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5.10.19

Tiempo de héroes y de santos

JAMÁS ADORARÉ A LA PACHAMAMA

Ayer, 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asis, se celebró un acto en los jardines del Vaticano para encomendar al “Poverello” el sínodo de la Amazonia que comienza mañana domingo. Lo único que salvo es el Padre Nuestro que reza el Santo Padre al final del acto. Lo demás, en términos generales, es una mamarrachada que da vergüenza ajena.

Yo solo les recuerdo algunos puntos del Catecismo:

2083 Jesús resumió los deberes del hombre para con Dios en estas palabras: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt 22, 37; cf Lc 10, 27: “…y con todas tus fuerzas”). Estas palabras siguen inmediatamente a la llamada solemne: “Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor” (Dt 6, 4).

Dios nos amó primero. El amor del Dios Único es recordado en la primera de las “diez palabras”. Los mandamientos explicitan a continuación la respuesta de amor que el hombre está llamado a dar a su Dios.

ARTÍCULO 1
EL PRIMER MANDAMIENTO

«Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20, 2-5).

«Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto» (Mt 4, 10).

2086 «El primero de los preceptos abarca la fe, la esperanza y la caridad. En efecto, quien dice Dios, dice un ser constante, inmutable, siempre el mismo, fiel, perfectamente justo. De ahí se sigue que nosotros debemos necesariamente aceptar sus Palabras y tener en Él una fe y una confianza completas. Él es todopoderoso, clemente, infinitamente inclinado a hacer el bien. ¿Quién podría no poner en él todas sus esperanzas? ¿Y quién podrá no amarlo contemplando todos los tesoros de bondad y de ternura que ha derramado en nosotros? De ahí esa fórmula que Dios emplea en la Sagrada Escritura tanto al comienzo como al final de sus preceptos: “Yo soy el Señor”» (Catecismo Romano, 3, 2, 4).

2087 Nuestra vida moral tiene su fuente en la fe en Dios que nos revela su amor. San Pablo habla de la “obediencia de la fe” (Rm 1, 5; 16, 26) como de la primera obligación. Hace ver en el “desconocimiento de Dios” el principio y la explicación de todas las desviaciones morales (cf Rm 1, 18-32). Nuestro deber para con Dios es creer en Él y dar testimonio de Él.

2088 El primer mandamiento nos pide que alimentemos y guardemos con prudencia y vigilancia nuestra fe y que rechacemos todo lo que se opone a ella. Hay diversas maneras de pecar contra la fe:

La duda voluntaria respecto a la fe descuida o rechaza tener por verdadero lo que Dios ha revelado y la Iglesia propone creer. La duda involuntaria designa la vacilación en creer, la dificultad de superar las objeciones con respecto a la fe o también la ansiedad suscitada por la oscuridad de esta. Si la duda se fomenta deliberadamente, puede conducir a la ceguera del espíritu.

2089 La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. “Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos” (CIC can. 751).

2096 La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. “Adorarás al Señor tu Dios y sólo a Él darás culto” (Lc 4, 8), dice Jesús citando el Deuteronomio (6, 13).

2097 Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos, la “nada de la criatura”, que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magníficat, confesando con gratitud que Él ha hecho grandes cosas y que su nombre es santo (cf Lc 1, 46-49). La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo.

III. “No habrá para ti otros dioses delante de mí”

2110 El primer mandamiento prohíbe honrar a dioses distintos del Único Señor que se ha revelado a su pueblo. Proscribe la superstición y la irreligión. La superstición representa en cierta manera una perversión, por exceso, de la religión. La irreligión es un vicio opuesto por defecto a la virtud de la religión.

La superstición

2111 La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22).

La idolatría

2112 El primer mandamiento condena el politeísmo. Exige al hombre no creer en otros dioses que el Dios verdadero. Y no venerar otras divinidades que al único Dios. La Escritura recuerda constantemente este rechazo de los “ídolos […] oro y plata, obra de las manos de los hombres”, que “tienen boca y no hablan, ojos y no ven”. Estos ídolos vanos hacen vano al que les da culto: “Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza” (Sal 115, 4-5.8; cf. Is 44, 9-20; Jr 10, 1-16; Dn 14, 1-30; Ba 6; Sb 13, 1-15,19). Dios, por el contrario, es el “Dios vivo” (Jos 3, 10; Sal 42, 3, etc.), que da vida e interviene en la historia.

2113 La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo (que también). Es una tentación constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. Trátese de dioses o de demonios (por ejemplo, el satanismo), de poder, de placer, de la raza, de los antepasados, del Estado, del dinero, etc. “No podéis servir a Dios y al dinero”, dice Jesús (Mt 6, 24). Numerosos mártires han muerto por no adorar a “la Bestia” (cf Ap 13-14), negándose incluso a simular su culto. La idolatría rechaza el único Señorío de Dios; es, por tanto, incompatible con la comunión divina (cf Gál 5, 20; Ef 5, 5).

2114 La vida humana se unifica en la adoración del Dios Único. El mandamiento de adorar al único Señor da unidad al hombre y lo salva de una dispersión infinita. La idolatría es una perversión del sentido religioso innato en el hombre. El idólatra es el que “aplica a cualquier cosa, en lugar de a Dios, la indestructible noción de Dios” (Orígenes, Contra Celsum, 2, 40).

2117 Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.

Yo no adoro ni voy a adorar mientra viva a la Pachamama. La Pachamama es un ídolo. Ese “símbolo” que representa a la “Madre Tierra", a la “Madre Naturaleza", me da asco. La Pachamama no habla. No hay una voz de la Tierra, como si fuera una especie de dios pagano al que hubiera que rendir culto. Los católicos no rendimos culto de latría más que a nuestro Señor Jesucristo. Sólo ante el nombre de Jesús nos arrodillamos. Sólo adoro a Cristo. Y a nada más. A nadie más. Lo de la Pachamama es otra mamarrachada propia de neopaganos descerebrados.

NUESTRA IGLESIA, ¿REFORMADA O DEFORMADA?

También ayer, en un hotel de Roma, se reunió un panel donde estuvieron representados laicos relevantes del ámbito de los medios de comunicación católicos y de la defensa de la vida:

Life Site News da un amplio resumen de las intervenciones de estas personalidades. 

Michael Matt señala:

Este es un momento aterrador. Si este sínodo va según lo predicho por varios cardenales, esta es la noticia más importante en la historia del mundo con la excepción de la crucifixión de Dios. Nada sería más importante que ver a la Esposa de Cristo izando la bandera de la rendición. Si esto llega a suceder, este puede ser un momento transcendental de la historia y grandes personas van a defender a la Iglesia: héroes y santos“.

Lamento y echo de menos en ese acto de Roma las voces de los hijos de Dios que hablamos en español. Decía el emperador Carlos I: «Hablo en italiano con los embajadores; en francés, con las mujeres; en alemán con los soldados; en inglés con los caballos y en español con Dios». Dios habla en español (también) y algunos de los más grandes santos de la historia de la Iglesia hablaban nuestro idioma: san Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, San Francisco Javier, San Francisco de Borja, San Juan de Ávila, San Juan de la Cruz… Y tantos y tantos santos como han dado a la Iglesia España y las Españas de América.

En cualquier caso, la Iglesia va a ser defendida por los santos y por los héroes que Dios ha llamado y escogido desde toda la eternidad para ser sus testigos en este momento de la historia. Dios es el Señor de la Historia. Es el Señor del Universo. No perdáis nunca la confianza en el Señor. Él tiene siempre la última palabra, incluso si tenemos que afrontar el martirio. La muerte no es el final de nada, sino el principio de la vida eterna para quienes mueren dando testimonio de la Verdad que es Cristo.

Algunos empiezan por pisotear el sexto mandamiento y acaban por quebrantar el primero. Y no les cae la cara de vergüenza… Pero muchos estamos dispuesto a entregar nuestra vida por la defensa de la verdadera fe de la Iglesia. Que el Señor nos cuente entre sus elegidos.

En tus manos, Señor, pongo mi propia vida. Tú me la diste; a ti, Señor. la torno. Acepta mi oblación por la Iglesia, por los obispos, por los cardenales y por el Papa, para que sean santos, protejan a su rebaño y confirmen a los fieles en la fe verdadera.

Caen pequeños fragmentos del techo de la Basílica de San Pedro

Y también ayer, durante la ceremonio presidida por el Santo Padre de consagración episcopal de cuatro presbíteros, el sector de la izquierda del altar principal tuvo que ser evacuado y precintado por la caída de pequeños fragmentos del techo.

Yo no saco ninguna conclusión ni establezco relación alguna de causa/efecto. Me limito a contar los hechos que otros medios de comunicación han publicado: por ejemplo, el Diario Clarín.

Escuchen la Palabra de Dios. Esta es la primera lectura de la misa de hoy, domingo, 6 de octubre. Díganme si no resulta realmente providencial:

Libro de Habacuc 1,2-3.2,2-4.

¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que Tú escuches, clamaré hacia ti: “¡Violencia!", sin que Tú salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia. 
El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad.

Ven, Señor, no tardes.

2.10.19

Proselitismo

Definiciones del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (validas para todo el mundo de habla española):

proselitismo

1. m. Celo de ganar prosélitos.

celo

Del lat. zēlus ‘ardor, celo’, y este del gr. ζῆλος zêlos, der. de ζεῖν zeîn ‘hervir’.

1. m. Cuidado, diligencia, esmero que alguien pone al hacer algo.

2. m. Interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona.

prosélito, ta

Del lat. tardío prosely̆tus, y este del gr. προσήλυτος prosḗlytos.

1. m. y f. Persona incorporada a una religión.

2. m. y f. Partidario que se gana para una facción, parcialidad o doctrina.

El término “proselitismo”, desde el punto de vista católico, consiste en el cuidado, la diligencia y el interés extremado y activo por incorporar a todos a la única religión verdadera: a la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Los santos siempre han tenido un celo apremiante por llevar todas las almas a Cristo para que se salven.

Dice el Concilio Vaticano II en el Decreto sobre el apostolado de los laicos (Apostolicam Actuositatem, § 2):

La Iglesia ha nacido con este fin: propagar el reino de Cristo en toda la tierra para la gloria de Dios Padre, y hacer así a todos los hombres partícipes  de la redención salvadora y por medio de ellos ordenar realmente todo el universo hacia Cristo. Toda la actividad del Cuerpo místico dirigida a este fin, recibe el nombre de apostolado, el cual la Iglesia lo ejerce a través de todos sus miembros, aunque de diversas maneras. En efecto, la vocación cristiana es, por su misma naturaleza, una vocación también al apostolado. Así como en el conjunto de un cuerpo vivo no hay  miembros que se comportan de forma meramente pasiva, sino que todos participan en la  actividad vital del cuerpo, de igual manera, en el Cuerpo místico de Cristo,  que es la Iglesia «todo cuerpo crece según la operación propia  de cada uno de sus miembros» (Ef. 4,16). No sólo esto. Es tan estrecha la conexión y trabazón de los miembros en este Cuerpo, que el miembro que no contribuye según su propia capacidad al aumento del cuerpo entero, debe reputarse como inútil para la Iglesia y para sí mismo. Hay en la Iglesia diversidad de ministerios pero unidad de misión. A los Apóstoles y a sus sucesores Cristo les confió el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su propio nombre y autoridad. Los seglares, por su parte, al haber recibido participación en el ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen  en la Iglesia y en el mundo, la parte que les atañe en la misión total del pueblo de Dios. Ejercen, en realidad, el apostolado con su trabajo por evangelizar y santificar a los hombres y por perfeccionar y saturar de espíritu evangélico el orden temporal,  de tal forma que su actividad en este orden dé claro testimonio de Cristo y sirva para la salvación de los hombres. Y como lo propio del estado seglar es vivir en medio del mundo y de los negocios temporales, Dios llama a los  seglares a que, con el fervor del espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento.

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28.09.19

La Noche Oscura de la Iglesia

Después les dijo: «Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿les faltó alguna cosa?».
«Nada», respondieron. El agregó: «Pues ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una. Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores. Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí».
«Señor, le dijeron, aquí hay dos espadas». El les respondió: «Basta».
En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos.
Cuando llegaron, les dijo: «Oren, para no caer en la tentación».
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.
En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza.
Jesús les dijo: «¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación».
Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo.
Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?».
Los que estaban con Jesús, viendo lo que iba a suceder, le preguntaron: «Señor, ¿usamos la espada?»
Y uno de ellos hirió con su espada al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha.
Pero Jesús dijo: «Dejen, ya está». Y tocándole la oreja, lo curó.
Lc. 22

El Jueves Santo por la noche, después de cenar con sus discípulos, después de instaurar la santa misa, después de instituir el sacramento del orden sacerdotal, Jesús se va a rezar al Huerto de los Olivos. Sus discípulos lo acompañan pero se quedan dormidos. Judas Iscariote, uno de los Doce, había salido del cenáculo para consumar la traición y vender al Maestro por unas monedas de plata.

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18.09.19

Aún hay esperanza para alguien como yo...

18 de septiembre de 2019

Hoy es mi aniversario de boda. Hace veintiséis años que me casé con mi esposa. Llevamos treinta años juntos, si sumamos los cuatro años de noviazgo. Dios nos regaló tres hijos maravillosos y damos gracias a Dios por todos estos años que hemos compartido, por todo lo vivido juntos y por todos los familiares y amigos que nos quieren y a los que queremos de corazón.

Nosotros somos de Cristo y no renegaremos de Él. Da igual que nos persigan o nos calumnien; que se burlen de nosotros o nos humillen. Cristo es la roca firme en la que se cimenta nuestra familia y queremos que así siga siendo por la gracia de Dios.

Y al margen de nuestra celebración familiar, hoy he descubierto al santo del día: san José de Cupertino. Algo sabía de este santo pero muy poco. Había oído hablar de sus éxtasis que lo hacían, más que levitar, volar. Pero hoy me he enterado de aspectos que desconocía totalmente de este santo. Por ejemplo, que era muy mal estudiante. Dicen algunas biografías de este gran santo que “por mucho que se esforzaba, su capacidad intelectual no le daba más que para leer mal y escribir peor“. Tanto le costaba aprender al pobre san José de Cupertino, que se llamaba a sí mismo “fray Burro“. Por eso es el patrono de los estudiantes que tienen dificultades en los estudios. Ignoraba que los malos estudiantes tuvieran también su santo. De haberlo sabido antes, me habría encomendado a él hace muchos años.

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15.09.19

Por un pacto educativo global

Sábado, 14 de Septiembre de 2019. Exaltación de la Santa Cruz

 PRINCIPIO Y FUNDAMENTO

“El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.”

Principio y Fundamento. Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola

He sido creado para Dios. Y no me importa vivir más o menos. No me importa absolutamente nada tener más dinero o menos: de hecho, he vivido toda mi vida con lo puesto y vivo prácticamente con una mano atrás y otra adelante. No prefiero tener salud a estar enfermo: la enfermedad puede ser mejor que la salud siempre y cuando contribuya a que el sufrimiento sirva de reparación por mis muchos pecados. No me da más tener prestigio que dejar de tenerlo; y si tienen que injuriarme, mentir sobre mí, insultarme o despreciarme en público o en privado, lo doy por bien empleado con tal de que todo ello contribuya a conducirme al fin para el que he sido creado: amar a Dios, alabarlo, adorarlo y servirle. Lo único importante es dar gloria a Dios. Y todo lo demás será bueno en tanto en cuanto contribuya a la mayor gloria de Dios y a la salvación de las almas, empezando por la mía.

                       Tomad, Señor, y recibid
                       toda mi libertad,
                       mi memoria,
                       mi entendimiento,
                       y toda mi voluntad,
                       todo mi haber y mi poseer.


                       Vos me lo disteis.
                       A Vos, Señor, lo torno.
                       Todo es vuestro,
                       disponed todo a vuestra voluntad;
                       dadme vuestro amor y gracia,
                       que con ésta me basta.

La gracia de Dios me basta. No necesito nada más. Todo es tuyo, Señor. Te ofrezco todo lo que soy: toda mi libertad, toda mi memoria, mi entendimiento, mi voluntad; todo lo que tengo y todo lo que soy.

Solo necesito tu amor, Señor. Solo necesito tu gracia para que Tú, Señor, transformes mi corazón en el Tuyo y así poder amarte sobre todas las cosas y amar al prójimo como Tú quieres que sea amado.

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