Provoca, que algo queda

La capacidad de atención del hombre es limitada y debe ser constantemente espoleada por la provocación.(Albert Camus)
Llevo varios meses dándole vueltas a la necesidad de hablar o no hablar sobre la provocación como táctica de “hacer hacer” atractiva la virtud, de “hacer pensar” a esta sociedad adormecida o, simplemente, de compartir la Verdad para evitar que el materialismo, el hedonismo y el relativismo dominen nuestra vida y nos alejen del Camino.
Lo malo es que como viene siendo habitual, muchos de nosotros confundimos los vocablos. A la incoherencia de los que se “arrugan” y evitan plantear un toque trascendente en las situaciones humanas, le llamamos moderación; a los comprensivos les llamamos indiferentes; a los intransigentes con el pecado, a los que no se avergüenzan de gritar a los cuatro vientos que Dios existe, les llamamos provocadores. Quiero pensar que al utilizar la palabra provocación confundimos, paradójicamente, las acepciones de la palabra provocar.

Necesito su ayuda.Les cuento.
“Si quieres encontrar a Jesús con seguridad, búscalo entre los brazos de María” (R Andrés Prevot)
Cuando me llamo Luis Fernando para participar en los blogs de Religión en Libertad debo confesar que me sentí halagada. ¡Yo, una madre de familia y sin especiales conocimientos teológicos, escribiendo de “estos temas” junto a colaboradores de tan alto nivel!