad y la verdad.

* De hecho, la esperanza brota a partir de DOS VERDADES: (1) La verdad de lo que soy, y de lo que he hecho–y ello implica, la realidad del pecado cometido. (2) La verdad de lo que Dios es, y de lo que hace conmigo, sabiendo quién soy–y ello implica la verdad de su perdón que sana, corrige y restaura.

* Si uno evita esas dos verdades, se vuelve cínico. Si uno acepta la primera pero no la segunda, cae en desesperación. Si uno acepta las dos verdades, descubre la propia miseria y la misericordia divina, y sobre ese doble descubrimiento, cimienta, como sobre roca, una visión realista y a la vez positiva sobre el futuro: así brota y se fortalece la esperanza.


Ya en Corea del Sur, he compartido con las monjas dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Jenchen. El curso completo que estoy ofreciendo sobre qué es ser cristiano, apenas lo voy publicando poco a poco. Pero quisiera compartir un momento muy especial.

Hay que saber que este monasterio de coreanas pertenece a una asociación de monasterio de dominicas que tiene su casa madre en Olmedo (Valladolid, España). Por esa circunstancia, el español ha venido a ser como una segunda lengua de uso bastante común aquí, si bien las predicaciones han tenido que ser traducidas.

Este video recoge la interpretación que ellas hacen de un canto propio de nuestra liturgia, ¡en español!


Y en esta otra canción, tengo oportunidad de unirme a la voz de las dominicas, de nuevo en español:

Esta es la letra:

CRUCIFICADO

/ Crucificado, Luz que se apaga,
Vida que llama, Jesucristo
. /

1. Por aquellas calles de Jerusalén
viene el Cordero de Dios;
y lleva en sus hombros nuestra libertad,
su Cruz anuncia perdón.

2. Ved a Jesucristo, muerto y vencedor,
la muerte muere con Él;
toda gracia viene por la Cruz de Dios,
¡cantad, que no hay que temer!

5 comentarios

  
Luis Fernando
Ya nos dirás cómo ves la cuestión de la evangelización en Japón, porque es el único país asiático donde el catolicismo no solo no crece sino que retrocede.

Nota de fray Nelson: Mi breve en tiempo en Japón no me permite dar una opinión firme en ningún sentido. Comparto lo que he visto y analizado:

1. Es un hecho que la cultura japonesa es compleja y enormemente segura de sí misma. Son como parecen: disciplinados, eficaces, amantes de la excelencia. Seguramente debajo de esa seriedad hay enormes vacíos emocionales y espirituales pero yo me atrevería a decir que el japonés promedio es un estoico exitoso que se siente suficientemente seguro en lo que tiene o que se sentiría muy inseguro e incómodo saliendo de su esquema. Una buena parte de la evangelización típica que conocemos, la que ofrece una respuesta a los desastres morales, simplemente es vista por ellos como la solución occidental a un problema occidental: algo que pueden respetar y relativamente entender pero que no ven suyo ni cercano en ningún sentido. De los países y lugares que he conocido en Asia, y eso incluye: Taiwan, Macau, Hong-Kong, Japón y Corea del Sur, ninguno tiene tan firmes las características mencionadas como Japón. Sin duda ese es un factor.

2. Mi experiencia con los amigos de Anjo, con su generosidad y fraternidad, fue muy positiva. Un ambiente fraterno, con amor a la liturgia y dese de recibir buena formación. Pero no es una experiencia completamente representativa porque se trata de hispanohablantes, y ello hace entrar muchos factores adicionales sobre todo por la calidez típica de los latinoamericanos.

3. La palabra que más escuché con respecto a la evangelización fue: PACIENCIA. Yo mismo la comento y doy algunas razones de por qué es importante en el video que acompaña este post. Con otras palabras lo digo aquí: evangelizar Asia, y especialmente Japón, no es evangelizar individuos sino razas, cosmovisiones y sistemas de vida, todo a la vez. Es necesaria una profunda espiritualidad, una solidez moral a toda prueba, un espíritu de servicio que sepa sorprender sin abrumar, y desde luego, hace falta mucha oración y discernimiento. Probablemente se puede y debe pedir también más audacia a obispos y sacerdotes pero esa audacia no puede definirse fácilmente desde fuera, sobre todo si quiere presentarse como recetas adaptadas apresuradamente desde nuestro contexto cultural.
21/03/14 7:22 PM
  
Ivan Molina
Mi querido F. Nelson, muchas gracias por la claridad y profundidad!
Dios te ampare por aquellos lugares
Un abrazo desde Argentina
22/03/14 2:41 PM
  
Alvaro de Jesús Bermudez H.
Hoy. me enteré de que está en Asia, pues bien que Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, lo siga bendiciendo con todos sus carismas para que no sólo nosotros nos beneficiemos de Usted, Fray Nelson, sino nuestros hermanos Cristianos allá en esas lejanas tierras, ¿cómo extrañará nuestro calor humano y nuestro amor?. Sepa que así como yo, oro y araré mucho por usted, muchos oran en estas tierras por usted.
Que Dios lo vendiga y lo guarde, le muestre su rostro y se apiade de usted, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
22/03/14 2:49 PM
  
María Inés Calderón
Gracias Fray Nelson por compartirnos esta bella experiencia de evangelización y los cantos que nos llevan a Dios. Que hermoso pensar que nuestra Iglesia es universal. Dios lo siga bendiciendo para que sus palabras lleguen al corazón de todos.
22/03/14 11:43 PM
  
Ruby Nearchou
Gracias miles Fr Nelson y ruego a DIOS , que lo siga iluminando y guiando para hacer el bien y seguir en su evangelizacion en buena salud y mucho amor .
Le ruego a DIOS que si ya lo ha llevado hasta el Asia , China y Japon , que nos lo traiga tambien por estos lados .La Isla de Chipre ..

Saludos ..
24/03/14 11:12 AM

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