¿Y esto de Ciudadanos-Libertas?
La política electoralista parece una ciencia inestable que ha dejado olvidada la lógica y la razón. A cambio de nuestras papeletas, quienes aspiran a ellas son capaces de hacer malabarismos circenses mientras caminan por la cuerda floja haciendo el pino.
Se acercan las elecciones al Parlamento Europeo. En un momento en el que los católicos están empezando a levantar con timidez la bandera de una defensa honesta de sus principios, el panorama electoral no ha podido permanecer ajeno ha este hecho emergente. (¿Católicos en política? ¡Sí!, ¡no se escandalicen!, los seglares católicos tenemos el importante deber de implicarnos activamente en lo político.)
Parece que el partido Ciudadanos va a protagonizar un rocambolesco movimiento de tablero, cuya idea puede ser salir a la pesca de esa sociedad civil, que se percibe descontenta con los grandes partidos del Sistema, y a costa de la cual esperan conseguir un par de sillones en Bruselas. Es triste que una vez más la democracia vaya a convertirse en hipocresía pura y dura. Que quienes quieren presentarse frente al voto consciente como solución al mal, no solo sean una vez más parte del mal, sino que paradójicamente defiendan un programa diametralmente opuesto a los principios de las personas que conforman su pretendido caladero electoral.

Aunque la lluvia ha dejado este año en el armario mi túnica de cofrade, he seguido de cerca a través de los medios de comunicación las procesiones que una vez más han recorrido las calles de España. Hay que dar la enhorabuena y el agradecimiento a tantos medios que están haciendo una labor estupenda, a Popular TV, que en estos días está acercando Roma a nuestras casas, a Libertad Digital por el estupendo seguimiento fotográfico personal de sus lectores, a Carlos Herrera que todos los años radia de una forma magistral las procesiones de la madrugá sevillana en Onda Cero, a la Cadena COPE y a Radio María que se han volcado en dar un sentido sincero y espiritual a la Semana Santa. Es un placer ver que muchos medios de comunicación de alcance nacional, nos han acercado con una estupenda calidad e intensidad los acontecimientos en torno a esta expresión tan popular y pública de nuestra fe, en estos días en los que intentamos vivir tan cerca del Señor.
Las masas son embaucadoras, débiles, alterables y tremendamente hipócritas. El domingo una masa recibía entre palmas y vítores a Jesús entrando en Jerusalem a lomos de un pollino, pero poco les costó volver a unirse en masa y pedir su crucifixión cuando Pilatos les preguntó que hacer con él.





