Vivir haciendo memoria de Su presencia
Es cosa rara. Cuando observo mis sueños incumplidos noto que el que siempre ha sido mi mayor deseo, que es el de viajar, es el que –cada vez que lo intento o se me ofrece la oportunidad de hacerlo- resulta que la realidad me pone por delante el hecho de que no estoy en posibilidad de alcanzarlo, se me cierra la oportunidad o sencillamente, si viajo, lo hago por corto tiempo (cuando mi deseo es hacerlo por largo tiempo) y, además, con recursos limitados (cuando en realidad lo que quisiera es tenerlos ilimitados)

Ya lo decidí:
El padre Jafet Peytrequin ha de ser un magnífico profesor de teología ya que de una sentada me enseñó de la doctrina lo que me ha servido para -no solo- mi apostolado sino para afirmarme en la fe de forma en que jamás hubiese sospechado posible.
Excelencia reverendísima, no se lo va usted a creer o quizá mi escepticismo sea el que todavía no se lo cree contrario a la enorme certeza que usted siempre ha mostrado sobre estos temas y que todos hemos podido leer en su Magisterio.
Ha sucedido tanto esta semana que todavía no tengo la cabeza suficientemente clara como para hacer un juicio; por el momento, un par de cosas puedo decir:





