20.07.10

Elegí ser postergado en la casa de Dios antes que habitar en las tiendas de los pecadores

Para no alargarme demasiado, teniendo en cuenta, sobre todo, que yo os hablo sentado, mientras que vosotros os fatigáis de estar de pie, os diré: sabéis todos o casi todos que en esta casa, llamada casa episcopal, vivimos de tal manera que, en la medida de nuestras fuerzas, imitamos a aquellos santos de quienes dice el libro de los Hechos de los Apóstoles: Nadie llamaba propia a cosa alguna, sino que todas les eran comunes. Como tal vez algunos de vosotros no os habéis esmerado en examinar nuestra vida para conocerla como yo quiero que la conozcáis, voy a explicaros lo que dije antes brevemente.

Yo, en quien por misericordia de Dios veis a vuestro obispo, vine siendo joven a esta ciudad. Muchos de vosotros lo sabéis. Buscaba dónde fundar un monasterio para vivir con mis hermanos . Había abandonado toda esperanza mundana y no quise ser lo que hubiera podido ser; tampoco, es cierto, busqué lo que soy. Elegí ser postergado en la casa de Dios antes que habitar en las tiendas de los pecadores. Me separé de quienes aman el mundo, pero no me equiparé a los que gobiernan a los pueblos. Ni elegí un puesto superior en el banquete de mi Señor, sino el último y despreciable, pero le plugo a él decirme: Sube más arriba. Hasta tal punto temía el episcopado que, cuando comenzó a acrecentarse mi fama entre los siervos de Dios, evitaba acercarme a lugares donde sabía que no tenían obispo. Me guardaba bien de ello y gemía cuanto podía para salvarme en un puesto humilde antes que ponerme en peligro en otro más elevado. Mas, como dije, el siervo no debe contradecir a su Señor. Vine a esta ciudad para ver a un amigo al que pensaba que podría ganar para Dios viviendo con nosotros en el monasterio. Vine tranquilo, porque la ciudad tenía obispo, pero me apresaron, fui hecho sacerdote, y así llegué al grado del episcopado.

San Agustín, Sermón 355,2. Ed. BAC. Obras completas de San Agustín, XXVI

17.07.10

Depresión demográfica: 29 años después

El pasado 22 de Junio se cumplió veintinueve años de la aprobación de la ley del divorcio en España. Fue el primer hito en la corta historia de la subversión de la ley natural en España. Al poco tiempo, como desarrollo de lo anterior podríamos decir, se aprobó la despenalización del aborto en España en tres supuestos, lo que engendraría al poco después, en un movimiento acelerado – menos de treinta años, ¿qué son para la historia? - el «matrimonio» homosexual, el divorcio instantáneo y el aborto libre.

No se trata de un abuso el aplicar la analogía física del movimiento acelerado, porque la velocidad a la que se han ido generando los cambios ha ido a una velocidad creciente. Para mantener esta velocidad cada vez mayor de los cambios se requiere una fuerza creciente. ¿Hay alguna duda de que se hayan dedicado los mejores y mayores recursos del Estado en estos asuntos?

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16.07.10

15.07.10

14.07.10