El P. Lombardi desmiente a Radio Estel

Parece que no le van demasiado bien las cosas al Rvdo. Jaume Aymar que tiene que recurrir al sensacionalismo para intentar aumentar la audiencia de Radio Estel, la emisora diocesana que dirige desde hace poco más de un año.
Radio Estel informó como primicia que Juan Pablo II sería beatificado el próximo mes de mayo, no como un rumor o una posibilidad, sino como una realidad. Para fundamentar la información la emisora afirmó que los datos provenían de “fuentes vaticanas". Como las palabras se las lleva el viento, pueden comprobarlo en la agencia FLAMA que también se hizo eco de la primicia (es decir de la pifia) citando Radio Estel.

A raíz de la publicación el pasado jueves del artículo de A. Augustinus en su columna “Semper Idem” sobre las críticas que el sacerdote Josep-Maria Totosaus lanza contra Mons. Brugués y el mismísimo Papa, en “El Pregó” del mes de octubre, se han recibido algunas cartas pidiendo alguna referencia sobre el mencionado clérigo.
Parte 2ª: ¿Un Concilio sin injerencias?
Traducimos el artículo publicado el pasado 3 de noviembre en la contraportada del diario “El Punt” por Manuel Cuyàs Gibert, periodista catalán hijo del homónimo dibujante e ilustrador de comics ingleses, nacido en Mataró en 1952, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona, fue director del Patronato Municipal de Cultura de Mataró y director de programas de la Olimpiada Cultural Barcelona´92. Ha sido fundador de varios semanarios en su ciudad natal así como articulista de opinión y director editorial de “El Punt”. Ha publicado diversos volúmenes que tienen como marco plástico y sentimental su muy querida Mataró. Colabora actualmente con Jordi Pujol en la redacción de sus memorias.
“¿Torna el capellà d’abans?” (“¿Vuelve el sacerdote de antes?”). Con este título –que esconde mal el disgusto que causa a su autor esta posibilidad– comienza un artículo publicado en “El Pregó eclesial d’informació i opinió” (n. 373, del 1º de octubre de 2009), que es una glosa de otro aparecido en el sitio virtual italiano “Adista”. La reacción instintiva que nos provocó su lectura fue responder al interrogante: ¡ojalá! Porque la verdad es que si dependemos de la idea del sacerdocio católico que subyace a lo escrito por mossèn Totosaus estamos arreglados. Afortunadamente, hay signos esperanzadores de que el espíritu trabucaire que se puso en boga en los años salvajes del post-concilio (y que, todo hay que decirlo, ya se incubaba en época pre-conciliar) se va extinguiendo inexorablemente. Es una cuestión natural de edad. Lo mismo que en los años sesenta y setenta parte del clero que entonces conformaba la generación joven miraba con altanería y hasta desdén a los venerables sacerdotes y religiosos ancianos que conservaban sus sotanas y hábitos y su fidelidad inquebrantable a Roma y a la Tradición como si fueran carcamales que nada tenían ya que aportar, de modo semejante ahora es aquel mismo clero, envejecido y en declive el que ha quedado completamente desfasado. Pero con una gran diferencia: sus mayores defendían unos valores que, después de la experiencia de una hermenéutica de la ruptura dominante durante décadas, han demostrado ser más que nunca convenientes, necesarios y eficaces. Los revolucionarios de antaño, en cambio, han fracasado estrepitosamente en su intento de imponer un modelo de Iglesia (y de sacerdocio), diseñado en sus laboratorios, que nada tiene que ver con la evolución homogénea del catolicismo a lo largo de casi dos mil años de historia. Ahí están sus frutos: deserción sin precedentes de los efectivos del clero (tanto secular como regular) y descenso de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Las cifras no mienten.