InfoCatólica / Deo Omnis Gloria / Categoría: Celebrando la vida

5.06.16

Pan de naranja

No se puede decir que mi vida sea, ni por asomo, la que fue durante toda mi vida y, sin embargo, mentiría si dijera que no existe en ella grandes porciones de bondad, verdad y belleza.

Siendo casera, recojo en mi hogar a adultos quienes, por una u otra razón, no poseen o no están en su casa con sus familias lo que significa que nuestras historias convergen en lo que ha sido para mi lugar de frecuentes y dichosos encuentros de amor filial los que, por cierto, extraño muchísimo.

Compartimos en mayor o menor grado cierto sentido de pérdida o ausencia. 

Al día de hoy, este lugar extraordinariamente hermoso que Dios me ha prestado para vivir, reúne a personas que voluntariamente o no, transitan por la vida en soledad cosa que, ciertamente, incorpora cierto grado de nostalgia a pesar de la camaradería que existe entre nosotros.

Somos personas con nostalgia incorporada, por decirlo de manera graciosa, tal como cualquiera que se sabe peregrino de camino al cielo.  

Tampoco se puede decir que ahora disponga de tiempo como para hacer lo que me gusta tal como pintar cerámica, escribir en este blog o frecuentar el supermercado en el que papá y yo adquiríamos infinidad de productos de los que disfrutábamos tanto.

Sentido de privación y sentimiento de lejanía también están aquí presentes. 

Ayer, como disponía de un dinerito extra, con la excusa de buscar un producto con el que acostumbraba hacer un pastel, me dejé llegar hasta el AutoMercado solo para darme cuenta, con gran decepción, que ya no lo venden; sin embargo, por no partir con las manos vacías me fui a la sección de la panadería buscando algo rico que mi bolsillo pudiera costear.

Allá, en el más lejano rincón, hallé un precioso pan de naranja que he disfrutado con mis inquilinos a quienes he convidado a tomar café.  

Como les digo, de mucho no dispongo pero les aseguro que, indefectiblemente, la gracia se las agencia para que encuentre lo suyo en lo cotidiano tal como es asistir a misa entre semana solo para confirmar una y otra vez el buen párroco que tenemos o, sacar el rato para, entre lo que barro y limpio, sentarme a mirar el paisaje mientras en lo hondo de mi ser mi espíritu retorna a su Fuente con la naturalidad con la que un papalote, después de haber gozado del ajetreo del viento, es atraído hacia su Dueño y Creador.   

Sin lugar a dudas, la vida de los santos, no fue una vida de placer; de hecho, por amor eran movidos a desprenderse de sus afectos y posesiones e –incluso- pedían al Señor sufrimientos pero, estoy segura que -aunque no soy santo de ese calibre- al igual que a ellos, el Espíritu de Dios me agraciará para sobrellevar gozosamente y en paz la carga de nostalgia que llevo incorporada mientras me regocijo en la certeza de que siempre, en el más remoto rincón de la panadería, hallaré para deleite de otros y el mío propio, rebanadas de bondad, verdad y belleza contenidas en lo bueno, bonito y barato de un simple pan de naranja.

 

27.04.16

“Aló, aló… ¿Hablo a Santa Marta?”

- “Aló, aló… ¿Hablo a Santa Marta?”

- “Buenos días. Me llamo Maricruz Tasies y llamo desde Costa Rica. Podría pasarme con el papa Francisco, por favor?”
- “Gracias”
- “Hola! ¿Papa Francisco?”
- “¡Cuánto gusto!”

Si, papa Francisco, sería espectacular que nosotros también, al marcar tu número, desde el otro lado del mundo, nos salieras al teléfono.

Lo cierto es que ninguno de quienes nos hallamos en la periferia, a menos que viviéramos en las calles de la ciudad del Vaticano, tenemos la posibilidad de contactarte tan fácilmente.

El caso es que, ni siquiera mediante un blog podría ser que algún día me leyeras para que conocieras acerca de cómo influyes el mundo en el que vivo.

Quisiera que fuera posible ya que, desde los primeros días de tu pontificado, cuando en redes sociales los catequistas nos vimos en serios problemas para defenderte, explicarte, esclarecerte; te estuve enviando decenas de tweets que nunca obtuvieron respuesta; el caso es que, efectivamente, papa Francisco, estás muy lejano de nuestra realidad pese a que tú, consistentemente, demuestras al mundo entero que, lo “pastoralmente” correcto es aproximarse a los alejados y a los más pequeños, aunque sea vía telefónica.

Te tenemos lejos, papa Francisco, sumamente lejos, inaccesible y por tanto sordo a nuestras alegrías, pesares y preocupaciones generadas no solo en la vida cotidiana sino como efecto de tu pontificado.

Has de saber que aquellos tweets fueron para alertarte acerca de la gran confusión que generaron algunas de tus declaraciones.

Ahora mismo no recuerdo de qué se trató el revuelo pero, ciertamente, nos diste muchísimo trabajo y nos lo sigues dando ya que, pese a que te esfuerzas por dejar claro el contenido pastoral de tus acciones, el mismo nos llega totalmente diluido al punto de que, ni siquiera los más pequeños de tu rebaño, se enteran de lo medular del mensaje; el mismo, queda en su memoria como queda el destello del flash de una cámara fotográfica o la alegre pero pasajera impresión que provoca un truco de magia.

Así es, nos llega tan solo aquél aspecto que el show mediático elige de mayor importancia.

Claro, habría que leerte para enterarse, seguir al papa tan de cerca como –alguien como yo- lo viene haciendo por más de una década; sin embargo, ni siquiera alcanzas a la mayoría de los católicos, tampoco a aquellos que se encuentran en el límite de la periferia debido a que, pese a que tienen su celular con internet, no poseen el hábito de formarse en la fe ni el nivel educativo para utilizar los buscadores con el fin de hallar las noticias y lecturas adecuadas.

De lo anterior y de otras cuestiones deriva el deseo de ponerme en contacto contigo.

Me doy cuenta mientras te escribo que, llamar tu atención con aquellos tweets, fue un acto espontáneo, quizá motivado por tu influencia en el sentido de que, llegado a Santa Marta un papa Latinoamericano, espontáneo, abierto y jovial, sumamente contemporáneo y por lo mismo, actualizado en la tecnología, podría yo -tan ingenuamente- tenerlo tan a mano como tengo a mi laptop, a mi párroco o a mi Arzobispo.

Claro, pero no ha sido así y, ni siquiera pinta que podría jamás llegar a ser posible tenerte tan cercano que pudieras escuchar acerca de mis alegrías, pesares y preocupaciones las que, en su mayoría, al día de hoy, giran en torno a tu pontificado.

Bien. Disculpa que esta conversación parezca un chat. Te dejo por el momento ya que tengo que salir por lo que espero, si te parece, que continuemos esta conversación cualquiera de estos días.

- “Fuerte abrazo, papa Francisco. Que la gracia te ayude a conservarte en gracia. 

- “Si, rezaré por ti; también, la misa".

- “De acuerdo. Bendiciones”

 

6.03.16

Como filigrana

En estos días ni se puede hablar del Bien, la Verdad y la Belleza que la gracia permite descubrir porque aparecen unos calificándolo de buenista u otros apuntando otras “deficiencias”.

Saben qué? Los ignoraré a todos porque, por sobre todo, mi vida narrada en este blog, ha sido a lo largo de los años un testimonio de la gracia por lo que, sin mayor preámbulo, hablaré del tema tantas veces y de la forma en que el Señor me inspire.

No cabe duda de que mi vida al lado de mi padre fue el paraíso. Tenía todo lo que necesitaba y más: cariño, respeto, compañía, dinero, alegría, unidad familiar, etc. Ahora mi vida carece de casi de todo, sin embargo, el Señor ha dado impulso a mi iniciativa para que vaya descubriendo o ayudándole a re-crear aquello de lo que fui temporalmente privada.

La privación ha sido muy buena porque me ha hecho valorar lo que tuve y desear tenerlo de nuevo pero bajo una nuevo concepto y perspectiva: la de la gracia.

Ahora bien, parte de los cambios ejecutados por el Señor en mi constituyen una nueva mirada sobre la realidad de la que hablaré a continuación. 

El domingo pasado, saliendo de misa, saludé a una mis vecinas, señora ya mayor, quien me contó que estaba con temblores, dolores de cabeza y mareos. Le pregunté si se estaba alimentando bien y me dijo que no. Le prometí ayuda y me despedí. El caso es que pasé a la pulpería (así le llamamos a las tiendas de conveniencia) y como venía pensando en ella, apenas entré, sin pensarlo, comenté con los vecinos que allí estaban el caso de la señora.

Uno de ellos, con quien mi madre ayudaba a los pobres, me prometió ayuda. Esa la misma tarde me trajo un enorme pollo, leche y galletas a lo que añadí unas verduras y una botella de carao que es buenísimo para la anemia que sufre la señora. Esto pretendo hacerlo todas las semanas durante el tiempo que el Señor me lo permita. Asumo que me dará los recursos  ya que no sería la primera vez.

Ese mismo día, cuando regresé a la pulpería, tuve que esperar unos minutos a que atendieran a una señora que estaba terminando de contar el testimonio de curación de su hijo. Aparentemente, por el poder de la oración, una grave enfermedad de la que sospechaban los médicos, no salió reflejada en los exámenes. La mamá no cabía en sí de la alegría y daba gloria a Dios. 

De la misma forma, días después, saliendo de nuevo a caminar con mis perros, me encontré con Rosa que salía de casa de su hija recién “mejorada”. La alabé por ser abuela y le pregunté por la salud de su hija y de su nieto. Me contó una verdadera calamidad ya que el nietito nació con problemas en el hígado y los padres han estado durante todo un mes turnándose para cuidarlo en el hospital. Ella venía de dejarle a su hija hecho el almuerzo y la casa limpia para que cuando regresara pudiera descansar.

La maravilla fue escucharla ofreciendo su testimonio del que concluí que el Señor, verdaderamente, cuida de todos, no solo los consolida en el amor, en la generosidad, en la paz sino en la alegría que da la fe y la confianza ya que, la querida Rosa, me contó su historia entre bromas, situaciones tiernas y simpáticas locuras acaecidas dentro de la grave situación.

Asímismo, otro día, me encontré con la madre de una muchacha con dificultad de aprendizaje quien tiene una rodilla que le duele al caminar tras un golpe que sufrió después de una caída.

A Nuria, le ayudé con un campamento juvenil que estaba organizando para su congregación ya que es evangélica y otro día le ayudé con los pasajes del autobús para una cita que tenía en el hospital. Desde el día que le doné las latas de garbanzos ha nacido una amistad de lo más simpática. Me alegró que su mamá estuviera tras ella cuidándola y que se esté viendo su dolor en el Seguro Social debido a mi insistencia.

El papa Francisco habla mucho de salir a las periferias, pues bien, yo cavilaba acerca de cuáles periferias podría yo salir si me quedan tan lejos; pero el caso es que ahora río de mi misma ya que las periferias me las encuentro a diario en cuanto cruzo el portón que me separa de la calle, lo cual me alegra porque también sufro de dolores y caminar muy lejos me jorobaría bastante.

Todo lo anterior únicamente para destacar que, en sintonía con la gracia, es posible hallar el Bien, la Verdad y la Belleza que el Señor construye en nuestra vida como filigrana.

El Seños nos bendiga.

 

 

9.02.16

"Conversaciones con mi párroco"(II) quien ha sido nombrado obispo

Ni una semana duró mi serie “Conversaciones con mi párroco” ya que lo han nombrado obispo.

El revés me produce risa pero también alegría debido a que, finalmente, tendré un obispo que ha sido mi párroco, confesor y director espiritual a quien compartiré con toda una diócesis.

Vaya! En verdad, no es poca cosa! 

El sábado 6 de febrero, día que recibimos la noticia,  escribí en mi biografía de Facebook:

Como es mi párroco, hoy me bañé a las 5:30am para después caminar hasta la casa cural con el fin de saludarlo pero, al abrirme la puerta, me dijeron que estaba en Tilarán, su nueva diócesis. Cuando lo vea le contaré que no bien había salido el sol toqué a su puerta. 

Aunque el domingo 7 de enero, día de las elecciones municipales, escribí de nuevo:

Hoy, yendo a caminar con mis perros me encontré con el nuevo Monseñor Manuel Eugenio Salazar, mi párroco, quien salió a ejercer su derecho al voto muy temprano. 

Me llamó a gritos desde el otro lado de la calle. Al principio no lo reconocí porque andaba puesta una gorra pero,  cuando lo conseguí, crucé de un salto la calle para darle un abrazo.

Dentro de la breve conversación le he pedido una cita para entrevistarlo para InfoCatólica pero también que, por amor a Dios, se esfuerce en pedir al Arzobispo que mande a nuestra parroquia a un cura como él.

Dijo que sería lo primero que hablaría con Monseñor ya que sabía que nuestra parroquia ha sido muy sufrida.

Recemos porque pueda hablarle y que el Arzobispo atienda su petición. 

Y, añado, recemos también por quien será nombrado y por nuestra parroquia, para que acojamos la gracia que nos santifique para mayor gloria de Dios.

De tal manera que esta nueva serie que inicié apenas hace unos días podría tomar un giro diferente del que pretendí al iniciarla. Quizá se llamará “Conversaciones con el obispo que fue mi párroco” o, simplemente, la dejaré tal como está ya que, de todos modos, tendré un nuevo párroco o, en su figura, podré dirigirme a todos en general. 

En fin, sirva esta información para dar a conocer el nombramiento del Presbítero Manuel Eugenio Salazar como nuevo obispo de la diócesis de Tilarán-Guanacaste, Costa Rica.

En algún momento, en los siguiente días, lo entrevistaré (o no) y podremos conocerlo como ser humano y pastor de una porción del rebaño del Señor.

1.01.16

Esto es a lo que llamo ¡tener Esperanza!

En innumerables ocasiones llamó el Señor apóstata a Israel por medio de los profetas.

El Señor me dijo: La apóstata Israel se ha mostrado más justa que la traidora Judá. Ve entonces a gritar estas palabras hacia el Norte: ¡Vuelve, apóstata Israel–oráculo del Señor– y no te mostraré un rostro severo, porque yo soy misericordioso –oráculo del Señor– y no guardo rencor para siempre. Pero reconoce tu culpa, porque te has rebelado contra el Señor, tu Dios, y has prodigado tus favores a los extranjeros, bajo todo árbol frondoso: ¡ustedes no han escuchado mi voz! –oráculo del Señor–. Jr. 3, 11-13

Entre lo dicho por Jeremías  y lo que regularmente leo en el fondo de muchos autores que publican en Infocatólica, yo –que soy más rústica que un felpudo de chapas- no noto diferencia.

Lo cierto es que ninguno de ellos se ha de considerar profeta y que, estrictamente, tampoco lo sea; sin embargo, desde mi punto de vista, encuentro cierto que la gracia los inspira, al igual que a los profetas, para anunciar, advertir y exhortar a la conversión al Pueblo de Dios.

Lo han de hacer debido a que, actualmente, tal como en el Antiguo Testamento, encuentran que muchos católicos se rehúsan a atender la gracia que les haría considerar dos hechos de vital importancia:

a. Dios castiga y, b. todo es gracia.

Si Dios castigó a Israel y, aunque nos resulte brutal el hecho del castigo divino, fue porque Israel apostató una y otra vez por lo que, cada vez, debió pagar las consecuencias.

Podría volver a suceder en nuestro tiempo un acto de castigo divino? Sin ser ningún experto, más bien alguien muy simple e ignorante, me parece que existen grandes probabilidades de que suceda. 

Ahora bien, lo interesante no es solo el hecho de que Dios castiga debido a que necesitamos conversión y, ¡vaya que la necesitamos!; lo interesante es sobre todo el hecho de que, antes, durante y después del reconocimiento de la culpa, ha existido la gracia.

Así es, no hace falta ser un avezado en Sagrada Escritura para darse cuenta que la gracia movió tanto a los profetas a lo suyo como, por ejemplo, a David al arrepentimiento, a la confesión de su culpa y a la enmienda.

La gracia se adelantó a los profetas, se le adelantó a David y también se adelanta cada uno de nosotros para inspirar lo conveniente; en un segundo momento nos mueve a elegirlo para, en un tercer momento, demostrarnos ser fiel compañía en el camino correcto.

Al final, tras todo castigo divino lo crucial es entender que la gracia ha existido siempre con el propósito de auxiliarnos. Hecho que fortalece la Fe, nos mueve a fidelidad y nos colma de Esperanza para, finalmente, hacer de nosotros testigos. 

Ahora bien, este es un punto que quería traer a colación: a ninguno de ustedes se le ocurriría llamar “fariseos” o “desesperados” a los profetas, cierto?; el caso es que no encuentro razón para llamar de la misma forma a ciertos autores de este portal cuando la historia demuestra que la gracia mueve a quienes elige para determinadas tareas.

Es la razón por la que tendríamos que seguir sus anuncios, exhortaciones y advertencias ya que, podríamos estar en medio de uno de esos períodos de la historia en que Dios castiga y, no darnos cuenta por preferir “andar como en las nubes".  

Por andar como en las nubes fue que Nabucodonosor pudo llevar a Babilonia a quienes –ante el anuncio de los profetas- no realizaron un juicio veraz sobre la realidad; muy probablemente debido a que su trabajo intelectual, apostolado, convicciones personales, diversos proyectos comunitarios e iniciativas de todo tipo los mantenían enajenados.

Cuarenta años debieron transcurrir para caer en la cuenta de su torpe elección.

Aunque, ¡Dios sea bendito!, para aquellos y para nosotros, existe la gracia.

Esto es a lo que llamo tener Esperanza.

La que, por ser don divino, es realista.  

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SALUDO DE NUEVO AÑO

Por cierto, una amigo me saludó de Año Nuevo deseándome grandes alegrías para el 2016.

No se si es porque las necesito que me pareció lindísimo el saludo por lo que he decidido compartirlo con ustedes. 


¡Les deseo Grandes Alegrías para el 2016!