El optimismo es propio de un hijo de Dios
Una vez, siendo una joven, tirada sobre la cama ahogada en llanto debido a que me di cuenta que estaba amargada ya que todos mis recuerdos eran casi exclusivamente tristes, tomé la decisión de ver ante todo lo bueno en las personas y los acontecimientos para así poder recordarlos con alegría y que no se conviertieran en lo que habían sido hasta ese momento: causa de desesperanza cuasi desesperación.


La viuda de Sarepta era judía en tierra extranjera. Una viuda lejos de sus parientes con un hijo de poca edad en aquellos tiempos, con pan o sin él, estaba destinada a la muerte. De dónde le pide Elías que le haga un pan primero para él y luego coman ella y su hijo?
Hoy no es un buen día para escribir una entrada a este blog ya que es el día en que no cuento con la ayuda con la que por lo regular cuento para cuidar de mi padre; sin embargo, haré el esfuerzo porque es, justamente, la motivación que necesito para intentar transmitirles una de mis preocupaciones.