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23.08.09

Los cardenales Segura, Bueno y Amigo en Sevilla

La sede hispalense ha tenido siempre una gran importancia en el catolicismo hispano. Desde San Isidoro hasta ahora, sobre la silla de Sevilla se han sentado personalidades de gran categoría espiritual, intelectual y pastoral.

En los últimos setenta años han regido esa archidiócesis tres cardenales de diferente cuño. Sobre ellos tratamos brevemente.

El cardenal don Pedro Segura, aquel hombre expulsado de España, por el gobierno republicano, por estar y sentir con la monarquía alfonsina, quien lo sacó de ser un cura rural de las Hurdes, cuando el rey visitó aquella comarca extremeña, y lo elevó a ser Primado de Toledo, de donde salió, para volver, tras la Guerra Civil, a presidir el arzobispado sevillano. Son famosas las trifulcas del indómito cardenal hasta con el mismisimo General Franco.

Otro cardenal, de signo distinto, don José Maria Bueno Monreal, buen pastor, querido del pueblo sevillano y partícipe en las sesiones del Concilio Vaticano II, donde dejó su huella de manera singular. En su tiempo fue coronada la Virgen de la Esperanza Macarena, delante del General Franco. Fue un hombre clave en los años de la Transición. La archidiócesis de Sevilla nunca lo ha olvidado.

En el año 1982 llegaba, desde Tánger, el arzobispo fray Carlos Amigo Vallejo, quien se encontró con la primera visita del Papa Juan Pablo II a Sevilla, donde beatificó a Sor Ángela de la Cruz.

Monseñor Amigo Vallejo se encontró con la victoria a nivel nacional del partido socialista que subió al poder en aquel otoño. En Sevilla gobernaba y en toda Andalucia el partido socialista, tras aquel absurdo referendúm sobre la autonomía, que organizó el gobierno central de “ucede” y que perdió como estaba cantado.

Fray Carlos tuvo dos apuestas claves: preparar el pabellón del Vaticano en la Exposición Universal de 1992, nombrando para este asunto a un sacerdote sevillano, don Juan del Rio, hoy arzobispo castrense. Y el nuevo viaje de Juan Pablo II a Sevilla con motivo del Congreso Eucarístico Internacional.

A nivel autonómico monseñor Amigo cedió el palacio de San Telmo a la Junta de Andalucía, a cambio de sustanciosas obras para la dotación de servicios pastorales en Sevilla. Los socialistas cambiaron, rapidamente, el titulo del palacio por uno más laicista: la Casa Rosada, cuyas obras de adecuación siguen coleando.

En el plano de los Obispo del Sur, monseñor Amigo se encontró con un episcopado andaluz mucho mayor en edad que él mismo. Por esto, les ha sobrevivido a todos. Era la época en la que se pretendía dar forma jurídica a la asamblea de los obispos del Sur de España: se creó la oficina de información de los obispos del Sur, que se encomendó a don Juan del Rio, quien alternaba con sus oficios en la Expo 92; se nombró un secretario de la asamblea de obispos andaluces, que cayó en otro cura de Sevilla: don Antonio Hiraldo. Y se completó todo el entramado de los obispos andaluces sobre enseñanza, hospitales y vida religiosa.

Cuando nació Canal Sur radio y tv, en el año 1989, se concordaron los programas religiosos con la Junta de Andalucía y la dirección de los mismos fue encomendada a curas sevillanos, excepto los de la radio andaluza que se nombraron uno de Cadiz y otro de Granada.

Pasaban los consistorios para nombramiento de cardenales y parecía que a monseñor Amigo se le pasaba el tren. Hasta que en 2003, Juan Pablo II lo hizo cardenal. La alegría entre muchos fue inmensa, pues ese honor le faltaba a la sede sevillana.

En el mundo de la religiosidad popular fray Carlos fue llamado por toda Andalucía a predicar novenarios, y a dar conferencias. Algunos obispos locales les molestaba tales viajes por sus diócesis, porque se enteraban por la prensa local.

Monseñor Amigo Vallejo ha publicado muchos libros. Sin tener nunca un obispo auxiliar a su lado, siempre ha tenido tiempo para escribir y ayudar a los lectores de sus obras.

Hoy, 23 de agosto, al cumplir los 75 años, ha presentado su carta de renuncia a la sede episcopal, conforme a derecho.

Antes, a finales de 2008, habia sido nombrado por el Papa don Juan José Asenjo, arzobispo coadjutor con derecho a sucesión de Sevilla, quien tomó posesión de su cargo a primeros de este año. Pero, como le dieron la administración apostólica de la diócesis cordobesa, se ha cobijado en ella, donde era obispo residencial, y ahí permanece a ver si el nuevo Nuncio toma las riendas y Roma decide lo que sea.

Tomás de la Torre Lendínez