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20.10.23

Necedades, herejías y el poder de María

Grandes Nombramientos

Admiro la capacidad que tiene el Papa Francisco para poner al mejor de cada casa en los cargos más relevantes de la Iglesia. Si fuera uno solo, podríamos pensar que el Santo Padre se equivoca como todo hijo de vecino y que al mejor escribano se le escapa un borrón. Pero cuando los nombramientos se suceden, uno detrás de otro, a cada cual peor, ya la cosa no puede ser casual.

Ha nombrado el Santo Padre a Monseñor Víctor Fernández, recientemente creado cardenal, prefecto de la Congregación para Doctrina de la fe. Tucho Fernández, en palabras del cardenal Sandoval, «es un títere, un mequetrefe, un correveidile» de Francisco; carece de prestigio alguno como teólogo y su obra más conocida versa sobre el beso: Sáname con tu boca. El arte de besar. Les recomiendo que lean este artículo de Wanderer: Tucho el osculario. Ha sido nombrado cardenal y prefecto de doctrina de la fe porque es el teólogo en la sombra de Francisco (así nos va) y uno de sus aduladores más destacados. Esos son sus méritos. Eso sí: cada vez que habla, sube el pan. Y pronostico que no durará mucho en el cargo. El personaje no da más de sí.

Otro nombramiento de campanillas fue el de Mons. Vincenzo Paglia para la Academia Pontificia para la Vida. Con este nombramiento, el Papa se cubrió de gloria. Resulta que Mons. Paglia ha defendido públicamente en televisión la ley del aborto italiana y ha nombrado a más de un abortista como miembro de tal Academia. Eso por no mencionar los frescos homoeróticos en los que aparece el propio obispo retratado ligero de ropa y en actitud poco edificante… Siendo Obispo de Terni-Narni-Amelia encargó en 2007 al pintor argentino Ricardo Cinalli la composición de un gran mural para su Catedral, en el que se representa a Jesús resucitado llevando al cielo en unas redes llenas de homosexuales, transexuales, prostitutas, desnudos o semidesnudos, mezclados en actitudes y acciones eróticas

Sobre el aborto, Mons. Paglia dijo lo siguiente:

«Creo que en este punto la Ley 194 es un pilar de nuestra sociedad». La “Ley 194″ de Italia, establecida en 1978, hizo que el aborto sea legal por cualquier razón dentro de los primeros 90 días de embarazo, y después de ese periodo por razones específicas, con indicación de un médico.

Y hablando de la ley de suicidio asistido, dijo textualmente:

«No es descartable que en nuestra sociedad sea factible una mediación legal que permita la asistencia al suicidio en las condiciones especificadas por la Sentencia 242/2019 del Tribunal Constitucional: la persona debe estar “mantenida en vida mediante tratamiento de soporte vital y afectada por una patología irreversible, fuente de sufrimientos físicos o psíquicos que considere intolerables, pero plenamente capaz de tomar decisiones libres y conscientes”. El proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados (pero no por el Senado) iba básicamente en este sentido. Personalmente, no practicaría la asistencia al suicidio, pero entiendo que la mediación jurídica puede ser el mayor bien común concretamente posible en las condiciones en que nos encontramos» (traducción literal del original en italiano que se puede leer completo aquí)».

No tengo intención de ser exhaustivo porque la lista de obispos nombrados a cada cual peor sería interminable. Y con los responsables del Sínodo de la Sinodalidad, ¿qué podría salir mal? El secretario general, cardenal Mario Grech, y el relator general, cardenal Jean-Claude Hollerich son dos cracks.

Mario Grech es uno de los adalides del situacionismo moral:

«En el discernimiento tenemos que evaluar la responsabilidad moral en los casos particulares, considerando los condicionamientos y las circunstancias atenuantes». Debido a esos «condicionamientos y circunstancias, el Papa enseña que ya no es posible afirmar que todos los que encuentran en una situación supuestamente irregular viven en pecado mortal, privados de la gracia santificante». O sea, que los divorciados vueltos a casar (situación irregular) puede ser que estén en gracia de Dios y que puedan comulgar.

Y del cardenal Hollerich, ¿qué se puede decir? Este cardenal se sale. El cardenal de Luxemburgo es un firme partidario de cambiar la doctrina católica sobre la homosexualidad: «Creo que la base sociológico-científica de esta enseñanza [sobre las relaciones homosexuales, ya no es adecuada».

«Me parece un poco dudosa la parte de la enseñanza que califica la homosexualidad de intrínsecamente desordenada. Aun así, tenemos que aceptar a todas las personas y hacerles sentir el amor de Dios. Si lo sienten, estoy seguro de que cambiará algo en su corazón. Los homosexuales deben sentirse bienvenidos en nuestra casa. De lo contrario, se irán».

«Si decimos que todo lo que hacen es intrínsecamente malo, es como decir que su vida no tiene valor. Muchos jóvenes vinieron a mí como padre y me hablaron de su homosexualidad. ¿Y qué hace un padre? ¿Les echa o les abraza incondicionalmente?».

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