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9.04.20

Bendito sea Dios por esta Santa Cuaresma

Soy paciente de alto riesgo y como no dispongo de personas cercanas que, con la frecuencia que requiero, me hagan mandados, los hago yo misma pero con suma prudencia; por ejemplo, solo voy al abastecedor del “chino” a unos 75 metros de mi casa. Llego a la hora en que todavía no hay nadie y está todo limpio. Voy con mi mascarilla.Trato de no tocar nada sino solo aquello que voy a comprar y como llevo el dinero recién lavado, se lo entrego al chino y él me da el cambio el cual echa en la cajita metálica que adopté como monedero. Resulta útil ya que, al llegar, lavo mis manos, lavo los víveres, lavo la bolsa de los mandados, también la cajita con el dinero dentro y ¡listo! ¡Todo desinfectado!

Regresando del “chino” me pasó el otro día y fue que, al caminar, escuchaba un ruido como de alguien que viniese tras de mí a quien, obviamente, hubiese preferido evitar; por lo que volvía la cabeza para ver quien era pero no había nadie. Seguía caminando y, a cada paso que daba, el ruido aparecía de nuevo.  

No le di importancia y estuvo bien ya que, unos pasos más adelante –liberada de la preocupación- recordé que llevaba la cajita con monedas en el bolsillo del pantalón. (Jajá)

Sinceramente, yo no sé para qué (san Juan Pablo II, en Salvifici doloris, me enseñó a preguntar “para qué” en lugar de “por qué”) el Señor me eligió para vivir en este período de la historia, es imposible saberlo; lo único que sé es que, apenas sin darme cuenta, me ha venido preparando y sea por siempre glorificado, que me he dado cuenta desde mucho antes que pasara todo esto.

Muchos, todavía no pasan del “no creérselo” o, de la indiferencia o, del temor; pero no, yo he sido preparada y, saberlo, me hace mucho bien.  Me ayuda a ser realista, lógica, razonable. Algo tiene lo de ser razonable porque da mucha paz, casi siempre. jeje

Me prepararon a perder seres queridos: a papá, a varios amigos, a varias mascotas; me prepararon a vivir con pocos recursos, a estar endeudada, a no tener acceso a la salud pública por algunos períodos, a tener recursos de los que la ley no me permite echar mano todavía, a no tener apoyo familiar para ciertas cuestiones, a verme humillada de muchas maneras, a gozar de poca salud, a sufrir de dolores físicos, a manterme aislada por días, a reconocerme frágil e impotente e, incluso, a convertirme en “el pobre” de alguna pareja de amigos que no dejan de pensar en mí, al punto de que, por ejemplo, sin que se los hubiese  pedido, han pagado mi seguro social de este mes para evitarme la preocupación. Claro y, porque me quieren. Creo yo. Cierto, Kinxo? 

Como dije, no sé para qué estoy viviendo todo esto, lo que sé es que tiene sentido en cuanto, día a día, reconozco que nada puedo sin Dios ya que, desde su mano, desde su regazo, desde su corazón, tengo una más amplia perspectiva, gozo de protección y cuidados que ni imaginaba pudiera obtener pero, también de una secreta y profunda alegría (gozo, más bien, será) ya que, siempre estoy contenta y me río, y todavía más cuando recuerdo tonterías como lo de la cajita con monedas. Así me la paso, gozando (lo sufro también, pero contenta) de todo lo que Dios me presenta. Que es mucho y no siempre gracioso o fácil. 

Esto no es producto de mi imaginación, es real, muy real el amor que Dios tiene por mí y la gracia que Madre María me alcanza y la ayuda que me da San José.

Yo estoy ahí con ellos, viviendo como miembro de la Sagrada Familia, siendo uno más, gozando del vínculo que forja entre nosotros el Espíritu Santo. Es real. (Qué otra cosa podría decir?)

Por reconocerme tan dichosa en medio de tanta tribulación y desgracia es que, pido mucho a Dios que conceda tanto o más de lo mucho que me da a quienes más lo necesitan porque, obviamente, habrá muchísimos que estarán necesitando más que yo. Pido a también a Dios que me ayude a ayudar pero, parece que tampoco en eso se me permite hacer gran cosa, por el momento. 

Comparada con una infinita mayoría, soy una ricachona que incluso, por momentos, abusa, a decir verdad. 

Pido mucho por tantos y pido que, mientras pasa la ira de Dios, logren volcar su corazón en el de Cristo, crean y se arrepientan. Que todos nos arrepintamos y pidamos perdón porque no es tiempo para otra cosa. No lo es.

Bendito sea Dios por esta Santa Cuaresma.

El Señor te bendiga, querido lector.

 

6.04.20

Lunes Santo | 2020 "No hay Dios fuera de ti"

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar. (Ap 11)


Tanto Ben Sirá (Sirácida o Eclesiástico) como Jeremías, mencionan el castigo de los enemigos de Dios.

Sirácida dice: “Como les mostraste tu santidad al castigarnos, muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos; para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti

Dice Jeremías: “Pero tu, Señor, juzgas rectamente, escudriñas las entrañas y el corazón; veré tu venganza contra ellos, porque a ti te he encomendado mi causa”

Más, en Ezequiel encontramos: - “Por mi vida -oráculo del Señor- que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado cambie de conducta y viva

Quiere ésto decir que Dios castiga y lo hace para que vivamos.

Se trata de que se establezca la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios,y la potestad de su Cristo"(Ap 11) no por el castigo en si, sino porque el mismo implica Misericordia. 

Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo” (Jn 17, 3)

Una vez fuimos enemigos de Dios, sin embargo, todavía Dios tiene enemigos que serán castigados.

En su Misericordia, Dios triunfa, en quien acoge la corrección. 



21.03.20

Ningún otro milagro esperarían ver mis ojos

Ni de la peor pesadilla hubiese uno esperado que el mundo se volviera un lugar inseguro para vivir y, peor aún, que –de un día para el otro- cada uno se transformara en un medio por el cual le pudiera llegar a la muerte a otra persona o a sí mismo.

Como quiera que se lo quiera ver o explicar, el caso es que se  nos ha arrebatado el vivir seguros haciendo lo que normalmente hacemos.

Estamos viviendo un proceso de duelo en el cual muchos están todavía en la etapa de negación que es tan solo la primera etapa.

No creerse lo que está pasando y vivir como si no estuviera sucediendo es lo que ha provocado la mayor cantidad de contagios.

Salir de dicha etapa es crucial. Hay que pasar a la siguiente que es la aceptación.

Cuando se acepta la pérdida de alguien o de algo preciado, estamos en mayores posibilidades de actuar sensatamente.

Antes de eso, las actuaciones son insensatas ya que son una reacción meramente emocional, por no decir irracional.

Salir de la irracionalidad es fundamental para detener el avance del contagio con el que, al menos por un tiempo, alejaremos el peligro. 

La racionalidad nos gana tiempo de vida. 

La racionalidad es, sencillamente, ser razonable, utilizar el sentido común y el entendimiento (al que Dios ilumina) para que, alimentado de hechos veraces pueda alcanzar juicios certeros con los que tomar decisiones sensatas.


El virus nos obliga a utilizar la razón.
La razón nos acerca a la verdad.
La verdad nos lleva a Dios.

La racionalidad sirve al cuerpo y al alma. 

Esto es tan cierto como que, el capellán de un hospital italiano, ha dicho que en el hospital ha presenciado grandes conversiones, al ritmo de uno o dos por semana; mayor cantidad de las que podría haber en una parroquia.  

Ante la muerte inminente, algunos, con verdadero arrepentimiento, pedimos perdón a Dios.

Yo rezo para que, si algún bien pudiera arrojar este flagelo y, si algún fruto bueno pudiera tener la tribulación, sea el que muchos se salven. Nos salvemos.

Nada me complacería más que las almas sean santificadas y Dios glorificado. 

Porque nada es más importante.
Es lo único que a Dios le importa.
Para eso ha sido todo este problema en el que, por amor, se ha metido.

Ningún otro milagro esperarían ver mis ojos que a Dios “venciendo el mal a fuerza de bien”


¡Qué grandes son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El insensato no las conoce
y el necio no se da cuenta.

Salmo 92

21.02.20

Cuando Dios no basta (II) Te parece ingenuo lo que digo?

“Hay quienes se han acostumbrado a dejar divagar su mente por el pasado hasta convertirlo en una inagotable fuente de amargura. Ven su juventud como una edad de oro perdida para siempre, lo que les proporciona una reserva inagotable frustración, y sobre todo les hace pensar poco en el presente. Sus suposiciones sobre el futuro son igualmente tristes y sombrías, y eso les facilita encontrar motivos para abandonar la mayoría de los esfuerzos razonables por mejorar las cosas. Son bastante dados al victimismo, a echar la culpa a los demás, o a la sociedad, que malogra todos sus esfuerzos, o a sus amigos o parientes, o a lo que sea, pero casi siempre la solución a sus problemas parece estar fuera de su alcance. Piensan mal de los demás, y se conducen como si leyeran con gran clarividencia los pensamientos ajenos, cuando en realidad aciertan pocas veces (aun así, seguirán considerando ingenuos a los que tengan una visión más positiva de las personas o las situaciones). También muestran una sorprendente capacidad para ver cumplidas sus negras profecías (hacen bastante para que así sea), y en el trato personal son susceptibles e impredecibles, de esos que te dicen algo y es difícil saber si van en broma o en serio, pero lo que es seguro es que después te reprocharán que te tomas en broma las cosas serias o que no tienes ningún sentido del humor.

Todos tenemos contratiempos, todos los días. La clave es cómo reaccionamos ante ellos. De eso depende en buena parte nuestra calidad de vida, y la de quienes nos rodean”.

Alfonso Aquiló Pastrana

Perdón por la cita tan extensa pero sin ella no podré decir lo que diré a continuación.

Dios es real, no una idea o ideal. Es una persona, en realidad, tres.
Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada uno con una función no solo en la historia universal sino personal por lo que, lo primero es dedicar la vida a relacionarse con Dios en sus tres personas ya que cada una tiene algo qué hacer y decir; sobre todo cuando se trata de lo único que a Dios le importa que es tu Redención.
Obra divina que involucra la salud de tu alma pero también física y, en ese ámbito, la salud de tus emociones y, por ende, la corrección de tus pensamientos sobre la realidad.
Porque, es función de Dios, encauzarte hacia lo razonable siendo que en El se concentra toda razonabilidad. No hay quien, en el universo, sea tan razonable como Dios.
Toda su pedagogía entraña el cariño y dedicación más grande que nadie podría dar a tu persona y, siendo que es así, es un gran desperdicio pasar de lejos como si tu inteligencia, tus médicos y terapeutas, tus ejercicios y dieta, bastaran para hallar salud de alma y cuerpo.

La salud verdadera, todo el conjunto de bienes que sabes necesitas y deseas está en Dios; absolutamente todo está en Dios porque El es origen y fin de todas las cosas.
Siendo que es así y que lo atestiguan profetas, patriarcas, santos y hasta la gente común, tendrías que tomártelo en serio y acudir a Dios para todo lo que te hace falta y también agradecer por lo que tienes, que no debe ser poco. 
Tenemos grandes cosas en la Iglesia y, aunque también tengamos grandes cosas que perdonarle, nada tiene mayor peso que el poder y majestad que ella misma contiene ya que es el mismísimo Cuerpo de Cristo, el Hijo de Dios. 
Si Dios tiene en ella su cuerpo y reside en ella su Espíritu, valdría la pena preguntarse qué es lo que buscas fuera de creer, adorar, esperar y amar?
 
Tu vida en Dios no está obligada a ser la de una persona amargada que echa culpas a teólogos y concilios, o de la de una insegura y temerosa que busca profecías para explicarse las cosas, ni de otra seudo- revolucionaria que necesita reformas para considerarse aceptada por Dios y cómoda en su fe. 
A nada de lo anterior te obliga el Bautismo sino solo a una adhesión absoluta e incondicional a la persona de Dios y que constituye la clave para reaccionar ante la angustia y las dificultades que de manera múltiple y variada a diario ofrece la vida. 


Te parece ingenuo lo que digo? Eso es porque el principio y fin de mi Esperanza está en Dios.

                                                                         – O –

Sinceramente, a como dura es la vida, no cambio la ingenuidad por nada ya que para mí es el aspecto jovial y divertido de la razonabilidad de Dios: eso de ver todo color de rosa pero sin dejar de verle (y perdonarle) lo que de color caca tiene, es lo que -cada mañana- me hace despertar contenta. 

19.02.20

Cuando Dios no basta

Un teólogo protestante, miembro de la resistencia contra el nazismo quien, por esa razón, murió ahorcado, dijo:

“La fe se vuelve barata cuando se ofrece como producto de consumo para satisfacer a las masas que buscan un mensaje acomodado a la realidad de sus deseos personales. Cuando se ofrece como espectáculo para un público que desea que se le endulcen los oídos y se le prometa estabilidad para su “Statu Quo” y cuando se promueve la identidad de ser hijo o hija de Dios como una garantía para reclamar las promesas materiales a cambio de una módica suma o transacción monetaria que algunos llaman: “La ley de la siembra y la cosecha”, o el “pacto con Dios.””

Yo dijo que la fe se abarata siempre que se la manipula.

Se la manipula cuando Dios no basta; es decir, cuando no basta el Evangelio, ni la Sagrada Tradición ni el Magisterio. Cuando ni siquiera basta María; lo que ya es mucho decir.
Manipulan la fe aquellos que abierta o solapadamente promueven reformas en la Iglesia al margen del Evangelio, aquellos que no admiten el Concilio Vaticano II ni tampoco al papa actual o a ninguno desde Trento; aquellos  que recurren a profecías no autorizadas para explicarse lo descolocados que nos tiene el papa Francisco y, en general, el mundo.

Qué tienen en común?
Comparten el temor a la realidad que deriva de su desconfianza en Dios.

Dios no basta.
Huyen de la inseguridad y el sufrimiento que imprime la realidad a sus vidas; lo que sería, salvando la distancia, como si Jesús hubiese huido de Getsemaní para refugiarse en alguna secta; a la manera de un proscrito ya que los suyos, obviamente, no lo recibirían. 

Como ven, el temor a la realidad deriva en separación de Dios y de la Iglesia para transformarnos en católicos sectarios que privilegian, por sobre la verdad primaria que es Cristo, verdades secundarias o terciarias en la forma de errores teológicos, interpretaciones doctrinales erróneas e, incluso, auténticas mentiras como serían profecías no autorizadas, etc.

Recuerden, el demonio cree en Dios pero no tiene Esperanza; es el mayor desesperado, el más trastornado de todos y, nos quiere igual debido a que está inconforme con la realidad.
El demonio quiere las cosas a su modo y no al modo de Dios. Desconfía y, en principio, lo hace debido a su falta de humildad y mansedumbre.
Para el demonio es irreversible esta condición; para nosotros no, todavía. 

Tengo personas cercanas que han dado total adhesión a profecías no autorizadas.

Yo digo que, si dichas profecías no fueran una trampa, como almas piadosas que parecen ser, se hubiesen permitido ser movidas por la gracia para consultar con María (la verdadera, no la de las profecías; esa, solo les endulzará el óido) acerca de sus nuevas convicciones. Ella, con todo amor, les hubiese respondido y si se lo pidieran, les obtendría humildad, mansedumbre y confianza.

Me pregunto, cómo vivirían su fe (tantos y tantos que desconfían) si solo de Dios dependieran? Si su vida fuera un humilde y constante lanzarse al fracaso y al olvido, tal como Jesús? (Me atrevo a cuestionarles en este aspecto ya que, para empezar, fui la mayor desconfiada de todos). Que traten de imaginar cómo sería su vida afianzados solo en Dios. Perderían la fe?